Han pasado treinta años. Fue una caída en la que se rompió la mano. Fabio Parra, que en noviembre cumplirá 63 años, descubrió que ya no se atrevía a arriesgar como antes. Que ya nada tenía el mismo sentido.
Ayer cayó en mi mano una antigua entrevista con Fabio Parra que, para mí, fue como abrir el baúl de los recuerdos, un momento magnífico.
Si yo fuese vosotros, pincharía en el enlace.
Esa entrevista es algo más que recuerdos. También es valentía, sentido común y, sobre todo, ciclismo (amor por el ciclismo, que es lo que nos une a todos los que estamos aquí).
Fabio Parra, que el 22 de noviembre cumplirá 63 años, fue un ciclista colosal.
Un auténtico dolor de muelas para Perico Delgado en aquellos años y un placer para los que, ante todo, eran neutrales.
Parra nos hizo sufrir, sobre todo en aquella última subida a Navacerrada en la Vuelta a España de 1989, donde tuvo a Perico al borde del colapso.
A mí mismo (que entonces era un chaval) me hizo sufrir aquella tarde. Pero, si os digo la verdad, de todos los ciclistas colombianos que he conocido yo siempre me quedaría con Fabio Parra.
Y mira que Lucho Herrera fue el primero que nos enamoró; que Bernal ha sido el único en ganar un Tour o que Nairo Quintana llegó a ganar un Giro.
Pero Fabio Parra era una cosa especial.
Un ciclista combativo a más no poder, un hombre enamorado de lo difícil que ante la duda se hacía más fuerte.
Perteneció a un equipo como el Kelme en el que siempre se jugaba al ataque, y eso también pesa en el recuerdo.
La única deuda que le quedó fue ganar una grande, pero ya se sabe que eso es muy relativo.
A veces se recuerda con más cariño a los que no ganaron y merecieron ganar que a los que ganaron.
Y tengo la sensación de que este es el caso.
Por eso me resulta emotivo cada vez que escucho su nombre y me alegra que hoy sea una de las voces con más personalidad de Colombia.
-Inmediatamente después de retirarme, me hice administrador de empresas.
Porque siempre hay un momento en la vida en el que los ciclistas llegan a su fin y a veces eso es lo que más nos cuesta recordar a los aficionados.
En el caso de Fabio Parra yo ni siquiera situaba ese final en el tiempo y esa entrevista, la claridad con la que él lo expresa, me abre los ojos.
Por eso reproduzco la pregunta y la respuesta tal cuál:
-¿Cuándo y dónde decidió retirarse?
-Cuando se me fue acabando la chispa -contestó Fabio Parra-. Uno se va desgastando y cada vez va siendo más difícil porque la juventud que viene detrás cada vez va apretando más y más. Otra cosa que me cansó fue la viajadera: el ir y venir me aburrió, los aviones, los aeropuertos… Los hijos también fueron creciendo y empecé a quererme más, no arriesgaba tanto en las bajadas. Entonces, cuando me caí en el Tour de Francia del 92 aceleré mi retiro. Tuve una fractura en la mano y dije: “Hasta aquí fue”.
Y descubrió ese momento que a veces cuesta tanto descubrir.
Y es eso lo que pretendía con este artículo de Fabio Parra: insistir en lo importante que es saber tomar decisiones no sólo en el ciclismo, sino también en la vida.
