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Carlos de Andrés: el periodista que nos pone de acuerdo

Hijo de químico, llegó al ciclismo en TVE casi sin pretenderlo en la Vuelta del 88. Hoy, 32 años después, es uno de los periodistas de ciclismo más reputados del mundo.

Su voz nos acompaña desde hace 32 años en TVE, desde la Vuelta Ciclista a España de 1988.

– Un día un jefe me ofreció ir a esa Vuelta a España y desde entonces – explica Carlos de Andrés a los 56 años.

Media vida.

– No sé que sería de mi vida sin el ciclismo -añade.

Y mira que no le dio tiempo a imaginarlo.

– Porque yo nunca pensé en el ciclismo. De hecho, hacía otros deportes.

Se subió a una moto en 1988 y estuvo 11 años.

Retransmitía Pedro González y él, sin arrugas y con el pelo negro, parecía un chaval recién salido de la universidad.

– Sin esa etapa, tengo claro que yo sería diferente. Me ha permitido una capacidad de análisis que sin esos 11 años que pasé en la moto, ahora no tendría.

Pero no volvería.

– Aquella etapa ya pasó – insiste.

– ¿Y fue todo tan bonito? – le pregunto.

– Bueno, también me podría acordar de aquel año que me tocó con un piloto al que me costaba entender y reconozco que pasé miedo, y mira que ahora a veces coincido con él y es un gran piloto. Pero entonces.

Carlos de Andrés tiene 56 años: le hemos visto envejecer en televisión.

Nos convenció casi siempre.

Apreciamos su claridad de ideas: la facilidad con la que se entiende durante horas con Pedro Delgado.

– Los dos estamos convencidos de que, si nosotros no nos lo pasamos bien, no vamos a conseguir que la gente se lo pase bien.

Y no se aburre.

– Aburrirse como tal no -matiza-. Siempre hay etapas coñazo. También es verdad que todos pasamos épocas y que siempre hay días que te apetecen más. Pero el aburrimiento no entra en juego. De hecho, en primavera estoy deseando que llegue la París – Roubaix para narrarla. A veces no te parece ni un trabajo.

¿Se le hacen largos los inviernos?

– No. Siempre hay algo que hacer. Además, uno tiene que valorar lo que tiene. El ciclismo ha provocado que haya pasado hasta 150 días fuera de casa en algunas épocas. Por eso no me cuesta estar en casa. Mis hijas ya son mayores y tengo más tiempo para mí.

– ¿Sus hijas han seguido sus pasos en el periodismo?

– No, no, son enfermeras, han decidido seguir los pasos de la familia de la madre que se dedican a la medicina.

Carlos de Andrés sí sabe porque se hizo periodista.

– Me gustaba viajar.

Y lo acepta.

– He tenido suerte.

Pero en su casa pasó como en tantas.

– Cuando le dije a mi padre, que es químico, que quería estudiar periodismo le costó entenderlo. Había pensado en carreras como Económicas o Derecho para mí.

Carlos de Andrés hoy es un reputado periodista de ciclismo en el mundo entero.

– ¿Que si esta es una profesión dura? – se pregunta -. No, no lo creo. Y sobre todo si te gusta.

Y pone su ejemplo:

– Me acuerdo que en un Mundial estuve 40 días en el mismo hotel y me resultó aburrido. Prefiero ir de un sitio a otro. A mi me gusta levantarme cada mañana y hacer la maleta, porque me he acostumbrado a esta vida.

– ¿Es tan dura la vida de los ciclistas? – le pregunto.

– Es que dura no sé si es la palabra. De verdad. Es cierto que el ciclista viaja, sufre y se esfuerza mucho. Pero también hay otras profesiones en las que la gente sufre y se esfuerza mucho y la diferencia es que no les gusta lo que hacen. Sin embargo, al ciclista le gusta, está aquí porque le gusta lo que hace.

– Eso sí es verdad.

– Antes había un tiempo en el que los ciclistas acostumbraban a llamar vividor a todo el que no se dedicaba al ciclismo. Pero ahora se han dado cuenta de que no es así.

¿Qué presión tiene usted?

– La única presión es hacerlo bien -contesta.

– Claro.

– Antes, cuando eras joven y no sabías lo que te ibas a encontrar, tenías mas presión. Pero ahora después de tanto tiempo.

Cuando Carlos de Andrés empezó, Pogacar no había nacido y Roglic tenía un año.

– Fíjese.

Carlos de Andrés: usted, que retransmitió a Indurain, a Contador, a Sastre, a Escartin…., y, sin embargo, ahora el ciclismo español -le digo.

– Pero en las carreras lo ves de una manera más profesional. Claro que hay momentos en los que te dejas llevar. Pero esos ya no son tantos. Eres frío por encima de todo, y cada época tiene su momento. Es verdad que el nivel medio fue muy alto en el ciclismo español y que ahora a priori los eslovenos son superiores. Pero quién te dice que Enric Mas no pueda.

Recuerda que el otro día hablaba con Carlos Arribas, el enviado especial de ‘El País’ al Tour.

– Me decía que era más fácil contar como un ciclista se cae o como se para a tomar un helado. Pero ése es el ciclismo de antes. Ahora es el de los vatios y la emoción, que nos queda, está en el error, en pensar que pueden pasar cosas.

– Matemáticas.

– Bueno, aún queda un componente físico -rebate.

Pensaba que me iba a decir usted que el ciclismo es el deporte más bello del mundo – le insisto.

– Por territorio y paisaje quizás sí. Pero cada uno tiene un deporte preferido y al que le guste el tenis te dirá el tenis: todo depende de cada uno.


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