Markel Irizar. Una vida en equilibrio

Publicado por
Aleix Serra

¿Os acordáis de quién os enseñó a montar en bicicleta? Vuestro padre, madre o abuelo seguro que se acuerdan perfectamente de lo difícil que resultó que fuerais capaces de mantener el equilibrio.

Una acción, la de mantenerse recto y en línea recta que, casualidades de la vida, no solo necesitamos para dar nuestras primeras pedaladas. El equilibrio resulta indispensable a lo largo de todas nuestras vivencias y es que sin él somos incapaces de sortear la carrera de obstáculos que se nos pone delante cuando afrontamos cualquier reto personal o colectivo.

De equilibrio entiende y mucho nuestro protagonista de hoy. Un tipo duro. Uno de esos que, por muy vasco que sea, ha tenido que ponerle agallas tanto a su profesión como a su faceta más personal.

Hablamos de Markel Irizar. El bizipoz del ciclismo y uno de los deportistas más respetados de nuestro país.

Acumular 16 temporadas como profesional necesita equilibrio. Recorrer 21 grandes vueltas también, pero es que para hacerlo superando los obstáculos que le puso la vida, se necesita prácticamente un doctorado como funambulista.

Markel es pasión, es esfuerzo, es ilusión, pero sobre todo es equilibrio. Uno de los pocos ciclistas capaces de sonreír y de transmitir, en una entrevista post etapa y después de más de 200 kilómetros y 5 puertos de montaña, algo complicado: vitalidad.

Y es que hablar de Markel Irizar es hablar de ganas de vivir. Tal y como podremos ver en la entrevista durante nuestra estancia en Sands Beach Resort de Lanzarote, el bicipoz es un tipo al que ni un cáncer testicular, ni los más de 180.000 kilómetros que según Pro Cycling Stats se “cascó” como profesional, le han quitado las ganas de vivir.

“Un tipo al que ni un cáncer testicular, ni los más de 180.000 kilómetros que según Pro Cycling Stats se “cascó” como profesional, le han quitado las ganas de vivir”

Y es que sí. La vida quiso que, con 22 años, y apenas 4 después del suicidio de su padre, tuviera que afrontar un exigente puerto de montaña.

Uno de esos pestosos. De los que no te esperas, de los que te encuentras en mitad del recorrido y en los que tienes que tirar de equilibrio físico y emocional para seguir adelante.

Markel lo tuvo claro. Tocaba quitar plato, coger aire, paciencia y tirar para arriba sin que bajara la cadencia.

4 meses y 20 sesiones de quimioterapia después, Markel recibía el alta. La lucha había valido la pena, pero la lucha por ser profesional, correr el Tour de Francia y conseguir una trayectoria deportiva tan meritoria como la que finalmente cuajó, acababa de empezar.

Markel, que durante su lucha contra el cáncer recibió una motivante y esperanzadora carta del mismísimo Lance Armstrong (quien recordemos pasó por la misma enfermedad), se retiró en 2019 y lo hizo, sin apenas triunfos.

Una victoria de etapa en el Tour de Poitou Charentes en 2010 y la general de la Vuelta a Andalucía en 2011 son las únicas victorias que lucen en su palmarés.

Pero es que lo que luce de Markel no es su palmarés. Es su tesón, su disciplina, su constancia y su capacidad de superación constante que le valieron, como buen equilibrista, para mantenerse entre la élite mundial durante más de 15 años.

Respetado por aficionados, ex compañeros, marcas comerciales y medios de comunicación, Markel sigue, retirado y con 41 años, bailando la vida a ritmo de cafés, auto caravanas y desafiantes proyectos.

Muy pronto la entrevista en Sands Beach con el Markel Irizar más cercano.

 

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Aleix Serra