La ropa impermeable es imprescindible para salir a rodar con lluvia - Foto: L. Jonas
Con la llegada del otoño y del invierno, la lluvia se convierte en una de las compañeras de viaje cuando uno sale en bicicleta. Hay lugares, como por ejemplo Flandes – sede de los últimos mundiales – donde este fenómeno meteorológico es el pan de cada día. Pero hay otros sitios donde los ciclistas no están tan acostumbrados a ella, y salir a rodar en bicicleta se convierte en una aventura.
La lluvia, muchas veces, supone un freno a la hora de salir a pedalear. Las razones son múltiples: incomodidad, inseguridad, pereza… por esto en este artículo te presentamos 10 consejos y recomendaciones para ir en bici cuando llueve.
Es importante tener claro y remarcar que la seguridad siempre debe primar y que en caso de salir lloviendo, hay que hacerlo con cabeza, con algo más atención, y también siendo conscientes que existen riesgos. Pero si los tenemos presentes y nos equipamos para ello, no hay ningún problema.
Si eres de los ciclistas que no te acaba de convencer eso de quedarte en casa haciendo rodillo y quieres salir haga sol, llueva o nieve, esto te interesa.
Si con buen tiempo ya resulta muy útil planificar la ruta y mirar la previsión meteorológica, con lluvia es aún más importante. Tenerlo todo planificado, conocer las carreteras y los senderos por los que vamos a circular, nos ayudará en condiciones adversas. Nos dará más seguridad y confianza encima de la bicicleta.
Así, por ejemplo, es recomendable evitar caminos con mucho barro o de difícil acceso; zonas resbaladizas o carreteras con mucho tráfico. También es recomendable comprobar la previsión del tiempo para hacernos una idea de cómo puede evolucionar la climatología a lo largo del recorrido, ya no solo por la lluvia, sino también por el viento, el principal enemigo del ciclista.
Este es uno de los puntos clave: la ropa. Cuando llueve hay dos premisas que debemos tener claras a la hora de equiparse: debe ser ropa impermeable y ser visible para el resto de conductores y peatones. Una chaqueta, un chubasquero, un culotte impermeable… son prendas que todo ciclista debería tener en el armario si quiere salir a rodar con tiempo adverso.
También es importante proteger bien pies, manos y cabeza, con unos buenos cubrezapatillas, guantes e incluso, un cubrecasco. En cuanto a la visibilidad, además de ropa llamativa, tendremos que incorporar algún elemento reflectante además de las luces.
En relación con lo que comentábamos hace un momento, no debemos confundir ropa impermeable con térmica. Son conceptos distintos y la térmica no nos ayudará – a no ser que haga mucho frío – en caso de lluvia. Al contrario. Al no ser tan transpirable, podemos acabar más mojados por nuestro sudor que por el agua. En este sentido, el riesgo de sufrir hipotermia en salidas muy prolongadas es importante tenerlo en cuenta y ser conscientes de ello.
Por ello, debemos tratar de mantener la temperatura corporal con las prendas de ropa y complementos adecuados y vestirnos por capas. ¿Por qué? Porque en caso de cambios de temperatura, será mucho más fácil de quitar y de poner.
Si el casco de por sí ya debería ser imprescindible, con lluvia lo es aún más. También podemos añadir un cubrecascos para evitar que la lluvia se filtre entre las aperturas, además de una visera. Si el cubrecascos no te convence, siempre puedes tirar de una gorra impermeable debajo del casco.
Las gafas también son clave para evitar que la lluvia nos entre en los ojos. Deben ser gafas transparentes para no perder visibilidad y luminosidad, ya que en días de lluvia acostumbra a haber menos luz.
Cuando llueve, baja la presión de los neumáticos ya que de esta forma las ruedas tendrán una mayor adherencia y tendremos menos posibilidades de patinar. Ganaremos en agarre y las cubiertas se amoldarán más al terreno porqué habrá más superficie de contacto con el suelo.
Tampoco las dejes sin aire porque entonces podremos dañar la llanta. Por lo general, si llevas una presión alta en los neumáticos puedes rebajarla sobre 0,5 bares en Mountain Bike y entre 1 y 2 bares en carretera.
Otro de los consejos y recomendaciones para salir en bici cuando llueve es el de frenar con más anticipación. Con lluvia, tenemos que circular más atentos y concentrados porque nuestra capacidad de reacción disminuye. Por eso, anticipar los movimientos nos puede ser de gran ayuda.
La frenada en mojado debe ser más progresiva y prolongada. Además, primero es recomendable frenar ligeramente para expulsar el exceso de agua que pueda haber en las zapatas o las pastillas, y después ya podremos frenar con más presión. Eso sí, la distancia de frenado con lluvia siempre será mayor.
Cuando llueve, una de las grandes prioridades es hacernos visibles. El resto de conductores nos tienen que ver porque con lluvia la visibilidad se reduce considerablemente. Debemos llevar una luz delantera y también una trasera de color rojo durante todo el trayecto. Tanto de día, aunque no sea obligatorio, como de noche, que sí es obligatorio.
Siguiendo con los consejos y recomendaciones para circular en bicicleta cuando llueve, otro de los aspectos a tener en cuenta son las curvas y las líneas blancas. Si hace un momento hablábamos de frenar con más anticipación, en las curvas debes intentar mantener la bicicleta lo más perpendicular posible para evitar inclinar la bicicleta, hacerlo con suavidad y reducir la velocidad.
También hay que tener mucho cuidado con las líneas blancas y los pasos de peatones porque cuando están mojados, resbalan mucho.
Si no quieres acabar con la espalda llena de agua y barro, te recomendamos instalar un guardabarros en la rueda trasera de tu bicicleta. Los hay que se pueden quitar y poner en el mismo sillín que son una solución fácil, práctica y económica.
Si usas la bicicleta para desplazarte en tu día a día al trabajo, sí que serán fundamentales tanto en la rueda delantera como trasera para no acabar con la ropa completamente sucia.
Y para acabar con los consejos y recomendaciones para ir en bici cuando llueve, intenta trazar siempre por la parte más seca de la carretera o del sendero y, en ningún caso, entres en un charco. ¿El motivo? Nunca sabes la cantidad de agua que puede haber debajo y lo profundo que puede ser el agujero, por lo que conviene no jugársela y arriesgarte a caer.