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REFUERZO DE LUJO

Alemany-Bucero, dos grandes madridistas al frente del fútbol del Atlético

No hay nadie, nadie, en el fútbol español, en el curioso fútbol español, salpicado de amiguismos, que tenga mejores y más poderosos contactos que Mateu Alemany, que acaba de regresar al mundo de los despachos de la mano de su amigo Miguel Ángel Gil (MAG), que se ha inventado un cargo inexistente para fichar al ejecutivo mallorquín.

Mateu Alemany y Carlos Bucero.

Mateu Alemany y Carlos Bucero. / Agencias

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Dicen que la operación está hecha. MAG, lo niega, cuenta que está en tratos, pero la gente importante, que la hay y mucha, que ama al Atlético tanto o más que Miguel Ángel Gil, su propietario, y Enrique Cerezo, su cinéfilo presidente, cree que la operación está ya firmada y que el fondo de inversión estadounidense Apollo Global Management, con sede en Nueva York, se ha convertido en propietario del club colchonero y que, probablemente, mantengan a los dos carismáticos mandatarios y personajes, por qué no decirlo, del Atlético al frente de la nave durante algún tiempo, tanto a nivel de gestión como de imagen.

Lo que sí parece claro es que mientras se cierra la venta, repito, justo cerrada la venta, el Atlético ¿o es Cerezo? ¿o es MAG? ¿o es Carlos Bucero, director general del área deportiva desde hace dos años? ficha y presenta, en cuestión de horas al mallorquín Mateu Alemany, de 62 años, que lo ha sido todo, todo, todo en el fútbol español, desde dueño, a gerente, pasando por director general, pasando por director deportivo, y es amigo de un montón de poderosos del fútbol español.

Hay demasiado ruido alrededor de este rutilante fichaje por parte de MAG o de los nuevos propietarios yanquis. Y, por descontado, la parroquia colchonera, que compra y admite (casi) todo lo que decide el tándem MAG-Cerezo y acepta, pese a los resultados mínimos, al ‘dios’ Cholo Simeone (¿le gusta el Cholo a la nueva propiedad?, miau, dicen), empieza a tener la mosca detrás de la oreja porque dos auténticos y acérrimos madridistas, seguidores del Real Madrid, sean los máximos responsables, bueno, los responsables, de la parcela deportiva del club rojiblanco.

Nadie, absolutamente nadie, de los que conocen bien, muy bien, hasta demasiado bien, a Mateu Alemany se creen, en Mallorca, que el ejecutivo mallorquín vaya al Atlético a una posición segundona. Todos creen que acabará mandando y mucho, todo, en el área deportiva.

Bucero, que, en teoría, es el jefe de Alemany, que ayer mismo fue presentado a la plantilla y a Diego Simeone, en las instalaciones del Cerro del Espino, en Majadahonda, se ha significado en las redes sociales en multitud de ocasiones como seguidor y enamorado del Real Madrid, llegó a trabajar en el club con Predrag Mijatovic y a las órdenes de Ramón Calderón. Ahora, se acaba de inventar un cargo, una posición, como dicen los modernos, para Alemany, algo así como Director de Fútbol Profesional Masculino. Muy importante el matiz de masculino.

Alemany, todo inteligencia, picardía, método, listeza y sagacidad, se ha cuidado muy mucho de que se sepa que es madridista desde la cuna. Lo es pero, para hacer la carrera que ha hecho, no le interesaba ni mucho ni poco que se supiese que su ilusión era ser alguien (importante) en el Real Madrid de su amiguísimo Florentino Pérez. Y parece que cada vez está más cerca de cumplir su sueño, pues, de momento, ya está aposentado en Madrid.

Tiempo al tiempo

Si algo está claro es que Alemany, que disfruta de una enorme cuenta corriente y vive en uno de los mejores áticos de Palma, desde cuya terraza (casi) se puede lanzar al mar, no cambia su vida por aumentar su ego. No, Alemany no se mueve por ego, se mueve para ser eficaz y, sobre todo, para ser importante para la gente importante. A Alemany le pega eso de que “a mí que no me den, que me pongan donde hay”, que yo ya me lo ganare y demostraré mi eficacia.

No hay nadie, nadie, en todo Mallorca, se trate de exdirigentes del Real Mallorca, compañeros de fatigas de Alemany y, por descontado, gente vinculado al fútbol del más alto nivel, que piense que Alemany acude a la llamada de MAG, uno de sus mejores amigos, un auténtico ‘brother’, para ser el segundo de Bucero. ¡Ni hablar! A Alemany le han prometido algo más gordo o eso es lo que piensan todas las personas que lo conocen bien en Mallorca y que han sido consultados por El Periódico.

Alemany es amigo de todos los poderosos del fútbol, de todos. Es amigo (y tampoco lo oculta) de Florentino Pérez; amiguísimo, mucho, de Javier Tebas; colega de Jaume Roures, cuando Roures era ‘dios’; amigo (aunque no terminó muy bien) de Joan Laporta y ha sonado, no diré que postulado, para un montón de cargos, entre ellos hasta presidente de la Real Federación Española de Fútbol.

Es imposible, repito, imposible que Alemany resucité, a los 62 años, para ser, simplemente, Director de Fútbol Profesional Masculino y/o ayudante de Carlos Bucero. “Yo nunca he entendido”, cuenta una de las fuentes mejor informadas de Mallorca en cuanto al fútbol rojillo se refiere, “por qué Mateu se decantó por el área deportiva para hacer carrera cuando, en lo que es bueno de verdad, muy bueno, es en la gestión del club, pues su visión futbolística deja mucho que desear, aunque él, claro, piense lo contrario".

Muchos piensan en Mallorca que a Bucero le puede ocurrir lo que le sucedió a Alemany cuando ocupaba un puesto destacado en la parcela deportiva del Barça, cuando apareció Deco Laporta o se desenamoró del ejecutivo mallorquín (bueno, aquel amago de irse al Aston Villa, también debió influir) o, simplemente, decidió desplazar a Mateu y quedarse con el portugués, cosa que ahora podría ocurrirle a Bucero, por más autoridad que tenga.

“Cree más en lo que hace que en lo que dice, por eso dice poco. Comparte muy poco, nada, sus ideas. Mateu es muy pragmático, es decir, prioriza lo práctico, lo útil, lo concreto enfocándose en los resultados y la eficiencia en lugar de teorías abstractas. Mateu cree que el camino más sencillo es el más eficaz”, señala un excompañero de club.

Un compañero de colegio de Alemany, también nacido en el 63, elogia sobremanera la sagacidad, la determinación, la intensidad, el convencimiento, que Alemany aplica en todo lo que hace. “Cuando jugábamos a fútbol no era bueno, no, pero le ponía unas ganas tremendas”. Este colega del cole considera que Alemany es poco sociable, poco simpático (“probablemente lo sea con quien le interese, sí, tal vez”), pero “tiene las cosas muy claras y eso es definitivo en la vida y, también, en el negocio del fútbol”.

Aquel sucio asunto

“Cree más en lo que hace que en lo que dice y, tal vez, por eso dice poco”, explica otra persona que ha trabajado con él en la época del Real Mallorca. “Es muy, muy, pragmático, es decir, prioriza lo práctico, lo útil, lo concreto enfocándose en los resultados y la eficiencia en lugar de teorías o ideas abstractas. Mateu cree que el camino más sencillo es el más eficaz y lo practica para no equivocarse. Eso sí, comparte muy poco sus ideas, bueno, no las comparte”.

Muchos, muchos, de los que han sido sus compañeros de viaje en varios de sus trabajos en la isla siguen observando a Mateu Alemany con el rabillo del ojo. Y, por descontado, nadie, nadie, ni siquiera silenciando su nombre quiere hablar de la época más dura y oscura del Real Mallorca, de la era concursal, donde Alemany tuvo un papel importantísimo. Ninguno de los seis consultados por El Periódico para elaborar este trabajo ha querido hablar de lo que ocurrió en aquel desagradable momento rojillo. Nadie.