¡Se rompe la clavícula, gana una etapa y casi sube al podio del Tour!

Publicado por
Aleix Serra
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Lo de que los ciclistas están hechos de otra pasta no es nada nuevo. A lo largo de la historia hemos podido ver desgarradoras imágenes y caídas que no han frenado el ímpetu de unos corredores que en ocasiones abandonan el sentido común para completar auténticas gestas deportivas impensables para el resto de mortales.

Una de esas historias es la de Tyler Hamilton en el Tour de Francia del año 2003. El americano, de quien en este relato obviaremos su relación directa y continuada con el dopaje, afrontaba su segundo Tour de Francia como gran líder.

El ciclista del CSC que había ejercido como gregario de lujo para que Lance Armstrong consiguiera sus dos primeros Tours de Francia, tenía ante sí una nueva oportunidad de demostrar al mundo y al público internacional, pero especialmente al americano, que había vida más allá de Lance.

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Pero el Tour de Francia no empezaba nada bien para el líder del CSC. Después de un excelente prologo en el que finalizaba por delante de favoritos como el propio Armstrong, Beloki o Vinokourov, el americano veía como todo el trabajo parecía irse al traste cuando en la primera etapa en línea se iba al suelo y se rompía la clavícula.

El parte médico era claro y parecía prácticamente imposible que Hamilton pudiera seguir en carrera. Él y su director ni mucho menos podían plantearse aguantar los 19 días restantes de competición cuando no habían subido ni el primer puerto de montaña. El propio Hamilton anunciaba esa misma tarde que se retiraba del Tour.

El panorama en el equipo era desolador y las declaraciones del propio Hamilton no invitaban precisamente al optimismo. Sin embargo, todo el mundo quedó sorprendido cuando a la mañana siguiente Hamilton se presentó al habitual control de firmas con la intención de tomar la salida.

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“Hamilton quiere intentarlo. Es un guerrero. Intentaremos que aguante lo más posible, aunque no sabemos si podrá hacerlo mucho tiempo, porque el dolor es muy intenso”, Estas eran las palabras de su director deportivo, el conocidísimo Bjarne Riis.

Tyler Hamilton. Rival, compañero, amigo y enemigo de Lance Armstrong

De una forma sorprendente Hamilton logró terminar la etapa, aunque abiertamente reconoció haber sufrido una barbaridad.

Después de 5 etapas resueltas con sprint masivo y sin saber cómo el ciclista de la clavícula rota había superado la primera semana sin perder apenas tiempo. Una heroicidad. Pero quedaba lo peor. El Tour apenas había empezado y quedaban todos los Alpes y los Pirineos .

Pero las aspiraciones de Hamilton en el Tour de Francia dieron un vuelco inesperado cuando en la etapa de Alpe D’Huez, cima en la que ganó Iban Mayo, fue capaz de aguantar y de llegar a meta con el mismo tiempo que los Armstrong, Beloki o Basso, aventajando incluso a Jan Ullrich, segundo gran favorito.

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Asi pues las etapas fueron sucediéndose sin mayores percances para el corredor americano que podíamos ver rodar maillot abierto y con un importante vendaje en toda la zona afectada. El ciclista del CSC ponía constantemente un gesto serio de dolor, pero no parecía afectarlo demasiado a nivel de resultados.

La mejora a lo largo de los días fue tal que en la etapa numero 16 camino de Bayonne se marcó una fuga antológica en solitario para culminar una gesta que será siempre recordada como una de las más grandes del Tour de Francia. El solo fue capaz de vencer al pelotón y de levantar los brazos en la línea de meta con casi 2 minutos de ventaja. Tiempo que le permitió dar un salto importante también en la clasificación general.

“Solo” quedaba el último esfuerzo. La penúltima etapa. Una contrarreloj decisiva de casi 50 km que debía marcar sentencia. Hamilton no solo lo hizo genial, sino que fue el mejor de todos los favoritos. Terminó la etapa segundo a escasos 9 segundos de un consumado especialista como David Millar y culminó así un Tour de Francia para la historia.

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Aleix Serra