Strade Bianche. ¿Camino al sexto monumento?

Publicado por
Aleix Serra
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Retocar cosas, eventos o tradiciones históricas, siempre es algo que cuesta. El ciclismo no es la excepción, y los cinco monumentos llevan años asentados como las grandes referencias del ciclismo mundial, al margen de las tres grandes vueltas.

La Milán San Remo, el Tour de Flandes, la Paris Roubaix, la Lieja Bastogne Lieja y el Giro de Lombardía son los cinco monumentos del ciclismo, pero ya hay aficionados que valoran seriamente un sexto monumento que para muchos debería ser la Strade Bianche. Esa carrera que transcurre por tramos de sterrato y que anualmente nos ofrece una preciosa estampa en la Piazza del Campo.

Lo primero que pensaran muchos, los detractores de que esta carrera sea el sexto monumento, es que la historia de la Strade Bianche es demasiado corta como para merecer esa catalogación. Los puristas defienden que a la carrera le falta mucha historia y que poner la Strade Bianche al lado de carreras centenarias como la Lieja, conocida como la decana, sería prácticamente un insulto.

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Objetivamente, no les falta razón. La Strade Bianche, conocida anteriormente como Montepaschi Eroica tiene una historia muy breve. La primera edición se disputó en 2007, algo que, como decía, los detractores detestan.

 

La primera edición se disputó en 2007

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Por otro lado, tenemos a los que defienden que sí merece su sitio como el sexto monumento. Principalmente, porque la Strade Bianche no es más que la continuación, años más tarde, de la clásica Eroica. Sus caminos de sterrato no son ninguna novedad, y es que hace decenas y decenas de años que ciclistas con bicicletas de todo tipo recorrían esos caminos.

Las primeras ediciones de la Strade Bianche no tenían mucha relevancia, y la startlist no tenía nada que ver con la de hoy. Basta con ver a ganadores como Thomas Lovkist, Alexander Kolobnev o Moreno Moser, corredores de buen nivel pero que no tienen nada que ver con los últimos ganadores ni con la combatividad que vemos últimamente con los mejores ciclistas del mundo. Stybar, Sagan, Kwiatkowski, Van der Poel, etc. Nivelazo, ¿verdad?

Además, es siempre una de las carreras más espectaculares y esperadas del año. La edición que ganó Tiesj Benoot donde Wout Van Aert estaba corriendo todavía por el Verandas Willems fue el gran protagonista, se recuerda como un gran carrerón. El ambiente es espectacular. Además, puedes disfrutar de la carrera femenina y cuando ves la velocidad con la que trazan las curvas en los tramos de gravilla, te quedas absolutamente alucinado de su capacidad técnica. Un aspecto que muchos ciclistas aficionados no valoran.

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Además, la Strade Bianche ofrece la versión cicloturista. El paisaje es espectacular y aunque el trazado no es muy largo, terminas bastante cansado. En nuestro caso, nos lo tomamos, como creo que tiene que ser, en la versión cicloturista total. Parando en los avituallamientos, pegándonos algún breve calentón y sin mirar el reloj. La disfrutamos muchísimo, y algunos italianos, los que llegan entre los primeros clasificados, se lo toman como una auténtica carrera. Son súper competitivos y el que gana el evento, empieza a gozar de un prestigio importante.

Tu qué opinas, ¿merece la Strade Bianche o alguna otra carrera ser el sexto monumento?

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Aleix Serra