Solo hay que sentarse a ver una prueba ciclista por televisión para saber qué hace el ciclismo en el cuerpo. Pero los cambios no están reservados solo a ciclistas profesionales, pues en los aficionados que son regulares y constantes también es muy evidente.
El ejercicio produce cambios en el cuerpo que, si bien son evidentes en cualquier persona, más aún entre quienes solían llevar una vida sedentaria o poco activa. En concreto, la práctica del ciclismo se hace especialmente evidente por la pérdida de peso o el crecimiento muscular, pero conviene valorarlos a nivel interno y externo.
Hay cambios que no son tan evidentes a simple vista, pero tus niveles de salud y bienestar sí los notarán.
El corazón es un músculo que, al ejercitarse, se hace más grande y más eficiente. Una frecuencia cardíaca y una presión arterial más bajas reducen riesgos.
Mejora también la capacidad pulmonar, por lo que el cuerpo se cansará menos. Y favorece la circulación sanguínea, por lo que la sangre transportará oxígeno a los músculos más rápido.
Será uno de los aspectos que más notes cuando comiences a hacer ejercicio regularmente. Al final del día estarás más cansado, luego te costará menos conciliar el sueño. A ello contribuye el descenso de los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Un estudio publicado en la revista Aging Cell de Anatomical Society demostró que los ciclistas tienen un índice mayor de células T que personas de la misma edad que no practican deporte. Para obtener los resultados se observó a ciclistas entre 55 y 79 años, cuyos niveles eran similares a los de adultos en la veintena.
Las células T son parte del sistema inmunitario y se forman a partir de células madre en la médula ósea. Se las conoce también como linfocitos T o timocitos, y protegen contra infecciones y combaten el cáncer.
Al practicar ciclismo, se fortalece la musculatura de la espalda. Se trata de una zona sensible que, con la edad, genera molestias de forma más o menos continua, sobre todo entre aquellas personas que tienen o han tenido trabajos muy físicos. Al fortalecer la zona lumbar, se reduce y previene el dolor.
Ejercitarse regularmente mejora el estado de ánimo. No solo por la reducción de cortisol, sino porque practicar deporte al aire libre contribuye a segregar endorfinas y serotonina. Un estudio de la Universidad de Zúrich constató las diferencias entre personas que pedalean regularmente y quienes no lo hacen, sobre todo por la mayor sensación de salud, vitalidad y relajación.
Como recuerda la psicóloga deportiva Manuela Rodríguez a través de la RFEC, es un antidepresivo natural. Fomenta el optimismo y la socialización, ayuda a ser más productivo y previene la degeneración neuronal.
También favorece la memoria y facilita el aprendizaje. Además, al no causar carga adicional en las articulaciones, no implica un riesgo excesivo que haría mella a nivel psicológico.
Seguro que te has fijado en el cuerpo de ciclista, tanto en los aficionados que llevan años practicando como en los profesionales. La práctica también realiza cambios apreciables externamente, lo que puede tener un impacto positivo en tu autoestima (luego más beneficios psicológicos).
Al practicar ejercicio, incrementas las calorías que gastas y es más probable que alcances el déficit requerido para bajar de peso. Se calcula que el gasto calórico está entre 200 y 600 kcal por hora, lo que depende de factores como la edad y el peso. Con el plan de alimentación adecuado, perderás peso.
El ejercicio también ayuda a eliminar líquidos y toxinas, lo que también tiene su reflejo en la silueta y en la sensación de bienestar.
La práctica del ciclismo contribuye a que los músculos se afinen y se tonifiquen. De hecho, seguro que te vienen a la mente las características piernas de ciclista. Lo que más se ejercita son glúteos, gemelos y cuádriceps y, en menor medida, aductores, isquiotibiales y sóleo.
Otras partes del cuerpo no se trabajan con tanta intensidad, aunque al ir apoyados en el manillar también se ejerciten mínimamente brazos y abdominales. Conviene que completes tus rutinas en bici con ejercicios de fuerza en el gimnasio o en casa para evitar el desequilibrio muscular. Así no perderás tono y fuerza en la parte superior.
Lo que hace el ciclismo en el cuerpo es un cambio físico evidente a nivel externo, y un aumento de la salud y el bienestar a nivel interno. Es habitual que alguien comience a hacer ejercicio por una motivación física, pero conviene tener paciencia y no frustrarse si los cambios no llegan con la rapidez que esperamos, porque los beneficios van más allá.
Es aconsejable que te centres en cómo te hace sentir, y no tanto en cómo te hace ver. Así serás constante, y verás el denominado cuerpo de ciclista solo como un resultado más.