Decir que Óscar Freire fue un auténtico fuera de serie no es descubrir nada nuevo.
El cántabro es uno de los mejores ciclistas españoles de la historia y uno de esos pocos privilegiados que como él mismo ha reconocido en más de una ocasión, puede presumir de coger el pico de forma a una velocidad superior a la del resto. Un superclase y uno de esos genios tocados por la varita mágica.
Los tres campeonatos del mundo no fueron casualidad y es que el ex ciclista de 45 años tenía un idilio especial con las carreras de un día. Un olfato tremendo para rematar y una visión de carrera prácticamente insuperable.
Sin apenas gregarios ni lanzadores, Óscar Freire fraguó una carrera deportiva con una gran cantidad de victorias.
El velocista español estaba acostumbrado a tener que buscarse la vida y a tratar de aprovechar del trabajo de los rivales.
Óscar Freire fue durante años uno de los más listos de la clase y su habilidad en los metros finales le permitió ganar, entre otras cosas, nada más y nada menos que 3 mundiales, otras 3 Milan Sanremo, una Tirreno Adriático, 4 triunfos parciales en el Tour de Francia (donde además consiguió un maillot verde) y 7 victorias en la Vuelta España.
Pero fascinó siempre de don Óscar Freire fue su sencillez, su humildad y su aparente despreocupación.
Nunca se obsesionó con las grandes kilometradas y reconocía públicamente entrenar solo lo necesario.
Su gran secreto estaba en la capacidad que tenia de conocer a su propio cuerpo y siempre priorizó el trabajo de calidad frente al de cantidad.
Freire era, y sigue siendo un tipo muy especial. Un tipo que retirado disfruta de su gran afición. La carpintería.
El popular Ibon Zugasti nos acercó hace unos meses el lado más personal y de divertido del cántabro y hace apenas unos días nos volvió a sorprender con una nueva entrega en la que el influencer y el triple campeón del mundo charlan abiertamente sobre el Tour de Francia y otros temas que rodean la actualidad ciclista.
Si en la primera entrega, nos enterábamos por ejemplo de que Freire no llevaba zapatillas con suela de carbono, en esta segunda hemos podido saber que el ciclista no recibió su primer pulsómetro hasta que pasó a profesionales y que durante años estuvo lubricando la cadena con aceita de oliva.
Una curiosidad realmente sorprendente y que no hace sino reforzar el carácter tan personal de este laureado ciclista.
Parece surrealista que un triple campeón del mundo y un tipo tan exitoso como Óscar Freire lubricase la cadena de algunas bicicletas de más de 10.000 euros con aceite de cocina.
Seguramente no sea lo más normal del mundo, pero como afirma en la charla con Ibon Zugasti, a él le funcionaba y nunca rompió una cadena.
Óscar Freire, triple maillot arcoíris y un tipo verdaderamente único. Si no existiera habría que inventarlo.