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Un espectador le tiró al suelo y apunto estuvo de arruinar su victoria en el Tour

Si hablamos de los puertos de montaña más duros del mundo del ciclismo sin lugar a dudas hay que hablar del Alpe d’Huez.

Un puerto de montaña que con 21 curvas llenas de historia que es uno de los finales de etapa más conocidos y populares del Tour de Francia.

13,2 kilómetros de ascensión al 8,1% de pendiente media aparecen como una subida ideal para poner a prueba la solidez de los mejores escaladores del mundo. Un puerto tremendamente constante y que nos ha dejado recuerdos inolvidables.

En Alpe d’Huez han reinado ciclistas tan mediáticos como Lance Armstrong, Marco Pantani, Fausto Coppi, Bernard Hinault o Geraint Thomas. A los españoles tampoco se les ha dado nada mal la subida y es que Carlos Sastre, Iban Mayo y Federico Echabe lograron levantar los brazos en su cima. Algo que también hizo nuestro protagonista de hoy, el italiano Giuseppe Guerini.

Transcurrida la décima etapa del Tour de Francia de 1999 cuando la Grande Boucle y el Alpe d’Huez vivieron uno de los momentos más insólitos de la historia de este deporte.

Por entonces un tal Lance Armstrong empezaba a despuntar. Apenas 48 horas antes, en la contrarreloj de Metz, el tejano se había enfundado el maillot amarillo que ya no dejaría hasta Paris.

El ciclista americano empezaba a dominar con mano de hierro la ronda gala y ante tal poderío al resto de ciclistas poco más les quedaba que “conformarse” con victorias parciales.

Todo ciclista sueña con ganar algún día en una cima tan mítica como Alpe d’Huez y ante tal motivación la décima etapa, de 220 kilómetros, arrancó a toda velocidad.

A pie de la última ascensión todo podía ocurrir y no fue hasta el último kilómetro cuando se empezó a ver claro que el italiano Giuseppe Guerini ganaría la etapa.

El excelente escalador italiano que venía de dos podios consecutivos en el Giro de Italia afrontaba con relativa tranquilidad los últimos metros del recorrido hasta que de repente todo cambió.

Un espectador, con la aparente intención de hacer una foto, se cruzaba descaradamente en su camino y lo hacía caer a escasos metros de la línea de meta.

La sorpresa de Guerini, de los directores deportivos y de los comentaristas de televisión fue mayúscula. ¿Cómo era posible lo que acaba de pasar? Después de más de 220 kilómetros no podía ser que el deporte fuera tan terriblemente cruel.

Afortunadamente pese al contundente impacto, no hubo que lamentar ninguna lesión y en apenas unos segundo Guerini se encontraba de nuevo montado en la bicicleta cruzando la línea de meta y con los brazos en alto.

El propio espectador lo ayudó a levantarse y lo empujó en los primeros metros para que pudiera retomar la competición.

Todo quedó en un tremendo susto y en una de las grandes anécdotas del Tour de Francia.


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