Inicio ciclismo profesional Enrique Aja: “Las piedras me rompían los cristales de las gafas”

Enrique Aja: “Las piedras me rompían los cristales de las gafas”

Enrique Aja fue aquel mítico ciclista con gafas de Reynolds y Teka. Hoy es un comercial de 62 años que recuerda que “en realidad, el ciclismo es un reflejo de la vida comparable a otras profesiones. Si no lo haces bien te echan en el ciclismo”.

 

Su padre fue el primer cicloturista que Enrique Aja conoció en su vida. Enrique Aja fue aquel ciclista de gafas que ya estuvo con el Reynolds en el mítico Tour del 83. Luego, llegó a ganar su etapa en la Vuelta a España del 87. Hoy, es un comercial de 62 años de ropa de ciclismo femenina que vive en plena naturaleza, en Cantabria, en Villaverde de Pontones, rodeado de corzos y de jabalís por las noches.

Aquel ciclista de gafas Enrique Aja.
En el 87 me operé la vista. Tenía miopía, 2,25 en cada ojo. Me animó una tarde en un hotel de Ávila un torero que se había operado. Y me operé en Madrid con Carlos Rincón, un médico colombiano. Entonces había oposición a ese tipo de operaciones. No existía el láser. Fui una queratotomía radial y fui un pionero.

¿Y no tuvo miedo?
Me operé una tarde y al día siguiente por la mañana ya veía. Él había hecho muchas operaciones. Había operado en Rusia, en Arabia… Tenía mucha experiencia, suficiente para que yo no tuviese miedo.

¿Y qué cambió en su vida?
Yo era un ciclista al que se le daban muy bien los descensos. Me había enseñado mi padre. Pero el problema era cuando llovía. Las gafas se mojaban de agua y no podía usar todas mis capacidades.

¿Entonces la operación le hizo mejor ciclista?
Me ayudó. No había tenido nunca esa seguridad. Las piedras me habían roto muchas veces los cristales de las gafas. Yo montaba en bici desde los siete años. Mi padre tenía un taller de bicicletas y le agradezco que nunca se preocupase de mis resultados, sino de enseñarme el ciclismo, la seguridad en la carretera. Hoy en día, no se hace así. La gente no te enseña a montar en bici, y esos errores perduran toda la vida.

¿Y por qué?
Los padres compran buenas bicicletas a los hijos pero las compran más grandes, porque en un par de años les quedarán pequeñas, y le bajan el sillín. Pero ese niño va descompensado y le provoca movimientos que les cuesta cambiar. La técnica la aprendes hasta los 18 años. A partir de esa edad ya no corriges defectos. Gracias a mi padre yo no tuve ese problema.

Nos abre usted los ojos.

Hay cosas básicas. Hay buenos ciclistas que tienen mala técnica. Eso lo ves rápido quién controla el espacio íntimo en el pelotón.  Los que preparan las llegadas lo dominan bien, pero los escaladores… Yo lo veo en las marchas cicloturistas. Cuando los ciclistas oyen una caída, miran para atrás y provocan caídas ellos también. Estuve 10 años en la escuela nacional de entrenadores. Me acostumbré a luchar frente a estas cosas.

Fue usted un ciclista diferente.
Yo puedo decirle en que parte de pelotón me encontraba solo viendo al ciclista que tenía lado. Pero es verdad que ahora ha cambiado mucho porque los equipos van todos juntos en bloque. Antaño no era así.

Era la libertad de entonces. 
Bueno, mi ciclismo fue un paso a la modernidad. En mi época salieron los pedales automáticos. Nos liberamos de los calapiés y de las correas y de sus rozaduras. Me acuerdo una vez, en la París Roubaix, que se me cayeron las uñas de los pies de golpear los dedos con los calapiés con el adoquín.

No fue usted un ganador. 
Gané ocho o nueve carreras, nada más.  Es importante que analices los meses en los que tu cuerpo rinde mejor. “A ti solo te pone en marcha el calor, el calor del Tour”, me decía Perico Delgado. Pero esto era la consecuencia de mi juventud. Yo iba al instituto a Santander desde Villaverde de Pontones y no podía entrenar hasta las vacaciones de verano. Por eso la Vuelta a España en abril me llegaba muy pronto.

¿Y eso le impidió ganar? 
Cuando llegas a profesionales debes tener claro si vales para ganar o para trabajar. Para ganar valen muy pocos. Pero luego existe un ciclista que trabaja y que en un momento dado puede ganar y ése fui yo. Fui realista. Fue lo que me permitió estar 10 años. Si tu ambición te hace perder la realidad no vas a estar en ningún sitio.

Y ése es el peligro.
Cuando llegué a Reynolds me enseñaron el oficio. Luego tus condiciones físicas o mentales te ponen en tu sitio. Si tú no haces tu trabajo todo puede fallar. Los ciclistas somos empleados. Hasta el que gana es un empleado, porque, si no gana, lo van a echar. Esto es una profesión. Su propio nombre lo dice: ciclismo profesional.

¿Y eso es lo más estresante?
Pero es lo que hay en el mundo laboral. En una empresa tampoco te dan cinco años para que te adaptes. Pues el ciclismo es igual.

Quién no firmaría ser ciclista.
De pequeño, yo quería ser cirujano. Tengo un amigo que lo es. Un día, en una marcha ciclista, me dijo que lo hubiera dado todo por ser ciclista profesional y yo le conteste, ‘pues yo lo hubiese dado todo por ser cirujano’.

¿Y ahora?
No me arrepiento. Me pagaron bien por ser ciclista. Y cuando me retiré mi único problema fue encontrar trabajo. Pero tuve suerte en el mundo comercial. Y ahora soy autónomo con todo lo que eso significa.

Los autónomos siempre merecen más. 
Hay que valorarlo todo. Yo estuve 10 años sin cotizar en el ciclismo para no obtener nada a cambio. Ahora, se lo hago ver a los corredores, ‘vosotros tenéis la suerte de cotizar a la Seguridad Social’. Además, ahora se compiten menos días y te permite durar más, porque lo que te quema es la competición, el estrés. Yo llegué a competir 120 días al año.

De comercial el estrés dura 365 días.
Depende. Si cumples objetivos, no. Pero al final todo es una escuela en la vida: tu deber es sacar partido de la experiencia. Recuerdo mi primera entrevista de trabajo. Me entrevistó José Ángel Sánchez, que hoy trabaja en el Madrid con Florentino Pérez. Me preguntó qué sabía yo del mundo de la empresa y le dije que todo, porque el ciclismo es un reflejo de la vida. Y le hice un paralelismo en el que le expliqué que la bicicleta es como una empresa y tus ahorros es no gastar las fuerzas hasta que llega la competición.

 


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2 Comentarios

  1. Decir que aparte de lo comentado en el reportaje,excelente compañero y grande como persona,le conoci en el ciclismo aficionado. Un saludo Enrique.

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