Mo Farah ganó y brindó la esperada victoria británica a los miles de espectadores que se apostaban en el recorrido. Como cada mes de septiembre en el condado de Tyne and Wear, en el noreste de Inglaterra, se disputaba una de las pruebas en ruta más importante del mundo, la Bupa Great North Run. La media maratón cumplía 34 años de historia con más de un millón de corredores en su haber.
Y de nuevo todas las esperanzas locales estaban depositadas en el doble campeón olímpico y tres veces campeón del mundo, el hombre del caché de los 700.000 dólares, Mo Farah.
Hacía 29 años de la última victoria británica a manos de Steve Kenyon y a diferencia del año anterior donde los organizadores apelaron a la épica buscando un enfrentamiento histórico con Bekele y Gebrselassie, en esta ocasión el cartel de la carrera estaba diseñado para saciar el apetito del inglés y curar las cicatrices de su debut maratoniano. Los pronósticos de las casas de apuestas no dejaban lugar a dudas. 1,40€ por euro apostado mientras que el resto de contendientes partían con unas cotizaciones de más de 10€.
Farah, el Keniano Mike Kigen y el Ugandés Thomas Ayeko tomaron la delantera con un paso frenético de 28:19 el 10K. Los tres atletas representados por la agencia de Ricky Simms, uno de los managers deportivos más importantes del mundo y titular de uno de los grandes cuarteles de entrenamiento en la zona de Eldoret donde comparten kms.
Mitad teatro de los sueños, mitad negocio, estos campos de entrenamiento reúnen a los mejores corredores de larga distancia del mundo. A los grandes depredadores de la ruta, estrellas con honorarios que quitan la respiración a organizadores de los principales maratones y medios maratones del mundo. Y entre tirada y tirada parece que también se forjan los grandes pactos.
Kigen, que ya sabía lo que era bajar de 60 minutos, lideraba con empeño la prueba mientras que Farah perdía fuelle cediendo unos metros que acababa recuperando o manteniendo gracias a las desaceleraciones del Keniano. Y esa fue la dinámica en los últimos kms. Hasta el paso de la última milla donde la cámara interceptó una conversación entre ambos, un gesto que después del desenlace ha sido cuestionado, y desmentido por los protagonistas, como posible amaño de la carrera. A partir de entonces, como si el guion estuviera escrito, tomó el mando Farah y lanzó su clásico ataque pero esta vez claramente descafeinado, sobreactuado, a pesar del formidable tiempo final (60:00). Los parciales de los metros finales lo confirman. Las imágenes también. Incluso Kigen se permitió acercarse a falta de 50 metros sin aparente voluntad de luchar por la victoria. La única pregunta que nos queda es cuál fue el importe del arreglo pero parecía satisfacer a ambos.
Vídeo resumen
Metros finales
Foto: BBC
