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Las cinco etapas imperdibles de la Vuelta

La Vuelta recupera sus fechas de inicio a mediados de agosto para ofrecer, con los debidos matices, el menú habitual en los últimos años: dureza repartida durante las tres semanas, abundancia de finales en alto -ya sea en puertos propiamente dichos o en subidas más cortas- y muchas jornadas en las que los hombres importantes de la general deberán asomar entre las primeras posiciones.

Este último punto, junto al hecho que hablamos de ciclismo, donde siempre hay espacio para lo inesperado, hace algo difícil determinar cuáles serán las etapas más decisivas. Aun así, nos atrevemos a escoger cinco parciales cuyo recorrido invita a pensar que serán muy importantes para el devenir de la carrera y en el que el espectáculo se halla cerca de estar garantizado. Eso sí, como dice el lugar común, al final todo está en manos de los ciclistas, son ellos quienes hacen las carreras duras. Son estas cinco que siguen, pero ojo a las posibles sorpresas en forma de viento y abanicos que pueden deparar las etapas de Albacete y La Manga del Mar Menor.

Etapa 7. Gandía – Balcón de Alicante


Antes se habrá disputado la etapa con final en el Picón Blanco, que alguna pequeña sorpresa habrá deparado. Pero éste es el parcial con más desnivel hasta la fecha, el que empezará ya a vislumbrar quién ha venido a luchar por la Vuelta y quién no. Si bien la subida final no es ninguna barbaridad, tiene la dificultad suficiente para hacer daño en una jornada sin apenas llano, muy difícil de controlar.

Cuenta además con un elemento no siempre fácil de ver, y menos en la Vuelta: una subida dura casi de salida, el Puerto de La Llacuna, que puede favorecer un inicio caótico, con una fuga de alto nivel y con los equipos que quieran control teniendo que contemporizar para no perder gregarios.

Etapa 9. Puerto Lumbreras – Alto de Velefique

Jornada de alta montaña como habrá pocas en toda la Vuelta. La Sierra de los Filabres impondrá su dureza, a base de puertos largos y la amenaza del calor sofocante. Tras un inicio relativamente tranquilo en relación a la orografía, el larguísimo Collado de Venta Luisa aguarda algo después de mitad de etapa.

Una subida interminable, cercana a los 30 kilómetros, que puede ser la perdición de más de uno: quien se descuelgue aquí tiene casi imposible reengancharse y le espera minutada en la línea de meta. El último en pasar primero por el Alto de Velefique fue Romain Bardet en 2017, camino de Calar Alto. El francés ha mostrado su gran forma en la Vuelta a Burgos y tal vez volverá a ser protagonista.

Etapa 14. Don Benito – Pico Villuercas

La Vuelta regresa este año a Extremadura y lo hace con un gran aliciente: el primer final en alto de la historia en la Comunidad. La Sierra de Guadalupe era una zona claramente infrautilizada y esta deuda histórica se comienza a reparar. El final, en el Pico Villuercas, es una subida de aquellas que se denomina tipo Tour, de cierta dureza pero sobre todo larga, casi 15 kilómetros a más del 6% de media.

Antes, un terreno para nada desdeñable: el Collado Ballesteros, en la cara norte del mismo Pico Villuercas, cuenta con tres kilómetros terribles, a más del 13% de media, con puntas del 20%. Una auténtica trampa, un tramo donde romper la carrera desde lejos y poner en jaque la Vuelta si se lleva compañeros escapados por delante: como se ve en el perfil, el tramo previo a la última subida es de todo menos plácido.

Etapa 19. Salas – Altu d’El Gamoniteiru

El protagonismo mediático de esta Vuelta, en cuanto a la ruta propuesta, se lo lleva El Gamoniteiru. Y resulta difícil llevar la contraria. Largamente esperado por los aficionados más expertos en recorridos montañosos –y no solo asturianos ni españoles, lo pedían en foros de toda Europa-, por fin llega su estreno en una carrera de primerísimo nivel. 14’6km al 9’8% son las cifras oficiales para una subida que roza los 1500 metros de desnivel.

Para hacernos una idea, hablamos de unos números que rivalizan, si no superan, los de los puertos más duros de este pasado Tour: el Portet y el Mont Ventoux. Si bien no posee las rampas extremas de su vecino Angliru, no somos pocos los que preferimos una subida así, algo más humana en porcentajes máximos, pero de más longitud y más constante. Quien quiera ganar la Vuelta deberá ser uno de los mejores, si no el mejor, en el Gamoniteiru. No hay más.

Etapa 21. Padrón – Santiago de Compostela

Creemos justo incluir una contrarreloj en la selección. Por lo decisiva que puede resultar, pero también por su interés intrínseco, por su belleza y por el mérito que supone para los ciclistas que se desenvuelven bien en ellas. Ésta, además, de 34 kilómetros ondulados, será una contrarreloj de enjundia, dura y quién sabe si dramática. Situada el último día –nada de paseos triunfales no competitivos-, no permite opción de réplica. Es imposible prever si decidirá el ganador final, como lo hizo la del Tour 2020, o si por el contrario aquí llegará ya un jersey rojo consolidado y con margen. Pero en cualquier caso, reforzará la idea que quien se lleve la Vuelta será el corredor más completo y fuerte de la carrera.


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