El Girona volvió a demostrar en El Sadar que la realidad de su proyecto no es para nada una casualidad. Los de Míchel sumaron la décima victoria en doce partidos con una remontada de Champions. Un porcentaje de victorias que tan solo Barça, Madrid y Atlético habían sido capaces de conseguir en toda la historia de LaLiga y que demuestran que lo del Girona no es un inicio prometedor, ni mucho menos una racha pasajera.

El Girona gana haciendo disfrutar, gusta a partir de un fútbol vistoso, ofensivo y trepidante, pero ante Osasuna, al igual que lo hiciera con el Celta, también demostró que sabe sufrir y resistir para sacar los partidos menos brillantes. Los de Míchel demostraron que son un señor equipo capaz de manejarse en diferentes registros, algo que ya escenificaron al final de la temporada pasada.

Tras un inicio irregular, a la vez que lógico para un recién ascendido, el Girona terminó luchando hasta la última jornada por un puesto en plazas europeas, cuajando una segunda vuelta maravillosa en la que se convirtió en el ‘matagigantes’, dejando grandes tardes para el recuerdo.

Fue el inicio de una racha que ha llevado al Girona a ser uno de los equipos más en forma de las grandes ligas europeas, coliderando LaLiga junto al Real Madrid, tras haber disputado ya el primer tercio de la temporada.

Un mérito que sube de nivel si tenemos en cuenta que durante el verano se desquebrajó gran parte de la columna vertebral del equipo. Santi Bueno, Oriol Romeu y el ‘Taty’ Castellanos dejaban al Girona obligado a buscar recambios de garantías. Aunque la mayor garantía seguía estando en casa.

Para entender el éxito del Girona hay que buscar en la banda y fijarse en un tal Miguel Ángel Sánchez Muñoz, ‘Michel’, que cien partidos después de su llegada a Girona ha dado un cambio de rumbo al club más allá del aspecto deportivo.

Los jugadores del Girona celebran la victoria ante el Almería en Montilivi

Vistoso, vertical, valiente, atractivo... al Girona se le puede catalogar de muchas maneras, pero por encima de todo, equipo. El bloque construido y comandado por el técnico madrileño desde el banquillo carece de figuras sobresalientes y comanda a partir de un bloque compacto que trabaja con una idea fija y querida por todos.

Talentoso y eficaz en ataque, sólido y constructivo en el medio y valiente desde la defensa, el equipo de Montilivi se ha ganado con todo merecimiento el premio de estar aferrado a la cabeza de LaLiga EA Sports.

Aleix García y Yangel Herrera forman una pareja formidable que dibuja sobre el campo la reconocible y atractiva idea que propone Míchel desde la banda. Un liderazgo al que se le tiene que añadir este año la faceta goleadora.

Los seis tantos que acumulan entre ambos les convierten en la pareja de mediocentros titular más goleadora de LaLiga.

Yangel celebrando el gol del Girona

Pero sin duda, la gran 'explosión' del Girona pasa por la reconversión que el equipo sabe encontrar en los momentos de mayor dificultad en los partidos, algo que le costaba años atrás. Siendo un equipo con gusto por la pelota y con juego de precisión al toque, Míchel ha encontrado en Artem Dovbyk un 'arma secreta' para romper líneas.

El portentoso ariete ucraniano es una vía de escape brutal en momentos de apuro y con balones largos y descargas a los extremos, el Girona ha encontrado en él un nuevo puñal ofensivo. Eso sí, con la indiscutible compañía de Sávio y Tsygankov, que aprovechan con su velocidad y talento la nueva oportunidad que abre el '9' de moda en Montilivi.

Soldados de Míchel

Jugadores que brillan, pero que sobre todo entienden a las mil maravillas la idea de un Míchel que blinda su zona de confort más allá de nombres propios. El claro ejemplo no es otro que Iván Martín, que pese a tener competencia de mucha calidad temporada tras temporada, es un fijo casi insustituible en su once.

Y en la misma línea, la figura de un David López que, junto con las llegadas de Eric García y Daley Blind, buscan la solidez defensiva que tanto echaron en falta la temporada pasada. Un solidez que suma también gracias a las grandes actuaciones de Paulo Gazzaniga.

Y por si fuera poco, el banquillo ofrece variantes de todo tipo en busca de las soluciones necesarias en cualquier momento. Entre ellas, las de la veteranía, con Portu y Stuani ofreciendo diversidad ofensiva de todo tipo.

Portu celebra con sus compañeros el gol de la victoria ante Las Palmas

Juventud y talento con las llegadas de Pablo Torre y John Solís y soluciones defensivas con perfiles distintos en la banda como los de Yan Couto y Arnau Martínez, que abren oportunidades distintas pero de la misma calidad en el lateral.

Todo ello, para formar la combinación perfecta que ha encontrado el momento idóneo para explotar un proyecto trabajado y cuidado con mimo desde los despachos hasta el campo.

Un proyecto que parece que por muchos momentos de la verdad que le vengan, sabe superar una tras otra para seguir demostrando que su realidad no es en absoluto una casualidad. Míchel aseguraba que Pamplona serviría para determinar la realidad del equipo. El resultado, una vez más, de notable para arriba.

Así mismo lo explicaba Míchel en la previa a la vista a Osasuna, donde expresaba que los dos próximos encuentros, a domicilio ante el Osasuna y el Rayo Vallecano, le parecían "partidos de inflexión". Si el Girona suma un mínimo de cuatro puntos "podrá ser un equipo que mire arriba. Estoy convencido, pero será muy difícil", añadió.

Tras el paso por El Sadar, tres de seis. Mejor imposible. Según Míchel, al Girona le basta con sumar un punto en Vallecas para poder cambiar definitivamente los objetivos y centrarse en pelear solo por acabar entre los cuatro primeros.

Eso sí, ni los 28 puntos sumados hasta el momento hacen olvidar el objetivo real. “Hay que llegar lo más rápido posible a los 40 puntos y después ser capaces de fijar algún otro objetivo más ambicioso”. Un prudencia que podría parecer falsa modestia, pero que es el pilar de un proyecto que no deja de crecer a pasos agigantados.

Vallecas será la enésima prueba que deberá superar un Girona que sigue empeñado en seguir soñando en grande.