Javier Ares la voz del ciclismo: “Critico a los que censuran a Enric Mas”

Publicado por
Alfredo Varona
Publicidad

Casi 50 años en la profesión. Sin su voz sería más difícil entender al ciclismo. “La épica me llega hasta la médula”, dice Javier Ares a los 67 años.

Su nombre, como su voz, representa al ciclismo, a la épica, a la emoción, a las cosas bien contadas. Nos hicimos mayores escuchando a Javier Ares. A su lado cruzamos generaciones de ciclistas. El resultado es el agradecimiento o la admiración. Las dos cosas valen. Es mucho tiempo. Y, a los 67 años, Javier Ares sigue al pie del cañón. Incluso ahora ha inaugurado un canal de Twich, ‘El Pinganillo’, donde pasa horas hablando de ciclismo. Los personajes alimentan la nostalgia. Nos trasladan a épocas pasadas en las que Ares ya decía lo que dice hoy. “La épica del ciclismo me llega hasta la médula”. Y todo eso da más valor a todo lo que rodea su nombre.

Marcó usted una época en el ciclismo.
Primero, son muchos años. Empecé en el 72. Pero me queda la duda de si he hecho tan bien el ciclismo o he hecho tan mal lo demás porque yo he hecho de todo en el periodismo hasta crónicas de rugby. Son casi 50 años en la profesión.

¿,Y ama a los otros deportes tanto como al ciclismo?
Yo amo la radio, la comunicación. Pero no me atrevería a responder a esa pregunta. Sí es verdad que a los 15 años, empieza mi fascinación por el periodismo y me fijo en el ciclismo y me lleva a buscar información de este deporte del que entonces no había tanta información. Y ahí empezó todo. Quizá porque lo difícil siempre resulta más atractivo.

Publicidad

¿Y se ha emocionado narrando ciclismo?
Claro. Despierta el niño que llevo dentro y, a diferencia del fútbol, no me ha dejado de apasionar. El ciclismo despierta el sentimiento nacionalista que uno lleva dentro. Y, para mí, los ciclistas son héroes porque detrás de la devoción del adolescente está la admiración de la persona madura. Si tuviese amistad con Pogacar supongo que me emocionaría igual.

¿Y cuándo uno se emociona es mejor narrador?
Si, rotundamente.

Imaginaba.
La impostura se detecta rápido. Te convierte en un personaje de cartón. Al menos, yo reconocería en cualquiera la impostura. No sé vivir a su lado. La épica me llega hasta la médula. Una canasta, un golazo sabes que es un instante fugaz, pero el ciclismo… Mira, ayer veía la ascensión de Carlos Sastre en el Tour que ganó a Alpe d’huez que son 39 minutos de incertidumbre. ¿Cómo no vas a emocionarte? Eso es una excitación que alimenta al narrador.

Publicidad

¿Podría vivir sin narrar ciclismo en verano?
Naturalmente que podría. No siempre la vida puede ser igual y ese momento llegará. Pero le puedo decir que estuve 40 años narrando partidos los domingos y ahora, que no lo hago, encuentro un placer enorme. A veces hasta apago el volumen. Y claro que podría vivir, si.

¿Y a los 67 años no es el momento de poner fin?
Tendría ese derecho. Pero no, no lo quiero. Llevo trabajando desde los 17 años. A los 65 me pude jubilar. Pero no veo por qué. Trabajo por placer y lo digo con toda la humildad del mundo.

Todo empezó entonces a los 17 años.
No me dejaban ser periodista. Quería trabajar en la radio. Pero en casa no me dejaban y me escapé. Mi padre era militar. Somos ocho hermanos y, de hecho, tres de ellos son militares y yo estudié Derecho. Pero mi ilusión era trabajar en la radio. No quería renunciar a ello. Me escapé de casa y me fui..

¿Y adónde se fue?
Me fui a la puta calle. No había secreto. En una buhardillita que teníamos. Me apañé. No necesitaba mucho. Trabajé en discotecas, de relaciones públicas, hasta en el Círculo de Lectores vendiendo libros a puerta fría un verano. Y lo compaginaba con lo que hacía en la radio. Pero eran otros tiempos claro.

Publicidad

¿Hubiera sido un buen ciclista?
Hubiera sido un buen deportista. Jugaba de mediocampista hasta los 18 años. Tuve una lesión de ligamentos jugando al fútbol en la rodilla. Pero ciclismo no lo sé. No tenía esa costumbre de montar en bicicleta.

¿Y quién fue su ídolo?
Mi ídolo era Luis Ocaña.

Luego, trabajó con el.
La primera entrevista seria de mi vida en 1977 se la hice a Luis Ocaña, efectivamente. Y luego trabaje con él en Antena 3, sí.

¿Y qué le pasó para suicidarse?
Nunca sabes la situación interna de los demás. Ocaña era un personaje atormentado. No conocíamos los detalles. Se quita la vida un día antes de ir al Giro de Italia mientras preparaba las maletas. Y ahí se acabó todo. Pero el Ocaña que yo recuerdo era divertido, era vividor. No solo era ese hombre atormentado que decidió el final de su vida.

¿Ha sido usted un vividor?
En el buen sentido de la palabra, sí. He tenido un trabajo que es mi afición. He visitado países. He hecho más de 30 Tours, mundiales de fútbol…. , he pasado media vida de viaje. Estaba más de 200 días fuera de casa y no era construyendo un puente en Qatar, sino de un sitio a otro. En ese sentido acepto que he sido un vividor.

¿Y en qué lugar se hubiese quedado a vivir?
En ningún sitio. Es verdad que en México estuve en un sitio muy especial en el Mundial de fútbol del 86. Era un país hospitalario muy barato para nosotros. Y ahora que me dice podría cambiar el sur de Francia o la Toscana por España. Y supongo que estaría igual de bien. No sé si por cultura o por qué razón. Pero tengo esa sensación.

¿Llegó a hacer una buena entrevista a Indurain?
Sí. Buena de profunda, de larga. Me acuerdo en un Tour en Antena 3 en 1993. Hacía el programa de la noche y me fui a Francia a hacer el Tour. Y recuerdo que estuve 30 o 40 minutos hablando con él. Y bueno, lo intentamos.

Y ahora, que han pasado casi 30 años ¿ve el ciclismo igual que antes?
Sí, lo veo igual. No soy tan alegre como otros que opinan por boca de ganso. Necesito recordar a la gente que esto no es un videojuego y que el ciclista que no ataca no es porque no quiere, sino porque no puede. Me lo permite la madurez. La madurez me ayuda a expresar cosas obvias.

Parece como si estuviese disculpando a Enric Más.
No. Al contrario. Le estoy aplaudiendo. Y en todos caso critico a los que censuran a Enric Mas. Hago hincapié en lo que pienso y en lo que sé, que es lo que me da un valor añadido. Creo que tengo más perspectiva por una cuestión de tiempo, de años.

Es evidente.
Enric Mas gana el doble dinero por ser segundo en vez de séptimo. Por eso no entiendo a los que dicen que es preferible morir matando y que por qué no ataca. ¿Qué significan esas bobadas? Quedar séptimo aunque reviente la carrera, no le va a salir más rentable. Tenemos que madurar nosotros. Debemos entender la lógica, ponernos en la piel del ciclista.

Javier Ares siempre nos abre los ojos.
Es mi obligación. Llevo años en esto. Debo utilizar los años para decir lo que pienso. Por mucho que ataquen Landa o Enric Más nunca van a ganar a Pogacar o a Roglic porque no suben más que ellos. No son Pantani ni tampoco son tan buenos como era el Chava Jiménez subiendo. Hay que aceptarlo.

Esto se resume diciendo que nadie tira piedras contra su propio tejado.
Obviamente.

Le diría que usted es el Echavarri de la radio.
No lo pretendo. Pero somos gente que razona lo que no quiere decir que seamos más listos que los demás. Pero utilizamos nuestra posibilidad de razonar y a veces es lo que nos diferencia.

Los años 80 nos acostumbraron mal en el ciclismo.
Se de dónde vengo y lo acepto. Con 12 años me ilusionaba un ciclista como Ocaña porque tenía esa capacidad. Pero esto es cíclico. No siempre los nuestros pueden ser los mejores. Es más, si Contador hubiese tenido que competir frente a Pogacar probablemente tampoco hubiese sido el mejor en su época. Hay que aceptar las cosas como realmente son. Hay que buscar la perspectiva. Verá que yo siempre hablo de la perspectiva pero es que es así.

¿Qué le queda a usted por hacer?
Disfrutar. Hace años que mi preocupación es disfrutar, aprovechar el tiempo. No consiento perder más tiempo en mi vida. He estado muy ocupado y no he tenido tiempo. El trabajo es un castigo bíblico. A algunos nos ha ido mejor sí. Pero el tiempo es lo mejor que uno puede tener como recordó Pablo el día que se llevó el bote en Pasapalabra. Dijo que iba invertir el dinero en tiempo, en estudiar lo que le apetecía. No se podía decir nada mejor.

¿Y usted concursará en Pasapalabra?
No, por Dios. No diga barbaridades. No tengo esa rapidez intelectual. Son enciclopedias vivas. No veo ninguna razón para hacerlo. No podría. Sería imposible por más que quisiese.

Publicidad
Comparte
Publicado por
Alfredo Varona