El Betis le devolvió lo que el fútbol
le quitó
El Betis le devolvió lo que el fútbol le quitó
Texto: Joaquim Piera - Edición: Miki Soria
Antony era, cinco meses atrás, un juguete roto de cien millones de euros. El precio de su fichaje, desembolsado por un United con urgencia el verano de 2022, le pesaba como una losa que era incapaz de cargar
Llevaba dos años y medio en Old Trafford y había llegado al fondo del pozo futbolístico. Desacreditado, vivía en el más absoluto ostracismo. En el presente curso, solo había marcado un gol intrascendente en la goleada 7-0 ante el Barnsley FC de la League One (es decir, la tercera división inglesa), en la tercera eliminatoria de la Copa de la Liga.
Rúben Amorim sacó la escoba. No contaba con él. Su cesión estaba cantada. Newcastle, Crystal Palace y Ajax, su primer club en Europa, se interesaron por él. El Real Betis, que tiene la virtud de ser uno de los mejores equipos de la Liga que mejor capta talento sobrante, fue quien más lo sedujo. Apostó a cara descubierta por él. Se hizo cargo de parte de su ficha y firmó, sin miedo, la cláusula de penalización con la que el United se garantizó que el futbolista tendría minutos.
“Elegí al Betis porque mi corazón me decía que iba a ser muy feliz en el Betis. De eso estaba completamente seguro. Estoy disfrutando de todo lo que estoy viviendo cada día. Todo es increíble”
Desde el día de su debut, un 2-2 en el Villamarín, en el que fue nombrado MVP, demostró para qué había venido. Ha sido una de las sensaciones de la segunda vuelta de la Liga, en la que ha maravillado a propios y extraños. “Voy a dar mi vida por el Betis”, prometió aquella noche del 2 de febrero y lo ha cumplido.
“No me olvidé de cómo se juega al fútbol. Los últimos tiempos fueron momentos de mi vida que, queriéndolo o no, te afectan… pero no me olvidé de cómo jugar”, asegura el brasileño.
Pellegrini, clave en la resurrección de Antony
Pellegrini, clave en la resurrección de Antony
Atribuye su renacimiento a la figura de Manuel Pellegrini, que lo empoderó desde el primer entrenamiento, y al ambiente acogedor de la ciudad de Sevilla, que nada tiene que ver con la realidad que le tocó vivir en el lluvioso norte de Inglaterra.
"Me levanto todos los días con una sonrisa y eso marca la diferencia"
“Aquí en Sevilla me siento en casa. La gente es muy parecida a la brasileña, y el sol ayuda mucho. Me levanto todos los días con una sonrisa, y eso marca la diferencia”, asegura.
La primera final continental de la historia verdiblanca, la de la Conference League ante el Chelsea en Breslavia, puede coronar una historia de amor improbable. Lo de Antony y el Betis ha sido un flechazo. “Elegí al Betis porque mi corazón me decía que iba a ser muy feliz en el Betis. De eso estaba completamente seguro. Estoy disfrutando de todo lo que estoy viviendo cada día. Todo es increíble”, resalta.
Las dos grandes obras de arte de Antony
Hay dos momentos de Antony que perdurarán en el recuerdo de los béticos. En Liga, el conjunto de Heliópolis dio un paso en firme en sus aspiraciones europeas en el RCDE Stadium, ante el Espanyol. En el tramo final de partido, mientras los aficionados locales abandonaban sus asientos pensando que el duelo ya no daba para más, se inventó un auténtico golazo desde fuera del área que únicamente los genios pueden hacer, para poner la victoria en el marcador y encarrilar la presencia del Betis en Europa League la próxima temporada.
En competición europea, Antony también fue protagonista en uno de los momentos más especiales de la historia reciente del Betis. El conjunto de la Avenida de la Palmera se jugaba el billete a su primera final europea de la historia ante la Fiorentina. En el partido de ida, anotó un golazo por toda la escuadra de David de Gea. Por si fuera poco, en Florencia firmó otra obra de arte en forma de libre directo para abrir la lata en un partido que significó estar en Polonia.
Hijo de una favela de São Paulo
Antony es un producto ‘made in Cotia’, la célebre cantera del São Paulo, que se enorgullece no solo de formar futbolistas de altísima calidad, sino de hacerlo imprimiendo valores y principios, algo que a muchos de sus futbolistas pobres les ha negado la exclusión social.
Antony creció en la favela del Inferninho, en la zona norte de São Paulo, en un ambiente muy duro, violento y dominado por el narcotráfico. Este escenario áspero moldeó su personalidad fuerte y resiliente. “Cuando me preguntan sobre presión, siempre digo que presión era la que había en la favela, cuando no tenía ni zapatos para jugar”, recuerda.
"Cuando me preguntan sobre presión, siempre digo que presión era la que había en la favela"
Su tabla de salvación fueron sus habilidades futbolísticas y el São Paulo, donde entró en 2010 con solo 10 años. En un fútbol cada vez más físico, estuvo a un paso de ser dispensado en varias ocasiones. Sobrevivió a los cortes de la base del Tricolor por su instinto con el balón y su técnica depurada.
En septiembre de 2018 llegó el primer gran momento de su carrera. Fue elegido el mejor jugador en el torneo J-League Challenge, en Japón. A su regreso, debutó en el primer equipo.
En aquel momento, ya llamaba poderosamente la atención de los ojeadores europeos y el São Paulo tenía plena conciencia de que poseía un diamante bruto en sus manos.
Reafirmó todas las buenas formas que apuntaba en la Copa São Paulo de Juniores, la tradicional Copinha, en enero de 2019. Fue la gran figura del principal torneo de base brasileño y conquistó el título, ganando en la final al Vasco da Gama.
Su futuro apuntaba a Europa, donde accedió a través de una puerta muy valorada por los brasileños: el fútbol holandés, por donde empezaron en el Viejo Continente Romário y Ronaldo Nazário, ambos en el PSV Eindhoven.
Marc Overmars, entonces director deportivo del Ajax, fue alertado por su jefe de ojeadores internacionales, Hans van derZee, sobre las cualidades de Antony, que se adecuaban al perfil de extremo puro y regateador que tanto gusta en el país oranje. “Estamos fichando un futbolista creativo que puede actuar en varias posiciones y que nos irá muy bien en nuestro proceso de formación de un nuevo equipo. Vamos a tener paciencia con él”, aseguró el que fuera futbolista del Barça, que no dudó en pagar 16 millones de euros por él. En 2020, con 20 años, Antony se iba al club que internacionalizó Johan Cruyff.
En los Países Bajos fue feliz. “Lo estoy siendo aún más en Sevilla, pero allí jugué a un gran nivel”, recuerda. Su técnico, Erik ten Hag, fue clave en su evolución: supo enaltecer su velocidad, priorizó siempre su creatividad y le enseñó conceptos tácticos desde una concepción ofensiva del juego. Ganaron dos Eredivisie (2020/21 y 2021/22) y una Copa de Holanda (2020/21).
Sus buenas actuaciones en la Champions, en grandes escenarios, le dieron notoriedad internacional a su progresión. Y, siendo jugador del Ajax, Tite lo llevó a la Seleção principal en 2021, año en el que conquistó el oro olímpico en Tokio 2020, derrotando (2-1) a la España de Pedri y Dani Olmo en una emocionante final en Yokohama.
Los dichosos 100 ‘kilos’
Se había ganado a pulso hacer el salto a uno de los grandes del Viejo Continente. Se lo rifaban. Apareció el Manchester United, donde Erik ten Hag, su técnico en el Ajax, lo llamó a filas. Parecía ser el emplazamiento perfecto. Las comparaciones con Cristiano Ronaldo, fichado en su día del Sporting de Portugal y con un estilo de juego parecido, parecían más pertinentes que atrevidas.
Y los Red Devils hicieron la locura de pagar casi 100 millones por él, lo que acabó siendo la mayor transacción del verano de 2022 en todo el planeta, por delante de los 80 ‘kilos’ de Wesley Fofana, que pagó el Chelsea al Leicester, y los de Tchouaméni, que Florentino Pérez transfirió al Mónaco para ir creando un vestuario que gustara a KylianMbappé. En aquella misma ventana, el Barça solo invirtió 57 millones por Raphinha, que llegó desde el Leeds United.
"Solo yo sé por todo lo que pasé"
El precio de la transacción tuvo un efecto búmeran. Old Trafford fue un infierno para Antony, que, a diferencia de Ámsterdam, nunca encontró un escenario favorable para potenciar sus virtudes. Ni el hecho de ir al Mundial de Catar, en sus primeros meses como futbolista del United, le ayudó a despegar.
“Solo yo sé por todo lo que pasé”, ha explicado. Su desintegración futbolística coincidió con uno de los episodios más turbios de su biografía, cuando una expareja lo denunció por supuestas agresiones. El caso fue investigado en 2023 por la Policía Civil de São Paulo, que lo acabó cerrando sin imputación, pero le impactó muy negativamente. Siempre colaboró con las investigaciones, pero las filtraciones de varios WhatsApps lo dejaron en un muy mal lugar.
Con el escándalo en la primera línea mediática, la selección brasileña lo desconvocó en septiembre de aquel año y, de mutuo acuerdo con el United, fue apartado hasta que todo se aclarase. Entrenó algunos días en solitario.
Años de polémicas, de malas sensaciones futbolísticas lo habían arrastrado a un callejón sin salida… hasta que apareció el salvavidas del Real Betis.
En un semestre de reivindicación, ha resucitado, alimentando el tópico de que los futbolistas creativos brasileños necesitan estar felices para rendir.
A sus 25 años, entra en una nueva etapa de su carrera. Ya está en el radar de Carlo Ancelotti, que acaba de coger la selección brasileña, y el Mundial está a solo un año vista. El nuevo viejo Antony ha vuelto. El futuro le vuelve a pertenecer y dependerá, en buena medida, de sus decisiones: A sus 25 años, entra en una nueva etapa de su carrera. Ya está en el radar de Carlo Ancelotti, que acaba de coger la selección brasileña, y el Mundial está a solo un año vista. El nuevo viejo Antony ha vuelto. El futuro le vuelve a pertenecer y dependerá, en buena medida, de sus decisiones: qué hará después de la final de la Conference League y qué colores defenderá en el próximo curso.
