el doble juego del athletic con las cláusulas

el doble juego del athletic con las cláusulas

Texto: Iker Lloveras, Dídac Peyret - Edición: Miki Soria

Jesús Areso se ha convertido en el gran nombre del mercado del Athletic Club en las últimas semanas. La operación, zanjada tras el pago del valor de la cláusula de los 12 millones de euros a Club Atlético Osasuna, ha despertado mucha polémica entre los aficionados rojillos por una rivalidad que sigue al rojo vivo. Braulio Vázquez, director deportivo de Osasuna, finalmente pudo cerrar una venta pantanosa tras mantenerse firme en su postura de no negociar ni un euro del valor de la cláusula: Areso (nacido en Cascante, un pueblo de 4.000 habitantes de Navarra) se ha convertido en el segundo traspaso más caro de la historia del club, sólo por detrás de los 13 millones que pagó el Atlético de Madrid para llevarse a Raúl García en 2007. De nuevo, cláusula mediante para cambiar Pamplona por Bilbao. "El Club Atlético Osasuna y el Athletic Club han alcanzado un acuerdo para el traspaso del futbolista Jesús Areso por el importe íntegro de la cláusula de rescisión, que asciende a 12.000.000 euros. La operación no incluye variables ni cantidades adicionales a esos 12 millones fijos acordados en forma de traspaso", dice el comunicado de Osasuna.

Como de costumbre, cuando el Athletic Club activa la cláusula para llevarse a un jugador de Osasuna formado en Tajonar siempre afloran los sentimentalismos. Y más en el caso específico de Areso, un jugador que llegó en 2012 a Osasuna en etapa infantil y ya recaló en su día en el Athletic tras el pago de la cláusula de 450.000 euros para incorporarle al equipo filial cinco años más tarde. En su momento, esta operación provocó que el club rojillo rompiera relaciones con el club vasco por "abusar de su potencial económico". Durante su primera etapa en Lezama, el de Cascante no llegó a debutar con el primer equipo por falta de sintonía con Garitano: el jugador rechazó la propuesta de renovación del Athletic, argumentando que tenía mejores condiciones en Osasuna y que no se sentía valorado. En consecuencia, fue apartado del primer equipo y relegado definitivamente al filial durante toda la temporada 2020‑21, donde no jugó ni un solo minuto. En mayo de 2021, tras no renovar y estar fuera del primer equipo, regresó a Osasuna como agente libre. Cuatro años después, vuelve a Bilbao. Es el enésimo golpe de talonario que ejecuta el Athletic para reclutar talento de la zona y arrasar con todos los clubes vecinos. Ahora bien, cuando un club más grande viene a pagar la cláusula de su mejor jugador se llevan las manos a la cabeza.

EL ATHLETIC CRITICÓ LA FORMA DE ACTUAR DEL BARÇA CON NICO WILLIAMS ANTES DE SU RENOVACIÓN... OBVIANDO TODAS LAS VECES QUE EL CLUB BILBAÍNO HA PAGADO UNA CLÁUSULA DE RESCISIÓN

la lista de la discordia

La lista de cláusulas ejecutadas por el Athletic Club es larga, pero estos que destacamos son algunos de los casos más recordados y polémicos

1989: Loren Juarros, el principio de las hostilidades

El actual director deportivo del Málaga se marchó de la Real Sociedad para fichar por el Athletic. Era el verano de 1989 y el conjunto bilbaíno pagó 300 millones de las antiguas pesetas (1,8 millones de euros).

Loren vivió una situación deportiva exótica, sobre todo con Clemente, que en su segunda temporada lo ubicó de defensa central, una posición en la que no jugaba desde sus años de formación. 

Loren se había acostumbrado a jugar de delantero, pero Clemente trató de sacarle rendimiento como defensa, una situación esporádica para un futbolista que terminó siendo el jugador con más partidos en Primera que no logró ser internacional con la absoluta. 

Años más reconocería que la experiencia en el Athletic no fue la mejor. “Ni a mí ni al Athletic nos salieron bien las cosas. Hay momentos en los que te sientes frustrado, decepcionado contigo mismo, pero como en aquellos tiempos no se hablaba tanto de salud mental, lo íbamos digiriendo y asumiendo con decisiones", reconoció en ‘Relevo’. Aquel fichaje fue el principio de las hostilidades con la Real.  

1995: Joseba Etxeberria, el traspaso más mediático

El caso más sonado. El que abrió la caja de pandora y se convirtió en un asunto mediático de calado nacional.

El verano de 1995 el Athletic incorporó a la gran estrella de la cantera de la Real. Lo hizo tras llegar a un acuerdo con el jugador y pagar alrededor de 500 millones de pesetas (3 millones de euros). El entonces presidente del Athletic, José María Arrate, aseguró que tenían la complicidad del jugador y fue tajante: “Si pagas la cláusula, el riesgo es del que paga”.

Etxeberria acababa de proclamarse Bota de Oro del Mundial Sub-20 de Catar con siete goles y su salida supuso un puñal en el corazón de la afición de la Real, que tenía puestas todas las esperanzas en aquel extremo con tantas facultades para marcar goles.

El delantero confirmó, con sus actuaciones con el Athletic, que había sido una gran inversión y se convirtió en internacional con la absoluta durante años.

El exportero de la Real, Alberto López, recordó en ‘Relevo’ el impacto de aquella operación. “Fue una tragedia. A nivel de medios también se trató así. La gente no se lo perdonó nunca y se lo recordaron cada vez que venía a jugar a Anoeta. Se le estuvo pitando durante 12 años". 

1997: Roberto Ríos, se adelantan a Barça, Madrid y United

El Athletic pagó al Betis 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros), el fichaje más caro del Athletic hasta la llegada de Iñigo Martínez años más tarde.

El club bilbaíno cerró primero un acuerdo con el jugador y, tras varias tentativas de negociar una rebaja de la cláusula con Lopera, terminó viéndose obligado a abonar la cláusula. Era julio de 1997 y el Athletic lograba el fichaje de uno de los centrales de moda del fútbol español.

Para poder hacer frente a la cláusula el Athletic tuvo que alcanzar un acuerdo financiero con el BBK y el BBV. Madrid, Barça y United eran otros de los clubes que habían mostrado interés por el defensa.

2005: Zubiaurre, el caso más controvertido

Menos recordado por el paso del tiempo, el ‘caso Zubiaurre’ causó un gran revuelo mediático el año 2005. El lateral fue presentado por el Athletic porque entendía que terminaba contrato (pagando 500.000 euros por su carta de libertad), pero la Real consideraba que podía ampliar unilateralmente el contrato con una cláusula de 30 millones.

La Real denunció al Athletic por fichaje indebido y el caso terminó en los tribunales y el futbolista sin poder jugar durante más de un año. La justicia dio la razón al club 'txuri urdin', que terminaría recibiendo una indemnización.

2006: Javi Martínez, seis millones por la gran promesa de Osasuna

Otro nombre importante en la historia del Athletic. El conjunto bilbaíno pagó seis millones de euros a Osasuna cuando Javi Martínez tenía tan solo 17 años. En aquel momento el traspaso del mediocentro se convirtió en el más rentable de la historia del conjunto ‘rojillo’. Para el Athletic también supuso una cifra importante: el desembolso más importante desde Roberto Ríos.

En aquel momento era una apuesta arriesgada, ya que no había debutado ni siquiera en Primera, aunque en el Athletic estaban convencidos de que fichaban “un mediocentro con llegada, con gol y de enormes facultades físicas". Unas facultades que se confirmaron con el tiempo y que lo llevaron a ser una pieza clave para el Athletic y despertar el interés del Bayern, donde ganaría la Champions.

2018: Iñigo Martínez, el fichaje más caro de la historia del Athletic

El fichaje más caro de la historia del Athletic. Unos días después de sufrir la marcha de Aymeric Laporte, contratado por el City por 65 millones de euros, el club vizcaíno asumió los 32 millones de euros de la cláusula de rescisión de Iñigo Martínez. El actual jugador del Barça además se aseguró cinco millones netos por año.

Ese mismo verano ya estuvo cerca de fichar por el Barça por petición expresa de Ernesto Valverde. Loren, el entonces director deportivo de la Real Sociedad, aceptó, en la última renovación del defensa, aumentar su sueldo y rebajar la cláusula de rescisión (pasó de 40 a 32), pero no puso ninguna cláusula 'anti Athletic'.

Irónicamente, Iñigo Martínez terminaría marchándose al Barça en 2023 en medio de declaraciones cruzadas con el Athletic: mientras en el club vizcaíno aseguraban que rechazó una propuesta de renovación, el entorno del central calificó esta afirmación de “acto deshonesto”

El Athletic y el doble filo: cuando la identidad sirve de coartada

Durante décadas, el Athletic Club ha construido su discurso sobre una idea poderosa: la defensa de lo propio. Cantera, identidad, fidelidad. Una ética que ha seducido a buena parte del fútbol español y que el propio club ha elevado a símbolo de resistencia. Pero bajo esa bandera también se ha escondido una realidad incómoda, especialmente para quienes han sufrido sus movimientos silenciosos: Osasuna, la Real Sociedad, el Alavés o el Eibar. Todos conocen bien lo que implica convivir con un gigante que, aunque se presenta como diferente, ha practicado con contundencia una política de captación que se parece demasiado a un expolio sistemático.

La narrativa oficial del Athletic evita el término "fichar". Prefiere "atraer", "convencer" o "apostar por el talento de la tierra". Pero en clubes como Osasuna, esta semántica no suaviza el golpe. En Tajonar aún escuece la salida de jugadores como Javi Martínez, Nico Serrano, los hermanos Williams o Adama Boiro, uno de los últimos. Muchos de ellos ni siquiera llegaron a debutar en el primer equipo navarro, pero fueron captados en edades clave, cuando ya habían sido formados en lo esencial. El Athletic no siempre paga cláusulas en estos casos: aprovecha la cercanía, la seducción de un club grande, la promesa de Lezama y una política de ojeo implacable. Es lo legal. Lo que no siempre es, es ético.

Nico Williams y Nico Serrano, en la cantera de Osasuna

Nico Williams y Nico Serrano, en la cantera de Osasuna

Con la Real Sociedad la relación ha sido todavía más áspera. La salida de Iñigo Martínez, con cláusula pagada y sin previo aviso, fracturó una convivencia tensa, que había vivido otros episodios con Joseba Etxeberria o Bittor Alkiza. Para la afición donostiarra, aquello supuso una humillación que reforzó su idea de que el Athletic no es tanto un club hermano. No se trataba solo del dinero. Era la forma, el momento, la estrategia.

Sin embargo, cuando es otro club el que se interesa por sus figuras —como ha sucedido este verano con Nico Williams y el FC Barcelona— el Athletic cambia de rol y de tono. Habla de agravio, de respeto institucional, de club formador. Se indigna. El relato de víctima aparece con fuerza, obviando que su historia reciente está plagada de operaciones similares.

El Athletic ha vivido durante años en ese equilibrio inestable entre la ética y la conveniencia. Su grandeza no se discute: pocos clubes han resistido tanto tiempo sin renunciar a sus raíces. Pero tampoco puede obviar que ha usado su poder para vaciar de talento a quienes también apuestan por lo local. Y que ese juego, cuando lo hacen otros, deja de parecerle noble.