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Aprende de esta mujer. Se baja de la bicicleta para hablar por teléfono

Algo tan simple como lo que está haciendo esta mujer de la foto en el Camino de Santiago (bajarse de la bici para hablar por teléfono) no todo el mundo lo hace. Y se exponen a riesgos y multas innecesarias

Y el caso es que esta fotografía no tiene mayor misterio, para qué engañarnos.

Pero quiero explicar cómo, dónde y por qué la hice.

Estoy realizando el Camino de Santiago y este de la fotografía es un tramo donde los peregrinos a pie coinciden con los ciclistas en la etapa de Sarria a Portomarín.

Y en ese momento vi como esta mujer se apartaba a una esquina y se bajaba de su bicicleta para hablar por teléfono.

La cosa no tendría mayor trascendencia si todo el mundo lo hiciese como ella.

Pero, incluso, en las ciudades ves a gente al teléfono mientras se desplaza en bicicleta, y mira que eso es objeto de multa, pero hay casos que ni aún así: siempre pensamos que nosotros somos los últimos a los que van a pillar (o ni lo pensamos siquiera).

El Camino de Santiago es otra historia. Aquí apenas hay motivos para accidentes de circulación más allá de algún bache o de alguna piedra mal colocada en el piso que haga trampas.

Pero aun así eso no da derecho a los ciclistas a hablar por teléfono o a manejar el móvil, mientras van en bici, entre otras razones porque son dos cosas que en el diccionario deberían figurar como incompatibles.

Y eso es lo que prueba esta fotografía.

O lo que demuestra esta mujer.

Y eso fue lo que me llamó la atención a mí para pararme y fotografiar una escena que la considero didáctica y no cabe duda que de obligado cumplimiento.

No sé ni cómo se llama esta mujer.

No me paré  a hablar con ella ni a darle las gracias porque hubiese obstaculizado su conversación  (y no había por qué).

Pero desde aquí sí lo hago.

Sí le doy las gracias por demostrar cómo se deben hacer las cosas y recordar que las prisas, que todos tenemos por llegar a los sitios, siempre deberían perder la batalla frente a tu propia seguridad.

Nada más que esto por esta vez. No pretendía otra cosa. Continuamos con el Camino de Santiago que es una fuente de valores y de paciencia.

De aquí saldremos más cansados, con un kilometraje en las piernas que en otras condiciones no te atreves ni a soñar.

Pero nadie nos mandó meternos en esto. Vinimos aquí para probar que, entre las cosas no necesarias, probablemente esta sea de las más bonitas.

Y en el Camino hemos encontrado lo inolvidable y gentes como esta mujer de la bicicleta que, sin decirnos nada, nos enseña a ser eficaces y justos con nosotros mismos.

 


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