Se lo voy a contar todo, Doctor

A partir de su tuit, “Ante un paciente que dice: ‘Me duele al correr’, debería estar prohibida la respuesta: ‘deje de correr’, decidí que tenía que conocer al doctor Juan José López (@drlopezmartinez).  

No seré neutral. Tampoco creo que sea fácil sustituir a un hombre que un día fue capaz de escribir en Twitter: “Ante un paciente que dice: ‘Me duele al correr’, debería estar prohibida la respuesta: ‘deje de correr’. Para eso no estudiamos 12 años“. De repente,  aquel día ocurrió algo grande.  Su presencia se agigantó en las redes sociales: tanto sentido común es una obra de arte. Hasta yo mismo sentí prisa por llamarlo. El día que lo hice descubrí un tipo joven de 34 años, traumatólogo y cirujano. Una historia distinta y una vocación sin tiros al poste.  Un doctor a la altura de ese tuit. Un tipo muy joven al que Pau Gasol acababa de enviar un correo electrónico de felicitación un día después de su memorable partido ante Francia en el Europeo del año pasado que tenemos prohibido olvidar. Pero Pau tenía motivo. El doctor Juan José López había logrado la beca de la Fundación Gasol para trabajar durante seis semanas en el Children’s Hospital de Los Ángeles. No fue fácil convencer al tribunal, pero tampoco era imposible.

Hoy, queda la experiencia, hasta esa media maratón que él, hombre venido del tenis, se atrevió a correr en Los Angeles, la primera y no sabe si la única de su vida. Pero, en fin, yo no llegué aquí para contar su biografía, sino para explicar al médico, para sacar jugo a ese tuit o para blindarlo frente a la indiferencia. Al menos, la mía y, si lo sé hacer, la de ustedes. Hay días nacidos para lograrlo, para abandonar Los Ángeles y para regresar a Murcia sin pesimismo de ninguna clase. Allí está la vida y la consulta del doctor, que se enorgullece de ese abrazo de Gasol en la fotografía antes y después de entrar cada día en el quirófano. Allí puede encontrarse a un niño o a una niña con un dedo más en cada una de las dos manos que tal vez le va a pedir si su peluche puede acompañarle durante la operación. No sólo es medicina. También es vida. “El tema infantil es impresionante. No te pide informes de minusvalías. No te pide no trabajar”.

“Todos los días llegan pacientes que han pasado por otros especialistas, cansados de escuchar ‘deje usted de correr'”

Pero precisamente esa es la gran similitud entre el niño y el atleta, unidos como uña y carne, destinados los dos a mirar siempre a portería. La diferencia en la vida real que explica que el doctor se prohíba a sí mismo decir ‘deje usted de correr’ porque sería como impedir a ese niño, que no tiene culpa de nada, que su peluche favorito le acompañe hasta el quirófano, y no. “No estamos para eso”, razona. “Todos los días llegan pacientes que han pasado por otros especialistas y que están cansados de escuchar ‘deje usted de correr'”. La idea no se ajusta al doctor López, que prefiere la exigencia que la vida despertó en él. Quizá porque cuando se ganaba un dinero dando clases de tenis en inglés ya era así. O quizá porque cuando vio morir a su padre por un infarto, a los 57 años, se dio cuenta, definitivamente, de lo peligrosa que puede ser la vida. Así que nada cambió el año en el que fue elegido ‘Míster Murcia’, al contrario. La pasarela también puede ser muy exigente. Los prejuicios del resto del mundo no siempre son verdad. “El año en el que menos tiempo tuve fue en el que saqué mejores resultados académicos en la carrera”.

Hoy, da gusto escuchar a este hombre, inexplicable sin la exigencia. Durante cinco años fue jefe de los servicios médicos del Real Murcia en los que jamás olvidará que el equipo llegó a empatar a cero frente al Madrid de Mourinho en Copa del Rey o a cruzar media España en autobús. “Pero tampoco olvidaré que el club te exigía que encontrases una recuperación para los futbolistas, porque la vida es así”. El legado ya es para siempre. “Si estamos en la sociedad del bienestar, no se le puede pedir a un paciente que deje de hacer lo que le gusta”. Así que sus atletas difícilmente dejan de correr sin buscar la solución en cualquier parte y a cualquier hora.  “Porque hay que adaptarse al tipo de paciente que uno tiene: yo tuve futbolistas que jugaron toda la temporada con un menisco roto y otros que no toleraban la mínima inflamación. También los había que me llamaban a las cuatro de la mañana porque su hijo no les dejaba dormir”. Pero hoy nos situamos en su consulta, en cualquier día de labor y en la dureza del atleta aficionado como algo más que un recurso literario o una metáfora de la vida.

 “La resonancia magnética ayuda, pero a veces es peor, porque genera dudas”.

“Yo también trabajo en la Seguridad Social y claro que ese tipo de paciente no tiene nada que ver con el atleta. El atleta te cambia el concepto de la medicina. El atleta, en realidad, es un paciente ideal para el médico. Siempre va a buscar la exigencia para seguir haciendo lo que le gusta. Y como él está dispuesto a exigirse a sí mismo también te lo exige a tí”. De ahí que la recuperación se pueda pelear tanto o más que una subida de sueldo en el trabajo. En su búsqueda no hace falta desafiar lo imposible.  “No hay forma de cuantificar el dolor ni podemos aspirar a hacerlo”. Tampoco se puede confundir una prueba con un dogma. “La resonancia magnética ayuda, pero a veces es peor, porque genera dudas. A nivel psicológico a veces es peor porque te muestra una condromalacia, una sinovitis, lo que sea, que no tiene nada que ver con el problema que presenta ese atleta y que lo mediatiza para siempre”.

Por eso Juan José López nunca dejará de escuchar al atleta. No se trata de hablar, en realidad, sino de escuchar. Quizá porque, como decía  François Cluzet en esa realista película francesa, ‘Un doctor en la campiña’, “el secreto es dejar hablar. A menudo, el paciente da el 90% del diagnóstico”. Tal vez así nunca haya que pedirle ‘deje de usted de correr’ ni volver a escribir ese tuit que, sin querer, un día pasó a la leyenda. A mí me acercó hasta Murcia y me aproximó hasta un hombre, Juan José López, capaz de convertir la exigencia en una virtud.

@AlfredoVaronaA