La cadena de nuestra bicicleta es uno de los componentes que más cuidado y mantenimiento necesita. ¿El motivo? Es el engranaje que hace girar las ruedas y, por lo tanto, una de las piezas que más desgaste sufre.
Un buen mantenimiento de la cadena (y de la bicicleta en general) nos puede ahorrar problemas mayores, como por ejemplo, tener que reemplazar otros elementos de la transmisión de la bicicleta, como la piñonera o los platos, que son más caros y más complejos de cambiar.
Sin olvidarnos que un mal estado de la cadena nos va a perjudicar en nuestras salidas porque hará ruidos, no enganchará bien, nos entorpecerá el pedaleo y, en consecuencia, afectará a nuestro rendimiento.
Pero, ¿cómo saber cuándo cambiar la cadena de la bicicleta? A continuación vamos a explicar las claves para evitar algunos de los inconvenientes que hemos comentado.
El medidor o calibre de cadena es una herramienta indispensable para saber en qué estado se encuentra nuestra cadena y cuándo deberíamos cambiarla.
Es un utensilio muy económico que podemos encontrar por menos de 5 euros y que nos será muy útil. Además, es muy sencillo de usar. Solo tenemos que introducirlo en los agujeros de la cadena y observar si se ha prologado al 75% de su límite.
El propio medidor muestra dos medidas: 1.0, que quiere decir que la cadena ha sobrepasado el 100% de su límite y un .75 que nos indica que aún queda un 25% pero que tocaría empezar a cambiarla.
En este sentido, el objetivo es comprobar si los dientes de los dos lados de la herramienta encajan con los eslabones de la cadena.
Así pues, para resumir, para que nuestra cadena tenga un buen estado, uno de los dos dientes del medidor de cadena no debe encajar con los eslabones.
Los motivos por los cuales se desgasta la cadena son múltiples. Pero el principal está claro: su uso. Como más kilómetros hagamos, más desgaste tendrá. No tiene más secreto.
Pero es cierto que hay factores que propician el desgaste de la cadena y que nos obligarán a prestar más atención a nuestra transmisión.
Llegados a este punto, cabe destacar que no hay una regla general de X kilómetros para cambiar la cadena, aunque la vida útil ronda los 3.000-8.000 en función de los factores que hemos expuesto.
Así pues, es importante que cada 1.000-1.500 kilómetros se haga una revisión sencilla con el medidor y ver en qué punto se encuentra. Más vale disponer de un medidor y dedicarle un tiempo de forma rutinaria, que tener que cambiar toda la transmisión.