El ganador de cuatro Vueltas a España es un hombre que, a los 48 años, nunca ha dejado de hacer deporte y que pone en valor, como conferenciante en las empresas, lo que aprendió del deporte.
Hace poco, un conocido me contó que Roberto Heras había estado en su empresa.
– Dio una charla sobre liderazgo y no veas como se expresa -me dijo.
Y no me extrañó.
El Roberto Heras (Bejar, 1974), que uno recuerda, era así: un hombre educado y con buenas capacidades con el lenguaje, capaz de elegir lo que quería decir.
Siempre fue partidario del sentido común y nunca me pareció un esclavo del amor propio.
Quizás por eso uno le recuerda con este cariño, más allá de sus capacidades en la alta montaña.
En su biografía sólo existe una cuenta pendiente: el Tour de Francia.
Siempre defenderé que valía mas de un quinto puesto, que fue lo mejor que logró (año 2000).
Pero entonces se alistó como hombre de empresa en el ejército de Armstrong en US Postal y fue como cortarse la coleta.
En su momento no le importó reconocer que lo hizo por dinero: fue su manera de explicar que todas las motivaciones son válidas (lo importante es tener el valor de reconocerlo).
Yo sentía debilidad por Roberto Heras, por esta gente que dice las cosas como son.
Por eso es un placer escribir de él, contarles que, después del ciclismo profesional, encontró su sitio en la vida.
Defendió sus derechos y llegó hasta las últimas consecuencias.
Ganó en los tribunales y lo hizo de la mejor manera: sin ánimo de revancha.
– Sólo quería demostrar que yo no no me había dopado.
El Tribunal Supremo ordenó al Estado pagarle 724.000 por daños y perjuicios. Pero el daño ya estaba hecho: el ciclista se había retirado (había tenido que retirarse) a los 31 años.
Y el ciclista desapareció, efectivamente, pero quedó el deportista.
A los 48 años, Heras sigue fino, con los pómulos afinados como en el podio de la Vuelta a España, hasta cuesta echarle la edad que tiene.
Corrió casi por los cinco continentes como aficionado, hasta en el desierto.
Ganó en todos los sitios.
Y, cuando la motivación pidió la factura, Heras encontró refugio en el trail como corredor de trail en la montaña, como su hermano Miguel.
Todavía ejerce como tal y continúa liderando clasificaciones porque Roberto Heras es un deportista para siempre.
Y ése es el valor añadido del hombre, de esta combinación entre el deporte y la empresa, de todo lo que le ha enseñado la experiencia, de aquellos años en los que partía como favorito en esas cuatro Vueltas a España que ganó.
Hoy, Roberto Heras es un hombre lleno de pasado y contenido.
Sus memorias, contadas de forma elegante y con ese punto empresarial, son como la entrada de un concierto.
Por eso ha mejorado con la palabra, que ahora es parte de su trabajo y de su sueldo como conferenciante sin mayor misterio.
Y, al final, explica que la respuesta a la mayoría de las cosas que nos pasan en la vida están en el deporte.
-Sí, porque el deporte de élite es muy parecido al liderazgo en una empresa -justifica-.
-Tienes a un equipo trabajando para ti y debes saber hacer frente a esa responsabilidad.
Y el que te lo explica es un hombre que vivió el ciclismo profesional desde todos los status.
Roberto Heras Hernández (Béjar, 1974).
