¿Qué pasó con la generación de 1990?

Publicado por
Borja Barbesà
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El aparente ocaso prematuro de Sagan es compartido con buena parte de los nombres más ilustres de su quinta

A mediados de la década pasada, un porcentaje nada desdeñable de los mejores ciclistas del mundo tenían un dato biográfico en común: habían nacido en 1990. Se hablaba, y con cierta base, de una generación de oro, en calidad y cantidad. Hoy se puede ver que la mayor parte de ellos comparte otro rasgo: antes de cumplir los 30 años empezó su cuesta abajo, ya sea más o menos brusca.

A la cabeza, Peter Sagan. Irrumpió en 2010, los años siguientes subió todavía más peldaños y ya en 2013 era toda una estrella. Hasta 22 victorias, maillot verde en el Tour de Francia y a las puertas de ganar en Sanremo y en el Tour de Flandes. No parecía tener techo, al menos en lo relativo a pruebas de un día y etapas.

Nairo Quintana quedó segundo en el Tour de su debut, en 2013. Al año siguiente le mandaron al Giro, y lo ganó. En 2015, de nuevo al Tour, y otra vez subió al segundo escalón del podio. Su equipo proyectaba satisfacción. “La edad juega a su favor”, afirmaba Eusebio Unzué.

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En Michal Kwiatkowski parecía que teníamos una alternativa a Sagan, de un nivel no muy inferior y quizás con más posibilidades en la montaña. Campeón del mundo a los 24 años y un puñado de clásicas en el bolsillo antes de los 27: Milan Sanremo, dos Strade Bianche, E3 Harelbeke, Amstel Gold Race…

Thibaut Pinot ilusionó al público francés ya en el Tour de 2012, en el que ganó una preciosa etapa recordada por los aspavientos desde el coche de su director Marc Madiot. El año siguiente pisó el top10 de la Vuelta y en 2014 se ganó plaza en el podio final de los Campos Elíseos. El runrún habitual en los medios de su país era imparable, soñaban con que él fuera el sucesor de Hinault en ganar un Tour para Francia. Y si no era Pinot, Romain Bardet podía ser un plan B. De los 23 a los 26 años no faltó a su cita con el top10 final de la ronda gala, incluidos dos podios.

Tom Dumoulin explotó un poquitín más tarde. La Vuelta de 2015, que rozó con los dedos, fue su puesta de largo ante el gran público, pero el año anterior, con 23 años, ya subió al podio de los mundiales de contrarreloj, solo superado y por poco por unos Wiggins y Martin en plenitud. El neerlandés se repuso del batacazo de la Vuelta y se llevó el Giro a los 26, y al año siguiente quedó segundo tanto en el Giro como en el Tour.

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Esta lista de nombres se puede prolongar e incluir a Fabio Aru (¡ya retirado!), Michael Matthews, Rohan Dennis, Esteban Chaves o Nacer Bouhanni. Todos ellos, entre los mejores del mundo en su terreno cuando todavía faltaban unos cuantos años para llegar a la treintena.

Buceando en los rankings UCI, vemos que en 2016 son Sagan y Quintana los dos corredores que lo encabezan, con Bardet y Chaves también en el top10. Al año siguiente, cinco de los nacidos en 1990 figuran entre los 13 primeros. En 2018, siete en el top20. Y a partir de aquí, cuesta abajo, con un 2019 en el que solamente Sagan mantiene el nivel puntero y Quintana confirma una leve regresión iniciada entre 2017 y 2018.

La temporada en la que cumplieron los treinta

Así, nos plantamos en 2020, la temporada en la que cumplieron los treinta, edad de supuesta madurez deportiva, y vemos que desaparecen de los primeros puestos de las clasificaciones. George Bennett, un corredor un tanto secundario, es el primero de ellos, en el puesto 26. Quizás 2020, con la afectación pandémica, no es el mejor año para tomar conclusiones. Pero lo cierto es que la inmensa mayoría de quienes estuvieron en la cima la temporada más rara de las décadas recientes también lo siguen estando hoy: Pogacar, Roglic, Van Aert, Van der Poel, Alaphilippe…

Por si hacía falta confirmarlo, en el ranking de 2021, el último disponible, el único que asoma en las primeras posiciones entre los de la quinta del 90 es Sonny Colbrelli, sexto. Para encontrar el siguiente hay que bajar hasta el puesto 44, que ocupa Matthews. Unos registros muy pobres para una generación que, ahora lo vemos, tocó techo entre los 25 y los 28 años.

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Esta temporada, esta camada que parecía tan boyante cumplirá los 32 años, una edad que no debería ser impedimento para rendir al máximo nivel, sino más bien al contrario. Pero poco o nada se espera de ellos, en términos de primerísima línea.

¿Por qué este aparente ocaso prematuro?

Qué les pasó, entonces, a estos corredores a partir de los 28 o 29 años? Por qué este aparente ocaso prematuro? Primero de todo hay que puntualizar que cada caso tiene sus particularidades, sus justificaciones individuales, pero cuando la curva de resultados es bastante común es normal que uno se pregunte si ahí hay un patrón común.

Una de muchas explicaciones plausibles hace referencia al hecho que la exigencia física del ciclismo muy raramente se puede sostener al más alto nivel más de diez años y muchos de los mejores corredores nacidos en 1990 tuvieron una explosión temprana. Así, quien llega a la elite muy joven es probable que también la abandone algo antes que otros.

Alejandro Valverde, nacido justo diez años antes, sería la excepción más clamorosa de esta regla no escrita, pero si observamos a otros corredores destacados de los últimos lustros vemos que algo tiene de cierto: Contador se puede decir que estuvo en la élite de 2007 a 2017. Evans, de 2005 a 2014. Cancellara, de 2006 a 2016. Gilbert, tres cuartos de lo mismo, aunque ha alargado más su carrera. Y parecido se puede decir de Nibali, que pisó el top10 de una gran vuelta por primera vez en 2009 y 2019 se diría que fue su último año en disposición de pelear con los mejores.

Peter Sagan felicita a Alejandro Valverde – Foto: WC

De la generación de 1990 el único que ha estado un mínimo de 10 años con grandes resultados ha sido Sagan, los demás no se han acercado a tantas temporadas combinando regularidad y excelencia. Este argumento se puede tener en cuenta, pero debe haber más motivos.

La perspectiva que nos da el tiempo quizás nos explica que esta quinta se ha visto emparedada entre dos generaciones muy potentes – generaciones cogidas de un modo más amplio, no solamente de un año.

Por una parte, han coincidido con corredores nacidos en la década de los 1980s que han rendido a las mil maravillas hasta bastante pasados los treinta, muchos de los mencionados anteriormente: Valverde, por supuesto, pero también Nibali, Gilbert, Purito Rodríguez, Froome, Thomas, Van Avermaet… Por otra, les ha estallado en los morros la escandalosa precocidad, prácticamente inédita, de los Pogacar, Bernal, Evenepoel… Además, se han visto sorprendidos por el salto a la ruta de dos fenómenos como Van der Poel y Van Aert. Si le añadimos la ambición y versatilidad de un late bloomer como Roglic, pues poco que rascar para los protagonistas de esta historia que ya no lo son de su deporte.

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Borja Barbesà