DEMBÉLÉ
El Balón de Oro que comía
hamburguesas y pizzas
DEMBÉLÉ
EL BALÓN DE ORO QUE COMÍA HAMBURGUESAS Y PIZZAS
Texto y edición: Àlex Calaff, Alguer Tulleuda - Gráficos: Àlex Calaff -
Fotografía: Agencias
La de Ousmane Dembélé es la historia de una redención. Es el relato de cómo un joven desordenado, demasiado propenso a los malos hábitos como para ser futbolista de élite, ha olvidado un pasado oscuro para ser, simplemente, el mejor de todos.
Y cómo no recordar este lunes, un día que nunca olvidará el francés con la conquista del Balón de Oro, que aquel niño que llegó a Barcelona quedándose hasta tarde jugando a la consola es reconocido hoy como el futbolista más determinante del planeta. Ese chico que era un habitual pagando multas por llegar tarde a los entrenamientos, que traía a todos los médicos de cabeza por sus malos hábitos alimenticios... ha conseguido convertirse finalmente en un ejemplo de profesionalidad en París. Un líder que no discute esfuerzos. Y que ahora es recompensado.
Conseguir el Balón de Oro no es solamente un reconocimiento deportivo para Dembélé. Es un galardón a la constancia, a quienes trabajan sin cesar para cumplir sus objetivos, a los que no negocian no darlo todo para conseguir el premio final. Algo impensable para el francés hace unos años, pero que ahora abandera como forma de vida.
Porque muchos confiaron en el 'Mosquito' a lo largo de su carrera, pero el paso más importante dado por el francés ha sido el de creer en sí mismo. Y una vez hecho, el resultado ha sido evidente. Hoy, Ousmane Dembélé es el nuevo Balón de Oro.
Ousmane Dembélé nació el 15 de mayo de 1997 en Vernon, pero fue en las calles de Évreux donde comenzó a escribir su propia historia. Hijo de padre maliense y madre senegalesa-mauritana, creció en el barrio de La Madeleine, una zona humilde, marcada por la fuerte presencia de familias inmigrantes y los disturbios sociales en busca de condiciones de vida más dignas. Allí, en uno de los rincones más olvidados de Francia, comenzó a gestarse un talento desbordante.
El balón fue su primer refugio. Iba con él a todas partes, como si fuera una extensión de su cuerpo. “Su madre me explicó que desde que era un niño caminaba siempre con un balón en el pie, fueran donde fueran. Cuando se lo quitaban, se ponía a llorar”, recordaba su primer entrenador, Ahmed Wahbi.
Ousmane Dembélé, junto a su madre Fatimata / Fuente: Instagram.
En ese caos de adoquines, charcos y obstáculos inesperados, Dembélé aprendió a moverse como pocos. Su técnica no se forjó en academias de élite, sino esquivando bordillos, coches mal aparcados y rivales mayores que él. Tenía apenas seis años cuando Wahbi lo vio por primera vez. “Le ofrecí venir al club donde yo entrenaba, el ALM Évreux. Lo primero que me preguntó fue si habría uniforme... y si habría árbitro”, contaba entre risas.
Ousmane Dembélé, cuando era un niño en el equipo de fútbol sala. / Fuente: 'X'.
Era 2009 y Ousmane ya deslumbraba en el fútbol sala con una naturalidad pasmosa. Tenía algo distinto, magnético. Su talento precoz no tardó en hacer ruido más allá del barrio. Con solo 13 años, empezó a despertar el interés de clubes muy importantes de todo el país.
Antes de firmar por el Rennes, Ousmane Dembélé descolgó el teléfono en plena madrugada. Tenía que hacer una llamada clave para decidir su futuro. Acudió a una persona de plena confianza que vivía en el mismo edificio que su familia y compartía clase con el hermano de Ousmane.
El Rennes le ofrecía una formación de élite —bastaba con ver las oportunidades que daban a los jóvenes en el primer equipo—, pero había otras tres opciones sobre la mesa: Caen, Le Havre y PSG. No podía permitirse un paso en falso.
Ousmane Dembélé, durante su etapa en el Rennes. / Fuente: Agencias.
Eligió el equipo de la Bretaña. Su madre Fatimata -uno de sus pilares vitales-, su hermano y sus dos hermanas se mudaron con él. El joven Dembélé empezaba a dejar el barrio atrás para impulsar a su familia y convertirse en uno de los mejores futbolistas del mundo.
Tras cinco años en las inferiores del Rennes -y también de la selección francesa-, Dembélé ya estaba listo para para dar el salto al primer equipo. Pero un malentendido con el club estuvo a punto de echarlo todo por tierra. Era 2015 cuando Philippe Montanier lo convocó para la pretemporada con los mayores, pero aún no había una oferta profesional sobre la mesa. El extremo rechazó la primera propuesta del Rennes y llegó incluso a plantearse su salida.
Ousmane Dembélé maravilló al mundo en el Rennes. / Fuente: Agencias.
Pese al interés del RB Salzburgo y el Benfica, acabó firmando su primer contrato profesional con el Rennes. Solo necesitó una temporada para desatar el interés de media Europa.
Se convirtió en titular indiscutible con Montanier y siguió brillando tras su destitución, ya bajo las órdenes de Rolland Courbis. Sus compañeros alucinaban con él.
"Nunca vi en mi vida a un tipo tan talentoso"
Ousmane Dembélé celebra un gol con Quintero en el Rennes. / Fuente: Ouest Médias.
El 6 de marzo de 2016 logró el primer hat-trick de su carrera y dio la victoria al Rennes en un derbi frente al FC Nantes. Ese día, ojeadores del Barça estaban en la grada. Dembélé se acababa de inscribir en la lista de los mejores del mundo y tenía ganas de comerse el mundo.
Con apenas 18 años, Ousmane Dembélé desembarcó en Dortmund. Elegido Jugador Joven del Año en la Ligue 1, afrontaba el enorme reto de sustituir a una figura como Henrikh Mkhitaryan. Había despertado el interés de varios gigantes europeos -incluido el campeón inglés, el Leicester City-, pero eligió Alemania como trampolín para su carrera. Y vaya si lo fue.
El 12 de mayo de 2016, el Rennes y el Borussia Dortmund confirmaron su traspaso. Firmó por cinco temporadas con el club alemán, que desembolsó 35 millones de euros por él. Era su primera gran oportunidad tras despuntar en Francia.
Ousmane Dembélé, durante su etapa en Dortmund. / Fuente: Agencias.
Desde el primer momento, Dembélé dejó claro que no era un fichaje más. En su cuarto partido en la Bundesliga ya marcó su primer gol, y cerró la temporada con cifras imponentes. Su velocidad, su descaro y su condición de ambidiestro lo convertían en un espectáculo cada vez que tocaba el balón. Para el recuerdo, su sociedad eléctrica con Aubameyang, que, impulsado por el talento del francés, terminó como máximo goleador de la Bundesliga por delante de Lewandowski.
El Dortmund acabó tercero en liga, llegó a cuartos de Champions y conquistó la Copa de Alemania. “Ousmane era uno de los jugadores más increíbles que he visto. Su talento era innato. Solo fue un año, pero podría haberme pasado el día viendo sus habilidades”, recordaba Thomas Tuchel, su entrenador en aquel entonces.
"Dembéle es genial, pero está un poco loco. Tuvimos discusiones muy serias"
Como recordaba Tuchel. los 'borussers' disrutaron de una 'maravilla' de una sola temporada, pero también tuvieron que lidiar con algunas de sus malas decisiones fuera del campo. Dembélé, que dejó un buen recuerdo en Dortmund en lo deportivo, no salió precisamente por la puerta grande rumbo a Barcelona. Eso sí, dejó un auténtico pastizal en las arcas del Signal Iduna Park.
Dembélé celebra un gol con Aubameyang en Dortmund. / Fuente: Agencias.
"Tiene una personalidad aún de niño. Y eso le hace ser muy valiente. Siendo así, ya se ve que tiene cosas. Pues imagina cuando empiece a coger una cierta estabilidad, un poco de entender el juego… Eso le hará ser un grandísimo jugador”, explicaba Marc Bartra a SPORT en 2018 sobre el Dembélé que conoció en Dortmund. Llegaba el momento de brillar en el Camp Nou.
Marc Bartra señaló con mucho acierto por qué el Barça fichó a Dembélé. Lo hizo pensando en el futuro, en lo que podía llegar a ser, en el potencial, no tanto en lo que era. El francés llegó a Barcelona con la misión de aprender a usar su talento innato de manera regular. También para dar un paso adelante a nivel personal.
"Es una caja repleta de herramientas, pero tiene que aprender a usarlas"
“Cuando supe que venía, lo primero que pensé es que habría que tener mucha paciencia. Es un gran jugador, con mucho talento y desequilibrio, pero que había que tener paciencia porque adaptarse al Barça no es nada fácil…”, explicaba Bartra a SPORT.
Osumane Dembélé, durante un partido con el FC Barcelona. / Fuente: Agencias.
El Barça tuvo paciencia, mucha. Pero la historia no estaba destinada a funcionar. Dembélé era impredecible para los rivales y también para sus propios compañeros y entrenadores. Capaz de lo mejor y de lo peor, podía levantar del sofá al más incrédulo o desesperar a quienes más confiaban en él con acciones tan brillantes como incomprensibles.
Ousmane Dembélé bromea con uno de nuestros fotógrafos, Valentí Enrich. / Fuente: Valentí Enrich.
“Tiene momentos que pierde el balón y al final llega, y tampoco sabes cuándo te va a tirar la pared o dónde tirársela. A veces sale a la contra, veo a Leo detrás mío y nos decimos: a este ya no lo agarramos”, relataba Luis Suárez en una entrevista con SPORT.
"Algunas pérdidas son estúpidas. En el Barça no se perdona"
A veces perdido en el juego posicional del Barça, Dembélé se veía asfixiado por un corsé táctico que le anulaba los espacios que tanto necesitaba para marcar diferencias. El galo siempre jugaba a su manera, un partido propio que a veces se pagaba con imprecisiones que podían salir caras.
Las lesiones, un drama en Barcelona
Las lesiones no tardaron en truncar su paso por el Barça. Libre de problemas físicos en Rennes y Dortmund, en el Camp Nou le tocó pasarlo mal. Lo explicó el propio Dembélé en una entrevista a SPORT: "Los inicios fueron muy difíciles, los tres primeros años sobre todo. Con las lesiones, los partidos, un día bien y otro mal. Creo que es la vida, en 2017 tenía 20 años. Tenía que aprender mucho, llevaba apenas un año y medio en el fútbol profesional con Rennes y Dortmund. Era muy joven y ahora me noto más maduro, más tranquilo".
Ousmane Dembélé tuvo muchas lesiones en su paso por el Barça. / Fuente: Agencias.
El francés empezó a cambiar sus hábitos con la llegada de Ronald Koeman, pero fue con Xavi Hernández donde hizo el 'clic' en su carrera, cuando lo involucró de verdad en el vestuario.
"Su capacidad para el uno contra uno la tienen pocos futbolistas"
Cuidando más su alimentación y descanso, Dembélé comenzó a mejorar su rendimiento sobre el campo. Quienes mejor le conocen aseguran que casarse con su mujer Rima, en Marruecos en diciembre de 2021, fue un impulso clave para alcanzar su mejor versión.
Imagen de la boda de Ousmane Dembélé en Marruecos, en 2021. / Fuente: 'X'.
Una boda musulmana que pilló por sorpresa a muchos, incluso compañeros, que ni sabían que tenía pareja. Poco tiempo después, fue padre. Unas últimas dos temporadas en Barcelona en las que realmente empezaron los cambios que ahora han dado sus frutos en París. Sus cifras como culé, muy mejorables.
La confianza de Xavi tampoco fue suficiente para destacar en el Barça tras seis temporadas de inconsistencia y destellos que no pasaron de promesas incumplidas, promesas que Luis Enrique ha cumplido en menos de dos temporadas.
"Con Ousmane no tuvimos la paciencia necesaria"
Si alguien entiende bien el paso de Dembélé por el Barça, ese es Robert Fernández. En sus días de director deportivo azulgrana, Robert apostó fuerte por el francés; se llevó críticas, muchas desmedidas, aunque nada iba a cambiar su manera de entender al futbolista... ni tampoco de todo el potencial que atesoraba.
En una reveladora entrevista a SPORT el pasado mes de mayo, Robert pareció dar con la clave: "Con Ousmane no tuvimos la paciencia necesaria. Pero nadie. Ni vosotros, la prensa, ni nosotros tampoco", analizó. "Sinceramente, creo que maltratamos mucho a este jugador".
Y no solamente en lo deportivo se malentendió a Dembélé, también fuera de los terrenos de juego: "Me decían personalmente que no era muy profesional y eso no era verdad. Era un magnífico profesional", desveló. "No bebía y decían que bebía. Decían que llevaba mala vida y era mentira. Le hizo mucho daño, yo creo que lo desequilibró. Es un tío con mucha personalidad, porque después de lo que pasó, fue capaz de triunfar en el Barça. Su final fue bueno, con el apoyo de Xavi".
Su salida del club azulgrana fue agridulce, más todavía tras saber en qué se iba a convertir el francés en un futuro no tan lejano. El regusto es amargo de saber que en Barcelona no se pudo aprovechar todo el potencial del futbolista, que como se ha visto ahora era enorme, aunque tampoco fue porque en el club azulgrana no le brindaran oportunidades. A veces, en el fútbol suceden este tipo de cosas...
Cuando el Barça fichó a Dembélé, firmó un proyecto de Balón de Oro. Ocho años después, ha conseguido levantar ese prestigioso galardón. ¿Qué ha cambiado para que ahora sea el líder en el Parque de los Príncipes? A veces, no hay una razón concreta que explique un gran salto. En el caso de Dembélé, además de una maduración imprescindible -ahora está en la mejor edad competitiva para un futbolista, con 28 años- ha sido la suma de muchos factores. Ya saben, caer y no dejar de levantarse.
Al ‘Mosquito’ nunca le ha faltado confianza para ser determinante. Tampoco al aterrizar en París, cuando el PSG pagó 50 millones de euros por él en agosto de 2023. Sin embargo, no le importó jugar a la sombra de Kylian Mbappé. Su primer año fue de ‘reconocimiento’: captar sensaciones y adaptarse de nuevo a Francia. El reto era mayúsculo. Impactar en el PSG, para un parisino, es algo indescriptible.
La salida de Mbappé al Real Madrid le ha sentado de maravilla. / Fuente: Agencias.
El verano pasado le llegó su momento. Mbappé ponía rumbo al Madrid y Luis Enrique le dejó bien claro que, sin el de Bondy en el equipo, necesitaba más goles suyos, además de su gran cantidad de asistencias. Le pedía ser más egoísta, tener más confianza y liderazgo. Querer atraer los focos. El mensaje del staff siempre había sido que es un futbolista de Balón de Oro, pero era el momento de demostrarlo.
Y así se ha convertido en la estrella, sin ser el segundo de nadie. Físicamente está perfecto, sin lesiones, y SPORT ha confirmado que se cuida igual que en sus últimos dos años en Barcelona: con entrenador personal, ejercicios de prevención y control estricto de su alimentación. La vida de padre le ha sentado fenomenal.
"Los que conocemos a Ousmane, no nos sorprende para nada"
Evidentemente, el paso adelante de Dembélé también responde a un cambio táctico. Sin Mbappé, el galo tiene más libertad para moverse por el campo, pero sin el libertinaje que caracterizaba al actual jugador del Madrid, que implicaba un cierto descontrol para Luis Enrique a la hora de preparar situaciones concretas.
Osumane Dembélé celebra un gol en Champions contra el Arsenal. / Fuente: Agencias.
Hace dos temporadas, Dembélé jugaba principalmente pegado a la derecha. Ahora actúa como falso nueve, por dentro, donde toca más balón y participa activamente en la construcción de jugadas, pero cerca del área, aumentando sus oportunidades de remate.
"De 'falso 9' tengo menos distancia a la portería. Hay goles en los que solo acelero"
El resultado del ajuste táctico es sensacional. El PSG disfruta de la mejor versión posible de un Dembélé que nunca ha sido tan determinante en su carrera.
A pesar de su apariencia discreta, Dembélé tiene carácter. Lo demostró en Rennes, Dortmund y Barcelona. En septiembre, tras la victoria por 3-1 ante el Rennes, un intercambio acalorado con Luis Enrique derivó en su desconvocatoria para un duelo de Champions contra el Arsenal en fase de grupos. "Cuando un jugador no cumple con sus obligaciones, este es el tipo de cosas que pueden pasar", argumentó el asturiano.
Dembélé y Luis Enrique tienen una gran relación. / Fuente: Agencias.
Pese a ello, la relación entre ambos es excelente. "Lo mejor que hice fue no ponerlo a jugar en Londres contra el Arsenal, aunque recibí muchas críticas. Fue mi mejor decisión del año. Él hizo el resto", reconoció Luis Enrique más adelante.
Aquel niño que lloraba cuando le quitaban el balón en las pobres calles de La Madeleine es desde este lunes todo un ganador del Balón de Oro. Las vueltas que da la vida. Ousmane Dembélé es la muestra perfecta de que nunca es tarde para conseguir la mejor versión de uno mismo.
