Inicio ciclismo profesional El ciclista que nos recordó que los reyes son los padres

El ciclista que nos recordó que los reyes son los padres

Eugin Berzin nos demostró, con 23 años, que Indurain no era inmortal. Fue en el Giro de Italia de 1994: una historia casi maquiavelica que merece la pena recordar. Berzin nunca más volvió a ese nivel. 

 

Y decíamos  “esto no puede ser, esto no es posible”.

Y, como siempre, tuvimos que hacer caso a Echavarri, a ese pozo de inmensa sabiduría: 

– Miguel no ha venido a ganar el Giro, sino a recuperar sensaciones.

Fue nuestro único premio de consolación en aquel Giro del 94, en aquella primavera del 94, en la que un jovencito, un ciclista ruso que parecía Bernd Schuster, con ese pelo rubio y esos ojos azules, nos recordó que Indurain no iba a ganar siempre.

Fue como cuando nos enteramos que los reyes magos son los padres.

Hasta entonces vivíamos en el paraíso.

Desde 1991 Miguel parecía imbatible.

Ganaba sin pisar el acelerador.

Había ganado tres Tours y dos Giros.

Y llegaba a Italia dispuesto a sumar el tercer Giro.

Pero apareció ese chaval, ese rubio de ojos azules, que también podíamos confundir con Leonardo Di Caprio y que, sin embargo, se llamaba Eugin Berzin.

Y no hubo manera de que Indurain le ajustase cuentas ni en las contrarreloj (que entonces eran largas como un día sin pan) ni en los Dolomitas, donde otro jovencito de la generación de 1970 llamado Marco Pantani se sumó a la revolución.

Y menuda la revolución.

Y en ella nunca se nos olvidará aquella pájara irreparable de Indurain en Santa Cristina, donde los minutos se hicieron elefantes.

Hasta entonces teníamos esa imagen de un Indurain inmortal que resultó que no era real y que, por supuesto, no iba a durar toda la vida.

Y el que nos lo demostró (antes de que Bjarne Rijs le ejecutase para siempre en Hautacam en el Tour de Francia del 96) fue Eugin Berzin.

Un tipo que tenía una edad para marcar una época y unas condiciones que en aquel Giro nos parecieron memorables con esa rebeldía que hace tan linda a la juventud. 

Entre Berzin y Pantani convirtieron una tortura aquellas retransmisiones de Tele 5 porque entonces el Giro se televisó en Tele 5.

Narraba Ángel González Ulcelay.

Y escuchábamos nosotros, jóvenes e impetuosos, gentes de la generación de Berzin a los que Berzin dejó con la palabra en la boca. 

La fortuna es que Echavarri volvió a tener razón.

Indurain, tras un mal invierno, recuperó sensaciones y volvió a ganar el Tour de Francia en el mes de julio.

De Berzin nunca más se supo en el podio.

Logró algunas victorias de etapa pero jamás volvió a estar a ese nivel lo que hizo más maquiavelica aún esta historia. 

Hoy, 28 años después, todavía nos cuesta aceptar que fuese verdad.

Eugin Berzin es un hombre de 51 años, un comercial que tiene un concesionario de coches en un pueblo próximo a Milán.

Siempre que los periodistas vuelven a verle le preguntan cómo fue posible.

Y él (que, por encima de todo, es un tipo simpático) contesta sin regañar:

– Fue lo más glorioso que me ocurrió en la vida.

Para él.

Para nosotros fue como enterarnos de que los reyes magos son los padres.

Un mal recuerdo que sólo cura la nostalgia.

 

 


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de BICIO

4 Comentarios

  1. De verdad? en serio que no vas a hablar de la realidad de Berzin, Gewiss, Ferrari, la Epo ? Era el único secreto de un corrdor que venía de la nada, hizo un año y medio sideral, y volvió a la nada. Como Ugrumov. Como Jaskula, chioccioli, …

Deja un comentario

Please enter your comment!
Please enter your name here

Con la publicación de un comentario acepto expresamente recibir la newsletter y soy conocedor de que puedo darme de baja en cualquier momento de acuerdo a nuestra política de privacidad