Volver a ganar no significa olvidar para el mejor sprinter de la historia, cuya vida se puso patas arriba por una depresión. “La enfermedad mental te cambia de por vida, realmente nunca la superas, aprendes a vivir con ella”.
La temporada pasada, con 36 años, Mark Cavendish ganó cuatro etapas en el Tour de Francia. Fue como en sus mejores tiempos. Desde 2016 no ganaba ninguna. Había pasado tanto tiempo que llegamos a a dudar si volvería un ciclista imprescindible desde 2006, cuando apareció en nuestras vidas.
La temporada pasada, en realidad, Cavendish salió de un agujero negro que duraba casi cinco años. Fue el alegato de la gente que se niega a darse por vencida.
En 2022, Cavendish también ha empezado fuerte: ya lleva tres victorias y, sobre todo, una de ellas de alto voltaje como la Milan-Turin.
Pero, además, da gusto leer a Cavendish en su nuevo libro, en sus redes sociales o escucharle en las entrevistas que concede en las que, por encima de campeón del mundo, ejerce de ciudadano del mundo.
De eso quería escribir hoy.
Mark Cavendish ha sido uno de esos miles de ciudadanos que, sin saber por qué, un día cayó en las redes de una depresión. Fue en 2018. Desde fuera desconocíamos que hubiese motivos. Cavendish era un ciclista infinito que ya no tenía que demostrar nada a nadie. Pero a veces lo más difícil es combatirse a uno mismo. Y fue su propia cabeza la que puso su vida patas arriba y su carrera se paró en seco.
Cavendish sufrió una enfermedad que hasta entonces jamás podía imaginar que le fuese a pasar a él (retrato del ciclista insaciable acostumbrado a jugarse la vida).
Hoy, casi cuatro años después, padre de tres hijos, ya lo ha superado pero no le importa recordar en voz alta esos años en los que desapareció del mapa. “Pasé de ser el mejor del mundo a uno de los peores de la noche a la mañana”, le contaba en una entrevista reciente a Nacho Labarga, nuestro colega de Marca.
Sin embargo, el año pasado volvió a ser el mejor. Y cuando se le pregunta cómo fue posible a su edad Cavendish, el mejor sprinter de la historia, realiza un ejercicio de psicología que pasa por la convivencia: “La enfermedad mental te cambia de por vida, realmente nunca la superas, aprendes a vivir con ella”.
Por eso desea con tanto ahínco contar su historia, escuchar y que le escuchen porque esto va más allá del ciclismo. Cavendish sabe que hay en el mundo millones de personas que pueden pasar por esa situación y no encuentran diagnóstico. “Yo mismo era alguien que realmente no creía que los problemas de salud mental fueran una cosa demasiado seria”.
Y habla un hombre al que esos problemas le dejaron más de años en el dique seco, pusieron en jaque hasta a su familia y si al final superó esa depresión fue porque lo entendió todo. “No se trata de ser fuerte o débil mentalmente. Es una enfermedad. Es algo que no puedes controlar”.
De ahí el inmenso valor de escuchar a Mark Cavendish. En mayo cumplirá 37 años. Volverá o no a ganar (eso no lo sabe nadie), pero en cada entrevista que haga ya nunca dejará de hablar de esa depresión que sufrió y que, al final, no ha sido capaz de arruinarle la vida.
Al contrario.
Se ha convertido en la mejor victoria de un ciclista que ha logrado más de 150 victorias (qué cosas). Y la ha ganado él sólo, en silencio y sin aplausos de nadie, con ayuda de gente que hasta entonces creía que no le hacía falta: los psicólogos.
– En cada entrevista que hago, hablo de mis problemas porque si una persona puede sacar algo de eso, entonces vale la pena -explica hoy Mark Simon Cavendish a los 36 años-. Sé lo dañino que puede ser. No solo para tu vida sino también para otras personas a tu alrededor.
