¿Llamó Guardiola prehistórico a Simeone por jugar con un 5-5?

A nadie le sorprende a estas alturas de la película que Pep Guardiola y Diego Pablo Simeone no sean precisamente amigos. Hablamos de dos entrenadores completamente antagonistas y que en ida de cuartos de final de la Champions mostraron las evidentes diferencias entre sus planteamientos y concepciones de fútbol no sin lanzarse algunos dardos por el camino. El Atlético jugó a la defensiva que les permite llegar con vida al partido de vuelta en el Metropolitano.

Guardiola, adalid del fútbol bonito y de posesión, se quejó del planteamiento rácano de su rival con una reflexión que traerá cola porque parecía llamar anticuado al Atlético de Madrid. "Intuíamos que jugarían 5-3-2, luego ha ajustado y se han puesto 5-5. En la prehistoria, hoy y en cien mil años es muy difícil atacar un 5-5, es que no hay espacios", aseguró un Pep que no estaba nada contento con el planteamiento rival pese a llevarse el triunfo. "Son unos maestros defendiendo todos juntos y es difícil. Hemos conseguido que no corrieran, no hemos concedido ocasiones y hemos tenido paciencia", resumió.

Simeone no vio el mismo partido que Guardiola y aprovechó para sacar el discurso de la humildad del Atlético. "Salen tres jugadores buenos y entran tres mejores. Es un equipo que juega muy bien, que lo logra en base a las grandísimas individualidades que tiene. Da gusto ver jugar al City, la paciencia que tiene para jugar. Con distintas armas, lo dos buscábamos lo mismo".", dijo el argentino sobre su rival.

El Atlético hizo historia en la primera mitad al no conseguir realizar ningún disparo sobre la portería rival siendo el único club que lo ha hecho en 45 minutos desde que se cuentan los disparos en la competición. Los rojiblancos sufrieron en los inicios del partido las subidas de Cancelo obligando a poner como centrocampistas a Griezmann y Joao Félix haciendo una línea perfecta de 5-5 que asfixió al City.

Sólo un chispazo de Foden a los dos minutos de su ingreso en el campo cambió el sino de un partido donde parecía que ninguno quería jugar a nada. El británico se coló con un control orientado en una maraña de piernas del Atlético para asistir a Kevin Bruyne quien cruzó el balón al fondo de las mallas ante la salida de Oblak. Fue quizá la única jugada donde se pudo ver el ADN City en un partido que evocó más a una guerra de trincheras que a un partido de fútbol.

El Atlético tiene motivos para soñar porque su rival se juega este mismo fin de semana el liderato de la Premier League en un duelo directo con el Liverpool. Los rojiblancos saben que tendrán que ser más profundos y presionantes en la vuelta o el City no les dejará oler el balón defendiendo con ella la ventaja del 1-0. Simeone va a tener que jugar a contrapie le guste o no y ahí será cuando Guardiola le esté esperando con más ganas que nunca. ¿Ganará el fútbol moderno del catalán o el prehistórico del argentino?