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Un farangi en la Ethiotrail

Hola a todos l@s amig@s de la Bolsa del corredor. En esta entrada quiero contar como le ha ido a un farangi (hombre blanco) como yo en un carrera, la Ethiotrail. La verdad me va a resultar difícil, no se por donde empezar, ¿que ha sido esto?. ¿Una carrera?, ¿una aventura?, quizá ambas, pero las palabras que mejor la definen son “experiencia inolvidable”.

Los paisajes vistos, la gente conocida, la sonrisa de los niños, el empeño que ponían en que supieras algo más de su cultura, ha sido algo que nos ha cautivado a todos los que hemos asistido a esa carrera. Un buen titular, sería (robándoselo al gran Pepe Rubianes), “La Sonrisa Etíope”, pues te recibían hablaban y despedían siempre con una.

Cascadas del bosque Lephis
Lago Langano

Hemos podido compartir (algo alejados por el idioma), algunas tradiciones con la comunidad Somoro, cuyas mujeres nos bailaron un baile de agradecimiento por la visita, mientras los hombres realizaban carreras de caballos. Al finalizar nos ofrecieron café con palomitas, hecho según su protocolo (que lleva más de dos horas). El café estaba delicioso, pero había que tomarlo con precaución ¡si no querías estar dos días sin dormir!

Baile de agradecimiento de los Somoro.

Video. Cánticos de las mujeres Somoro

La experiencia atlética también ha sido de primer orden. No siempre se habla con el ganador del Maratón de New York, te pregunta por tus entrenamiento, como llegas a la carrera, etc…. Gebre Gebremarian fue un anfitrión estupendo. En carreras tradicionales no se suele compartir algún rato con 3 o 4 campeones olímpicos. Tampoco es habitual que la primera campeona olímpica africana, Derartu Tulu, te busque para hacerse una foto contigo, porque un periodista (con el que yo había estado hablando un rato antes), le comentó que había un corredor que quería hacerse una foto con ella. Impresiona de verdad la humildad y cercanía de todos los atletas etíopes, son dignos de admirar.

Derartu Tulu, campeona olímpica de 10.000 m en Barcelona 92 y Sidney 2000.

Ya en la carrera, la organización fue perfecta, al nivel de cualquier carrera europea. Recogida de dorsales el día previo, briefing donde nos contaron los pormenores del circuito, buena organización en la salida, etc. A la hora de la salida, echo una ojeada a mi alrededor y a simple vista no veo demasiado nivel, todo corredores “normales”, blancos (farangis), algún japonés, estadounidense, polaco y también etíopes, pero no parecían gacelas Thompson …. Hum. Nos dicen al momento que falta un autobús, que está a punto de llegar.  Tras un rato de espera bajan a toda prisa un grupo de atletas, finos cual fideo (de los finos) y con pinta de ser rápidos no, ¡lo siguiente!. Quizá sus nombres ahora no sean conocidos, pero en un tiempo sonarán como ganadores de los principales maratones europeos.

Algunos etíopes. Mohammed Temam (ganador del maratón, con 2h 40 min) y Esubalew Asnake (7º clasificado)

Con todos preparados en la salida, nos disponemos a ponernos a correr, que para eso hemos venido, ¿no?. Para esta carrera, nuestros amigos de Sport Different (@Ronhill_Spain) me cedieron una equipación completa de Trail (calcetines Skyline Anklet, Camiseta y PantalónCargo Short). La ropa de esta conocida marca en el Reino Unido y que se abre camino ahora en España, resultó de lo más cómoda. Los pantalones son muy finos y cómodos, y sus bolsillos te permiten llevar geles energéticos o cualquier otra cosa que necesites en el Trail. Los calcetines, son finos y se adaptan perfectamente a la anatomía del pie, como una segunda piel. Además, los refuerzos que tienen en el arco plantar, y en otras zonas del pie que se castigarán por los kilómetros, ajustan firmemente el calcetín lo que evita los desplazamientos del calcetín en carrera, causantes de la aparición de ampollas. La camiseta, de un diseño espectacular es cómoda, fina pero resistente a los arañazos típicos de zarzas u otros arbustos, en el caso de la Ethiotrail, de las acacias, que nos rasgaron la piel, pero no la camiseta.

Preparado para la salida, con la estupenda ropa de Ron Hill

Se da la salida, y tras ver partir a los atletas de élite, me pongo a un ritmo tranquilo de 4.30-45 min/km en los primeros 3,5 km, que discurren por pista de tierra. Aquí llega la primera subida, al pequeño volcán (unos 120 de desnivel). Se hace fácil, pues todavía tenemos fuerzas, pero empieza a notarse la altitud del parque (sobre unos 1800 metros, ascendiendo a 2000 aprox). En la bajada empiezo a ir más tranquilo, pues es conocida mi aversión y miedo a las bajadas, fruto de los 7 mil esguinces que me habré hecho.

En el camino de bajada a la playa del lago, el camino se pone difícil, con mucha, mucha piedra y con la particularidad de que estaban sueltas, con arena etc. Pues nada, decido ir despacito (o andando) hasta que el terreno sea más “corrible”. Aprovecho para disfrutar del paisaje, quedarme grabado los sitios por los que paso (algo que en carreras “a cuchillo” no suelo hacer), pararme, hacer fotos y ¡hasta recoger muestras de minerales!. Al ser una zona volcánica, hay muchas rocas de obsidiana y como de pequeñito coleccionaba minerales, pues a la saca. La verdad es que podía haberlas recogido a la vuelta, pues iban tintineando en mi pantalón casi toda la carrera … ¡yo creo que hasta me lastraron! je,je .. si no las recojo podía haber ganado !!

Inicio de bajada a la playa del lago Abijjata

Al llegar a la playa, por fin un poco de llano y terreno para recuperar un poco de ritmo y distancia con unos japoneses que me han pasado. ¡Y yo que pensaba que eran “footingueros domingueros” por las pintas que llevaban (pantalón de chándal)!. Me cruzo con el grupo de primeras chicas, que van a la velocidad de la luz (o más), y poco después al gran Agustí Roc (campeón del mundo de kilómetro vertical). Ya al final de la playa, se vislumbra la subida al punto de control donde los corredores de la media maratón nos damos la vuelta. Voy subiendo, corriendo, andando, y mientras resuello oigo que algo, tipo locomotora, baja a toda velocidad. Era uno de los corredores etíopes, que sin miedo y a toda velocidad bajaba por los riscos. Me tuve que apartar porque casi me arolla, je,je.

Playa del lago Abijjata. ¡La flecha marca donde tenía que subir!
¿Dónde me he metido? ¡Con lo bien que se va en el llano!

Al llegar a la cima, esperaban unos cuantos de cientos de habitantes de la zona, viendo como los farangis mordíamos el polvo. Control, avituallamiento y vuelta por el mismo camino, que al ser conocido parece que ya no infunde tanto respeto. Como no he ido a tope de ritmo, me digo a mi mismo que los últimos kilómetros me tengo que apretar, darlo todo metiendo un poco de ritmo, ya que eran por pista y bastante llanos. Al llegar, efectivamente me puedo poner a un ritmo rápido y cojo a dos etíopes, con los que hago buena parte de esos kilómetros. A un kilómetro mas o menos les digo que si quieren hacer la entrada conmigo, juntos, y me dicen que sí, pero uno de ellos empieza a apretar. Vuelvo a proponer la entrada juntos, en plan amistad farangi-etiopía, me vuelven a decir que si, pero a 150 metros de la llegada el de antes vuelve a apretar con la firme intención de ganarme. Pues nada, le pego un sprint final tipo Usain Bolt y les paso a los dos, entrando por delante.

En carrera, delante del corredor etíope que luego me quiso dar el “hachazo”

Al final, la carrera salió en 2h 23min 19 seg, en la posición 35 de 51. El tiempo, regular, pero la experiencia de carrera ha sido inolvidable.

Como resumen decir que la Ethiotrail ha sido una experiencia apasionante, con una organización perfecta, y que trasciende más allá de la propia carrera. Si quieres conocer dónde, cómo y porqué corren los mejores atletas del mundo, tu carrera es la #ethiotrail.

¡Salud y Kilómetros!

Alfonso Martínez Nova @podoalf 


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