21 de diciembre 2020, Actualizado 01:06h

Tras encadenar varias fases finales discretas y con un elenco privilegiado de delanteros con Messi a la cabeza, el combinado argentino aspira a 'campeonar' 28 años después de México'86

Mundial de Fútbol Brasil 2014

Argentina se encuentra ante el que para muchos es 'su' Mundial. La albiceleste jugará en territorio enemigo y, precisamente, quiere que esa sea una de sus principales bazas para liberarse de toda responsabilidad y asumir su favoritismo con naturalidad.

Encuadrada en un grupo factible junto a Bosnia, Irán y Nigeria, el combinado argentino está obligado a brillar a partir de octavos.

La albiceleste desembarca en Brasil con confianza, después de acabar primera en la fase de clasificación de la zona sudamericana. Las dudas iniciales quedan muy lejos y el combinado, paulatinamente, ha ido ganando en identidad.

Argentina ya es un equipo con mayúsculas aunque sigue manteniendo algunas lagunas que pueden limitar sus prestaciones en algunos partidos. La portería, con Romero sin ritmo competitivo, y la limitada creatividad en el doble pivote son los lunares de un equipo poseedor de una delantera de ensueño.

La productividad goleadora de Argentina está fuera de toda duda, incluso a pesar de la baja de Tévez por decisión técnica. Con Messi como director de orquesta, la albiceleste es capaz de todo.

Sabella ha sabido encuadrar a Leo en un engranaje que le va a las mil maravillas, en el que es protagonista y que le permite ser decisivo cerca del área. Con Higuain por delante y rodeado de otros jugadores de gran nivel como Agüero, Di María o Lavezzi, el '10' tiene todas las armas en su mano para asaltar Brasil con éxito.

Argentina se cimenta en torno a Leo Messi, la gran estrella indiscutible de una delantera con mucha calidad, pero la figura del madridista Di María resulta clave para ofrecer variantes. El 4-2-3-1 utilizado muchas veces por Sabella pude pasar a ser un 4-3-3 de integrarse el 'Fideo' en la medular junto a Mascherano y Gago

Messi afronta en Brasil el último reto que se le resiste en su brillante carrera. La parcela física, el único lunar en el rendimiento actual de un crack superdotado técnicamente

Sabella ha sido una bendición para Argentina. Heredó una caótica selección tras el paso de Maradona y Batista por el banquillo, la dotó de identidad y disparó su autoconfianza