ENTREVISTA DEL VERANO
SUMMER TALKS
Ramón K-Chopo: "Mi restaurante no es para que Fermín o Lamine Yamal vengan porque no les van a dejar comer"
Ramón Batalla, más conocido por ser el propietario del famoso restaurante 'K-Chopo' de El Prat, repasa en SPORT cómo ha pasado de estar en la ruina a tener un restaurante que se ha convertido en referencia

El mundo del deporte está lleno de historias de superación, de deportistas que se caen, se levantan y que a base de esfuerzo y sacrificio alcanzan el éxito. En nuestra ‘Summer Talks’ de hoy en SPORT, no tenemos un deportista, pero sí alguien que sabe lo que es pasar de estar en la ruina a tener un restaurante de referencia.
Ramón Batalla, bienvenido. Aunque no sé si muchos te conocerán por tu nombre. Quizá si decimos Ramón K-Chopo, seguro que la gente sabe quién eres.
En realidad sí. La verdad es que me llaman ‘Cachopo’ como si fuera un referente. A mí me encanta que me lo digan, aunque luego es verdad que me preguntan cómo me llamaba...
Para quién no te conozca, ¿quién era Ramón Batalla antes de ser el rey del cachopo?
Bueno, el ‘Rey del cachopo’ de la serie no, jaja. Pues una persona normal que tenía un restaurante en el que hacía un menú diario, de fin de semana... Bueno, uno más dentro de lo que es la gastronomía del bar de barrio o de pueblo.
Una aventura que tuvo su momento, pero luego decayó...
Sí, decayó muchísimo. Tuvimos, bueno, un momento de declive y mala gestión. Y la mala gestión se paga...
Pero al final fue el paso previo a K-Chopo. Algo que, por lo que has explicado siempre, más que un restaurante es una historia de vida
Siempre comento que no nos damos cuenta de lo que hemos llegado a hacer y darle valor. Como día a día y estás haciendo tantas cosas, a veces no te paras a decir: ‘Ostras, qué camino llevamos’ o darte cuenta de lo que has llegado a sufrir o padecer para llegar donde estás.
"Yo he llegado a tener la luz pinchada, no me avergüenza decirlo"
Porque fueron épocas muy duras...
Yo he llegado a tener la luz pinchada, no me avergüenza de decirlo. Antes no podía pagar las nóminas o pagaba como podía y no es porque yo fuera ostentoso, porque llevaba ocho años sin hacer vacaciones y estaba de sol a sol. Era por la mala gestión que se hizo en su momento. Se fueron tapando huecos, huecos, huecos y ese hueco se hizo enorme y al final explotó.
Lo que pasa es que cuando uno comete errores no siempre es capaz de darse cuenta de ellos. Tú lo hiciste
Bueno, uno de los problemas es que yo pensaba que yo no era ningún problema. Y el problema principal era yo. Por desconocimiento y no saber gestionar bien las cosas. ¿Y qué hice? Pues echar la culpa a los demás.
¿Y qué cambió para que asumieras esa culpa?
Hasta que te das una hostia y la vida te pone en tu sitio. Hasta que te quedas en la máxima ruina sin saber si vas a poder abrir al día siguiente o no porque no puedes pagar la luz, empleados, proveedores... Me da una vergüenza de la hostia aquello. Pero bueno, al final acabas conviviendo con eso hasta que te das cuenta y haces una catarsis. Un día vino una persona que se dedica a hacer cartas para ayudar a restaurantes y me dio la luz. Cuando me preguntó de que donde era y respondí que asturiano me dijo ‘cachopo y fabada’. Mis palabras fueron ‘Eso es una mierda. Eso no vende.
Y mira ahora...
No había más margen de error, así que me dejé llevar. Me enseñó a hacerlo todo e hicimos una carta en condiciones. El 8 de enero de 2020 cambié de Cal Ramón a K-Chopo y no habían pasado ni dos meses que nos cerraron por la pandemia. Yo dije ‘mira, lo dejo. Esto no puede ser’. Me fui a casa a llorar y estuve unos cuantos días sin salir. Hasta que me llamó Virgi, de otro restaurante del Prat, y nos pusimos a hacer comida para la gente más vulnerable. Sin dejar de pensar en el embolado que tenía.
Cuando pudimos abrir de nuevo, teníamos una cola que era una locura y yo no sabía por qué. Solo había sacado a la señora de cocina del ERTE y ahí estábamos los dos sin parar, porque claro, yo no podía sacar a nadie del ERTE sabiendo que yo no tenía dinero para pagar. Ahí empezó todo. Era una locura. La gente venía solo por el cachopo. Todo el dinero que ganaba era para pagar la deuda, invertir en personal y en maquinaria y en producto para poder elaborar los cachopos.
Nada que ver con lo que tienes ahora, claro
Aquello era arcaico. Ahora tenemos un obrador en el que hay cinco personas haciendo cachopos. También nos hemos metido en otro 'embolado' y les vendemos escalopes de pollo, ternera y cachopos a dos marcas.
¿En qué momento te diste cuenta que habías acertado con el cambio?
Sinceramente, nunca me he creído nada. He ido tirando porque vienes de una de una situación muy negativa y vas haciendo todo lo que crees que es lo correcto. Cachopos, ahora las tartas, y luego esto y lo otro. Y no paras. Y cuesta verlo en perspectiva, pero al final pasas de ser tú y la cocinera que sacaste del ERTE a tener 24 trabajadores. Y eso es un show. Hay que saber gestionarlo, aprender a tener mano y a no gritar a nadie como antiguamente. Porque a veces se me iba la castaña. Y te lo digo como suena porque es así. Tu desconocimiento y la impotencia te hacía pensar de toda la culpa era de los demás y desviabas la atención gritando. Ahora lo gestionas todo de otra manera. El respeto es primordial para el funcionamiento de la de la sala, de la cocina y de todo.
¿Has pasado de liderar a la antigua a un estilo más Guardiola?
Ojalá. Ojalá tuviera el talante que tiene Guardiola. Yo soy autodidacta, me he criado solo y lo he hecho solo. También te digo que en estos años sí que me he formado. He conocido gente, he viajado y me he empapado de todo. Porque por ahí ves muchas cosas que puedes potenciar con lo que tienes y que no haces.
"Hay ‘flashbacks’ que te vienen del pasado que son una putada y yo no quiero volver a eso"
Seguro que a día de hoy tienes 15 proyectos en mente más
Muchas cosas en mente, pero hay que hacerlas. He tenido la oportunidad de meterme en muchos restaurantes en Barcelona y lo he rechazado porque tengo miedo. Vengo de donde vengo y tengo miedo muchas veces de gestionar cosas que yo no pueda controlar o meterme en negocios que no sepa gestionar. Ese concepto de la duda que me frena para tantas cosas, creo que es positivo también. Al final, he pasado por una parte muy mala. Y hostia, ¿yo no quiero volver otra vez a eso, eh? No sé, no quiero. Hay ‘flashbacks’ que te vienen del pasado que son una putada. Y eso no se olvida, pero de ello se aprende.
Hablas de controlar y gestionar lo que tienes ahora: ¿Cómo se hace con una lista de espera de dos meses? ¿Cómo se lleva la presión?
Yo creo que no te haces a la idea, pero al mismo tiempo lo gestionas como si eso hubiera sido normal toda la vida. A mi equipo, que todos menos una persona empezaron a la vez en K-Chopo, les he inculcado lo importante que es el servicio al cliente. Y les pongo siempre el mismo ejemplo. Si un señor lleva dos meses en la lista de espera y viene a comer no puedes tardar una eternidad en servirle la bebida, la comida y el postre o que luego lo quieras largar porque tiene una hora y media para comer. Es una falta de respeto increíble. Pero tengo un equipo increíble y ya sale de ellos también. ¿Por qué? Porque se hacen partícipes del negocio, cobran bien y tienen un buen ambiente de trabajo.
Pasa el tiempo y las listas de espera se mantienen. Será por algo
Si ves en todos los comentarios, tengo un 4’6 de puntuación de unos 5800 o algo así. Eso es un bombazo. En los primeros hay críticas y con razón, porque no había una buena gestión y porque yo me equivoco. Soy humano y pido perdón.
Hoy en día también tienes entre tus clientes personalidades del mundo de la cocina, también influencers, deportistas de élite... ¿Cómo se lleva eso?
Bueno, yo encantadísimo de que vengan. Incluso muchas veces hacen la reserva ellos mismos por la web y luego los veo y les digo: ‘¿Pero qué haces aquí?’. Aquí ha venido el ‘Monaguillo’ porque ha reservado su mujer sin avisar porque no quería molestar ni un trato especial. Ha venido gente que alucinarías: deportistas, jugadores y jugadoras de fútbol, de basket...
También te habrás encontrado casos opuestos, ¿no? Gente que te llame y te diga que quiere una mesa porque es X
Sí, sí, te encuentras de todo. Pero hay que saber estar a la altura en todo momento. Tienes que tener talante para saber gestionar estas cosas. Tú no puedes decirle que no a nada, ni tienes porque decirle que sí de primeras. Hay que explicar bien la situación.
"Mi restaurante no es para que Fermín o Lamine Yamal vengan porque no les van a dejar comer"
¿Alguna anécdota que puedas explicar de algún deportista que haya pasado por K-Chopo?
Bueno, tengo muchas, pero hay cosas que no se pueden explicar, ¿no? (ríe). Esto es como cuando vas al campo o estás en el túnel de vestuarios. No vas a pedir una foto porque te van a decir ‘Este es uno más’. Sin embargo, te llaman por tu nombre. Y quieras o no, ahí es cuando tú empiezas a decir ‘hostia, si este tío se acuerda de mi nombre’.
¿Hay algún deportista con el que se te haya quedado la espinita de que aún no haya ido?
Bueno, hay muchos jugadores que no han venido. De hecho, mi negocio no es para que venga un jugador como como Fermín por ejemplo, que él ha venido, aunque de otra manera. O como Lamine Yamal o Cubarsí porque no le van a dejar comer. No tengo un reservado y muchas veces me lo dicen: “Es que no vamos por esto” y no tienen por qué hacerlo. Otros restaurantes tienen sus reservados y nadie sabe que están allí, es muy distinto. Pero bueno, conocerte, te conocen.
¿No te has planteado hacerlo?
Sí, sí que me lo he planteado. Pero claro, todo cuesta mucho dinero. O sea, hay que invertir, pero claro, no recuperas la rentabilidad de las cosas de un día para otro y cuando inviertes mucho dinero, tienes que ir con pies de plomo. Tengo un gestor que me hace un marcaje al hombre y es como si fuera un padre para mí. Y eso que tanto él como un amigo fueron los que me salvaron, metiéndose en la empresa sin saber si iban a recuperar el dinero o no.
Si por lo que fuera mañana cerrara el K-Chopo, ¿qué te gustaría que se recordara de ti?
No me jodas, jaja. No lo sé. Quizá como alguien que ha puesto todo lo que tenía en su mano para cambiar como persona. Realmente muchas veces no creemos en nosotros mismos y a veces todo lo negativo que has estado arrastrando te hace tener un lastre que minimiza tu potencial. Ahora ves mucha gente que admira lo que haces, pero mañana me seguiré levantando a las 6:30 o 7:00 y a seguir.
Una mentalidad muy deportiva: caerte y volverte a levantar...
La verdad es que ha sido muy duro, pero cada vez que me hacen pensar en lo mal que lo he pasado también me doy cuenta que todo eso negativo lo ha convertido en positivo. No ha sido un camino fácil. Por eso si me tienen que recordar de alguna manera, me quedo con eso de que he podido cambiar para bien.
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