Uruguay 1930
El bicampeón olímpico se corona ante su afición
El éxito que obtuvo el fútbol en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 y la llegada del francés Jules Rimet a la presidencia de la FIFA el año siguiente fueron el impulso necesario para llevar a cabo la creación de un campeonato del mundo. Una decisión acertada si se tiene en cuenta que en los JJOO de París 1924 se llegaron a congregar 50.000 personas en la final del torneo de fútbol entre Suiza y Uruguay.
El auge del fútbol conllevó la llegada del profesionalismo, pero también frenó su desarrollo olímpico, puesto que los Juegos Olímpicos estaban reservados a los deportistas amateurs. Eso provocó que el torneo de fútbol quedara deslucido en Amsterdam 1928. Uruguay volvió a llevarse el oro, pero faltaron algunos de los equipos y jugadores más importantes del momento y el COI decidió prescindir del fútbol de cara a los JJOO de 1932. Rimet decidió entonces acelerar la creación de un torneo independiente, con los mejores equipos y los mejores jugadores, fueran profesionales o no.
Así, en mayo de 1928 se decidió en Amsterdam la celebración de un primer mundial en 1930 y un año después, en el Congreso de Barcelona (18 de mayo de 1929), se acordó que la sede del mismo fuera Uruguay -doble campeona olímpica, que además cumplía el centenario de su fundación ese año-.
Hungría, Italia y España presentaron su candidatura, pero finalmente cedieron el honor de acoger el primer mundial de la historia al país charrúa, que afrontó el doble reto de construir un estadio de lujo para la ocasión y conseguir que acudieran al torneo las mejores selecciones de la época. Si bien consiguieron el primer propósito- el estadio Centenario fue un escenario inmejorable-, el elevado coste y la dificultad del viaje de Europa a Sudamérica -que solo podía efectuarse en barco- dificultó que se desplazaran los principales equipos del Viejo Continente y finalmente solo hubo cuatro representantes europeos: Bélgica, Yugoslavia, Rumanía y Francia (por insistencia del propio Rimet) .