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Revolucionarios del ciclismo: de LeMond a Mohoric

Mohoric tija telescópica
La bicicleta de Mohoric con la tija telescópica - Foto: Bahrain Victorious

Mucho se ha hablado estos días de la tija telescópica que usó el esloveno Matej Mohoric, vencedor de la Milan-San Remo de este 2022, el primer Monumento de la temporada ciclista. Una auténtica “revolución tecnológica” en el ciclismo de carretera que generó todo tipo de comentarios, ya que la tija está más que extendida en el Mountain Bike tanto amateur como profesional, pero no en el de carretera.

Mohoric, del equipo Bahrain Victorius, explicó al término de la prueba que era una decisión estudiada y meditada para ganar ventaja en la bajada, terreno en el que se desenvuelve a las mil maravillas como pudimos comprobar en el descenso del mítico Poggio. Una decisión que ideó junto a los mecánicos del equipo. 

“Sabía que era una oportunidad única en la vida y quería que funcionara para el equipo y los mecánicos que tuvieron la idea […] Debido a las normas de la UCI teníamos que utilizar una tija que estuviera en el mercado y por eso nos decantamos por un modelo de MTB [una Fox Transfer SL]. Probamos una de 12 cm, pero era demasiado y significaba que el pedaleo ya no era eficiente, así que optamos por un dispositivo de 6 cm”, explicó después de la prueba, en declaraciones recogidas por Cyclingnews.

Y no se quedó aquí. El campeón de Eslovenia de ciclismo en ruta también dejó claro que puede haber cambiado la manera de bajar de ahora en adelante. “Ahora creo que todo el mundo va a empezar a usar tijas telescópicas. Será una cosa más para pensar en la bicicleta. Será como la Fórmula 1. Antes solo había pedales de gas y de freno, ahora tienen cientos de botones”, añadió.

¿Pero, qué gano Mohoric con la tija telescópica? 

Pues bien, a parte de ser uno de los mejores bajadores del pelotón internacional, esta tecnología muy usada en el MTB, le dio un mayor control de la bicicleta, una mayor confianza y sensación de seguridad bajando, así como más aerodinámica. 

Y es que el hecho de poder modificar la altura del sillín, permite jugar con el centro de gravedad del cuerpo. Por lo tanto, el ciclista tiene más libertad de movimiento y disminuye la sensación de poder salir despedido por encima del manillar.

De hecho, el esloveno trató de “imitar” la posición aerodinámica del “bicho bola”, que la UCI acabó prohibiendo por peligrosa y que tan bien se le daba. Lo que ha provocado Mohoric es volver a cambiar los cánones en la manera de bajar, quién sabe si para las próximas décadas. 

Incluso la UCI se llegó a pronunciar sobre el uso de la tija telescópica por parte del esloveno y dejó claro que estaba permitido. Que era un artilugio totalmente legal, siempre que cumpliese con el artículo 1.3.013, en relación a las dimensiones y posición de la tija.

1.3.013. La punta del sillín deberá situarse, como mínimo, 5 centímetros detrás de una vertical que pase por el eje del pedalier. La punta del sillín podrá ser adelantada hasta la vertical que pasa por el eje del pedalier, en la medida que sea necesaria por causas morfológicas”.

De Mohoric a LeMond

Pero Matej Mohoric no es el único ciclista que tiró de ingenio y de tecnología para revolucionar el ciclismo y ganar una ventaja competitiva respecto a sus rivales. Está por ver si la tija telescópica se instaurará en el ciclismo de carretera, como hizo en su día otro ciclista avanzado en su tiempo con el manillar de contrarreloj. Estamos hablando del norteamericano Greg LeMond.

Nos tenemos que remontar al año 1989 para encontrar otro punto y aparte tecnológico en la historia del ciclismo. Concretamente, en el Tour de Francia. En la contrarreloj de la última etapa entre Versalles y los Campos Eliseos de París, en la que tenía que recortarle 51 segundos en 24,5km al francés Laurent Fignon, que ya había vencido en los Tours de 1983 y 1984. 

Pues bien, ese día, el 23 de julio de 1989, Greg LeMond se presentó en la línea de salida con un manillar aerodinámico de triatleta de la marca Scott montado en su bicicleta, algo que no se había visto en competiciones de ciclismo en ruta, pero que ya habían empezado a utilizar algunos triatletas. 

Greg LeMond Tour de Francia 1989 manillar
Greg LeMond con el manillar de triatleta en el Tour de 1989 – Foto: B.Werner

Una posición con la que ganaba en aerodinámica y que recordaba mucho a la postura que adoptan los esquiadores en descensos. Y es que como ha pasado con Mohoric, es algo que ya se utilizaba en otras disciplinas y que había que aplicarse en la carretera.

Por aquél entonces, la normativa no era tan estricta como ahora, pero cabe recordar que LeMond pidió permiso a la organización del Tour de Francia para poder usar el manillar de triatleta antes de empezar la competición. Nadie puso ninguna objeción. 

Con aquella revolución tecnológica, LeMond consiguió llegar a la meta de París con 58 segundos de margen sobre Fignon, que perdió el Tour de Francia por solo 8 segundos. La diferencia más ajustada de toda la historia de la ronda francesa. 

Ese Tour de Francia de 1989, como esta Milan-San Remo de 2022, han dejado claro que las tecnologías bien aplicadas y estudiadas, pueden dar ese punto diferencial a ciclistas revolucionarios como Greg LeMond y Matej Mohoric.  


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