Dos años de un
drama sin fin

Dos años de un drama
sin fin

Radiografía de un fracaso en el
Al-Hilal y el Santos desde que el ‘craque’ se lesionó en la rodilla izquierda

Texto: Joaquim Piera - Edición: Miki Soria

“Cayó sobre el césped y rompió a llorar.
Sintió que algo grave había sucedido”

La noche del 17 de octubre de 2023, Neymar Jr. jugaba un Uruguay-Brasil, en el mítico estadio Centenario, en Montevideo, de clasificación para el Mundial 2026. Fernando Diniz era el seleccionador interino canarinho, cargo que compaginaba con el de entrenador del Fluminense, porque la CBF, entonces presidida por el ya destituido Ednaldo Rodrigues, esperaba a que Carlo Ancelotti deshojara la margarita en Madrid.

En el minuto 44, con la Seleção perdiendo por 1-0 (acabaría derrotada por 2-0), el ’10’ arrancó en la línea de medios y sufrió una falta táctica de Nico De la Cruz, centrocampista del River Plate que se transferiría al Flamengo a finales de aquel año. Era un lance ordinario de juego.

Ney cayó sobre el césped y rompió a llorar. Sintió que algo grave había sucedido. En la repetición televisiva, se observa que la rodilla de apoyo no le respondió. Las alarmas se encendieron. Dejó el campo en camilla y fue sustituido por Richarlison. El ex del Barça, que tenía 31 años, acababa de sufrir la peor lesión de toda su carrera deportiva. Allí nacía una tragedia, cuyas consecuencias futbolísticas, médicas y físicas se arrastran hasta hoy.

“Rotura del ligamento cruzado anterior con afectación de los dos meniscos”

Las pruebas de imagen corroboraron los peores presagios: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda con afectación de los dos meniscos.

Los días siguientes hubo tensiones con su club, el Al-Hilal, que quería que su estrella se operara en París. El crack no dio el brazo a torcer y se puso en manos del médico de la Seleção, el doctor Rodrigo Lasmar, que era de su más absoluta confianza y que ya lo había intervenido en marzo de aquel mismo año en Doha para reparar los ligamentos del tobillo derecho.

Esta nueva intervención ocurrió en un hospital de Belo Horizonte, el 22 de noviembre de 2023, con la presencia del director médico del Al-Hilal, Juan David Peña. Al término, el galeno brasileño afirmó que la lesión que ha sufrido Neymar es “compleja”, pero que la operación había sido “un éxito”.

Un torpedo al megaproyecto del Al-Hilal

La lesión de rodilla es un mazazo para el crack y para su nuevo club, el Al-Hilal, con el cual se había comprometido en agosto de aquel año. Los 90 millones que pagaron de traspaso al PSG son aún hoy la contratación más elevada de la Saudi Pro League. El brasileño firmó por dos temporadas, hasta el 30 de junio de 2025, y lo cubrieron de petrodólares con unos emolumentos fijos que ascendían a los 300 millones de euros de ficha en ese período, con opción de alcanzar los 400 con bonos. El contrato contaba con todo tipo de privilegios adicionales: vehículos de lujo para él y sus asesores-acompañantes, una mansión

Los 90 millones que pagaron al PSG siguen siendo la contratación más elevada de la Saudi Pro League

Por muchos fuegos artificiales, deportivamente, sin embargo, su ida a Arabia Saudita era la escenificación de su decadencia futbolística. Dejaba París, donde había llegado con la Torre Eiffel con su nombre, por la puerta de atrás y desacreditado. Estaba peleado con Kylian Mbappé, que exigió su salida, y no había logrado sus dos grandes objetivos: ser el mejor del mundo (solo fue tercero en el Balón de Oro de 2017, en el año de su llegada desde el Barça) y conquistar la primera Champions del club, lo que sí lograría Luis Enrique en 2025.

Un reguero de lesiones había salpicado su andadura por la Ligue 1. La última de ellas, con la operación de los ligamentos del tobillo derecho, lo dejó en el dique seco los últimos cuatro meses en París. Por culpa de ello, su última actuación con el PSG, entonces dirigido por Christophe Galtier, acabó siendo el domingo 19 de febrero de 2023, cuando tuvo que retirarse renqueante en el triunfo ante el Lille (4-3) en el Parque de los Príncipes. Ese día formó, por última vez, tridente con Leo Messi y Mbappé.

Cuando se comprometió con el Al-Hilal, estaba en la fase final de su recuperación de la intervención en el tobillo. Su reaparición, para enojo de su nuevo entrenador, el portugués Jorge Jesus, y los dirigentes del Al-Hilal, fue con la Seleção: el 9 de septiembre, en Belém, en la goleada contra Bolivia (5-1), de clasificación para el Mundial 2026, cuando jugó 90 minutos, marcó dos goles y dio una asistencia.

Ney solo pudo jugar nueve veces entre septiembre de 2023 y la trágica noche en Montevideo en octubre: fueron cuatro partidos con Brasil, con dos goles y tres asistencias; y cinco con el Al-Hilal, tres de la Saudi Pro League y dos de la AFC Champions League.

Con su nuevo equipo, jugó, en ese periodo, solo 386 minutos, en los que marcó un solo gol en competición continental, en el triunfo contra el FC Nassaji Mazandaran (0-3), y dio tres asistencias. Ese sería su único tanto con la camiseta celeste del club de Riad.

Una recuperación
‘made in Neymar’

El Neymar que llegó al Al-Hilal es la versión del ‘craque’ desbocado, que ha incorporado en su vida personal y deportiva las extravagancias de un pop star, que va a la suya sin importarle lo más mínimo las consecuencias de sus acciones y que lidia muy mal con cualquier tipo de exigencia profesional.

Y este peligroso cóctel de hábitos adquiridos se reflejó en cómo realizó su larguísima recuperación de un año. Neymar pasó por alto las indicaciones del Al-Hilal. El médico que lo operó, Rodrigo Lasmar, fue quien supervisó los plazos y su evolución. Su fisioterapeuta personal y su preparador físico, que incorporó a su staff propio en su primera etapa en el Santos, trabajaban a diario con él en cualquier rincón del planeta donde fuera. Durante su convalecencia, el crack siguió siendo el centro de las atenciones de la 'canarinha'. Recibió todo el soporte médico e incluso institucional de la CBF.

En un principio, el crack se instaló en su mansión en Mangaratiba, en el litoral sur del estado de Río de Janeiro. A medida que pasaron los meses, desapareció de la primera línea mediática deportiva, pero no de la prensa del corazón y generalista, a causa de sus constantes polémicas y exabruptos en las redes sociales y por su vida personal pintoresca.

Durante su convalecencia, tuvo dos hijas: Mavie, nacida en octubre de 2024 en São Paulo, fruto de la relación estable que aún mantiene con su pareja, la influencer Bruna Biancardi; y Helena, nacida también en São Paulo, el 3 de julio de 2024, a raíz de una traición en un brevísimo affair con la modelo Amanda Kimberlly. El público brasileño lo siguió todo con espanto.

Se creó una desconfianza enorme entre sus compatriotas sobre cuál sería el estado físico del ‘10’ cuando regresara a los terrenos de juego, teniendo en cuenta que Ney siempre declaró que quería estar en el Mundial 2026.

La preocupación radicaba en cómo estaba tomándose el propio protagonista su recuperación, con sus idas y venidas desde Arabia, y su agenda intensa de compromisos sociales y publicitarios, que incluyeron, por ejemplo, algún viaje a Estados Unidos, donde se le vio en un partido de la NBA. Su sobrepeso, que saltaba a la vista, era interpretado como una dejadez de alguien más interesado en el ‘show business’ que en el fútbol.

No fueron pocas las veces que Neymar iba a Riad con su jet privado, y al día siguiente estaba en Barcelona, donde reside desde hace muchos años su primer hijo Davi Lucca con su madre, y, aprovechando el cambio horario, llegaba el día posterior a São Paulo donde participaba por la noche en un torneo de póker profesional.

El desbarajuste era generalizado. En marzo de 2024, el Al-Hilal publicó un video en el que Ney ya tocaba balón. Si las imágenes querían transmitir normalidad, no lo lograron, al menos en el país pentacampeón mundial.

Crisis con Jorge Jesus y adiós a Arabia

El 30 de septiembre de 2024, Neymar celebraba en las redes sociales que había realizado su primer entrenamiento en grupo con el Al-Hilal. Los altos y bajos en su recuperación habían provocado que el conjunto de Riad tuviera que aplazar algunas veces la proyección de su regreso.

Este, finalmente, se produjo el 21 de octubre, un año y cuatro días después de romperse. Era la gran noticia del año, al menos en su país, porque la CBF quería verlo vestido otra vez de 'verdeamarelo', cuanto antes mejor. La ‘canarinha’ atravesaba una grave crisis. Su Copa América 2024 había sido muy decepcionante —cayó en cuartos de final contra Uruguay habiendo ganado un solo partido— y su progresión en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial era muy tortuosa.

Ney reapareció en Abu Dabi, en el partido de la tercera jornada del grupo B de la AFC Champions. El Al-Hilal derrotó al Al-Ain (4-5) en un encuentro loco y sin control. El gran momento para el ‘craque’ se produjo en el minuto 76. Se enfundó la '10' y saltó al terreno de juego del estadio Hazza bin Zayed. Fue un reestreno testimonial. Pocas conclusiones se pudieron sacar sobre su estado de forma y su grado de confianza.

El brasileño tenía una agenda propia a cumplir, que debía desembocar en su regreso a la Seleção en la fecha FIFA de noviembre, cuando el conjunto, entonces dirigido por Dorival Junior, jugaría en Venezuela y, después, en Salvador, ante Uruguay, en partidos de clasificación para el Mundial 2026.

Como no estaba inscrito en la Saudi Pro League por un overbooking de extranjeros, solo tenía dos encuentros de competición continental para ir cogiendo el ritmo de competición. El clima con su técnico, Jorge Jesus, se había deteriorado. Ya no era el mejor de los posibles, porque el carismático entrenador portugués, con el respaldo de la dirección del club, primaba en sus decisiones la competitividad del equipo por encima de otorgar minutos a su estrella. Neymar necesitaba y exigía jugar.

El 4 de noviembre, en partido de la AFC Champions League, en el Kingdom Arena, de Riad, ante los iraníes del Esteghlal (3-0), Ney, que había sido suplente, no pudo terminar el encuentro. Se retiró al cabo de media hora por unas molestias en la parte posterior de la pierna derecha que sintió al intentar dar un sprint.

Era el inicio de un nuevo calvario, que aún persiste, de pequeños contratiempos musculares que le han impedido jugar sin interrupciones el último año. Estaría un mes de baja. Nadie podía preverlo, pero aquel fue su despedida en los terrenos de juego como futbolista del Al-Hilal.

La convivencia entre el crack y su club, que había aguantado innumerables desplantes a lo largo del año que estuvo de baja, era ya insostenible. El hartazgo era mutuo. El brasileño quería irse y el Al-Hilal no estaba dispuesto a seguir curvándose ante todas sus demandas.

En ese mes de noviembre, en Brasil se daba por hecho que ‘o pai do craque’ ya había llegado a un acuerdo con el Santos para formalizar el regreso de su hijo al club donde se había formado como jugador. Sin poder jugar hasta enero, los dos meses finales de 2024 fueron un campo abonado para las especulaciones sobre su futuro. Se habló de la MLS, de ir al Inter Miami con su amigo Leo Messi o a Chicago, el Flamengo, el Santos… e incluso el Barça.

"Neymar ya no puede rendir al nivel al que estamos acostumbrados"
Jorge Jesús

La sentencia de Ney en el Al-Hilal la verbalizó su entrenador, Jorge Jesus, en rueda de prensa en enero de 2025, cuando anunció que no sería inscrito en la Saudi Pro League. "No estará en el equipo, está fuera, no fue inscrito. Esta es una de las mejores ligas del mundo, pero Neymar ya no puede rendir al nivel al que estamos acostumbrados porque, desafortunadamente, las cosas se han vuelto difíciles para él". Era su epitafio.

Estas palabras tendrían consecuencias que irían más allá de su adiós al Al-Hilal. Neymar se sintió traicionado por su entrenador. Se tomaría la venganza meses después, cuando en abril de este año Jorge Jesus había alcanzado un acuerdo con la CBF para ser el nuevo seleccionador brasileño. El crack lo vetó y su entorno participó en la contratación de Carlo Ancelotti.

La etapa del brasileño en Arabia, condicionada por su grave lesión en la rodilla izquierda, fue catastrófica en lo deportivo y, solo para el Al-Hilal, en lo social y financiero. Solo jugó siete partidos con la camiseta celeste. Fueron 431 minutos en los que marcó un gol y dio tres asistencias. La enorme factura que dejó solo es viable pagarla para una competición regada a petrodólares.

"Su marcha es una prueba más de que en Al-Hilal estamos buscando y necesitamos jugadores capaces de ofrecer el máximo rendimiento. Por mucho que Neymar haya contribuido a nuestro éxito de marketing, el rendimiento deportivo es lo primero y aquí hemos llegado a la conclusión de que ya no es capaz de ofrecer lo que esperábamos", afirmó el catalán Esteve Calzada, CEO del club de Riad.

El regreso del hijo pródigo

En enero, de mutuo acuerdo, el Al-Hilal y su crack avanzaron la rescisión del contrato, que tenía vigencia hasta el 30 de junio. Neymar, que perdonó parte de su ficha pendiente, no quería permanecer ni un minuto más en Arabia. Se ponía el punto final a una etapa negra. Su nuevo destino era el Santos.

El Peixe, necesitado de un golpe de efecto tras transitar en 2024 por primera vez en su historia en la Serie B del Brasileirão, recibió a Neymar Jr. en febrero como al hijo pródigo que regresa a su casa. Todo fue alegría. Nada de reproches.

Ney, su padre, prefirieron firmar un contrato corto de tan solo cinco meses que expiraba el 30 de junio. Sin embargo, desde el día de su llegada a la Vila Belmiro, existía el convencimiento generalizado de que el club que presidía Marcelo Teixeira lo convencería para renovar y alargar su estancia hasta junio de 2026, cuando tendría que disputar el último Mundial de su carrera. Cracks como Ronaldo Nazário o Romário se lo han recomendado públicamente. De momento, su etapa en Santos se ha extendido hasta finales de diciembre.

El proyecto de Neymar era utilizar el club donde se formó, en un ambiente favorable, para catapultar su carrera en dirección a nuevos destinos, y todo apunta a que seguiría los pasos de Leo Messi para irse a la MLS.

Con 33 años, necesitaba jugar con asiduidad, porque aún pagaba las consecuencias de la inactividad de la peor lesión de su vida.

El ’10’ ha ido clarísimamente de más a menos. Toda la euforia que despertó su regreso al fútbol brasileño se ha disipado. Han pasado los meses, va camino de los nueve en Santos y aún no ha sido capaz de recuperar el tono, el ritmo, las sensaciones, la confianza y el nivel que exhibió en su etapa en el PSG.

Sus registros no son para nada extraordinarios, así como su rendimiento: . El contestado Guilherme, un delantero de 30 años muy criticado por la ‘torcida’ santista, lleva 14 tantos y 5 pases de gol en 36 actuaciones.

Nuevamente, Neymar no logra cumplir sus metas particulares. Se cumplen dos años de su grave lesión en la rodilla izquierda y sigue sin haber logrado regresar a la Seleção. No lo consiguió en marzo, con Dorival Júnior, que acabaría siendo destituido tras la debacle en el Monumental de Buenos Aires. Y tampoco en las tres convocatorias que ya ha dado Carlo Ancelotti, que ha sido muy claro sobre su futuro. Carletto cuenta con él, pero pone una condición que es pública: siempre que recupere su condición física. Van pasando las fechas FIFA y se va posponiendo su vuelta a la ‘canarinha’, que ahora solo puede ser efectiva en marzo del próximo año, muy cerca ya del Mundial.

Hay un desencanto producido por la incapacidad física de Ney en jugar sin lesionarse y alcanzar una regularidad; y por su actitud prepotente e indulgente. Los percances musculares lo están castigando. Ya lleva tres lesiones desde marzo.

La primera fue en un partido del Campeonato Paulista, en el que se quejó de dolor en el muslo posterior de la pierna izquierda. Se le detectó un edema. Se perdió la fase decisiva del principal torneo regional del país, el inicio del Brasileirão y la fecha FIFA de marzo.

Recuperado tras un mes, en su segundo partido, en abril, salió llorando de la Vila Belmiro, donde solo pudo aguantar 34 minutos contra el Atlético Mineiro. Se le diagnosticó una lesión en el músculo semimembranoso de la misma pierna izquierda. Estuvo otro mes de baja. Solo reapareció a finales de mayo, por lo que Ancelotti, en su debut con Brasil, optó por no llevarlo para los encuentros contra Ecuador y Paraguay de clasificación para el Mundial.

Después del parón en Brasil por el Mundial de Clubes de la FIFA, el ’10’ logró encadenar nueve de los diez partidos del Santos, incluyendo la histórica derrota por 0-6 en el estadio del Morumbí, en São Paulo, contra el Vasco da Gama, de Philippe Coutinho. Hasta que, el jueves 18 de septiembre, cayó lesionado en un entrenamiento. Se le diagnosticó una ruptura en el recto femoral del cuádriceps, en la región frontal del muslo derecho. Puede llegar a estar hasta ocho semanas de baja. Regresaría para jugar la recta final del Brasileirão, donde su equipo está inmerso en la lucha por la permanencia.

Neymar va camino de los tres meses de baja en el Santos, donde ya ha tenido tres entrenadores. La temporada no es buena ni personal ni colectivamente. La vigencia de su contrato se extiende a finales de diciembre. Sigue siendo noticia más por su agitada vida fuera del campo que por su rendimiento.

Hay muchos rumores que coinciden en señalar que su día a día es desordenado, aunque siga viviendo en pareja con la influencer Bruna Biancardi y que en julio nació la segunda hija de la pareja, llamada Mel (el cuarto vástago del crack).

Quien se atrevió a verbalizarlo fue, semanas atrás, el influencer Rodolfo Gomes, que en una ‘live’ expuso que el crack “es viciado en whisky con energéticos, en fumar narguilé (pipas de agua) y duerme a las cuatro o cinco de la mañana”. El ‘craque’ y una de las empresas de su padre anunciaron que demandarían al comunicador judicialmente.

Los interrogantes siguen abiertos para un Neymar Jr. con 33 años, incorregible, con su mentalidad de ‘Peter Pan’. Sigue en el pozo. Y, cada vez más, son menos los ‘torcedores’ que creen en su recuperación física y  mental para jugar un fútbol de alta exigencia e intensidad, imprescindible para intentar ganar un Mundial.