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Necesitamos creer en Mechaal

No solo se trata de una sentencia que lo ha liberado, sino de un cambio de cultura que ha eliminado ese ser perverso que habitaba en su interior

El lunes había sido duro. El entrenador Antonio Serrano le había quitado en el gimnasio el teléfono de la mano a Mechaal para rechazar la llamada de un periodista de ‘El Mundo’ que, según el atleta, hace años le metió en un enorme problema con una entrevista que no respondió a lo que él había dicho. Pero, en realidad, no sólo era eso, sino también el nerviosismo, que estaba latente como en la sala de espera del dentista. Nunca fue fácil vivir al filo de la navaja. Mechaal venía de ganar el 1.500 y el 5.000 en el Nacional este fin de semana. Pero en el ambiente la angustia tenía alquilada su propia habitación. Hasta el teléfono se quedaba sin oxígeno y esa pregunta, “se sabe algo?”, despertaba agobio. Porque sabían que esta era la semana en la que el TAS iba a dar la solución final al ‘caso Mechaal’, a acercarle o alejarle del Mundial de Londres, a cambiar, incluso, su reputación para toda la vida.

Sin embargo, hoy ya parece que este lunes nunca existió. Ni siquiera la mañana del martes hasta la hora de la siesta cuando Mechaal adjuntaba ese comunicado en redes sociales y Serrano invadía a su entorno, a través del Whattsap, con una sola palabra que rendía cuentas: “Inocente”. Pero no sólo era la inocencia, sino la angustia vital de estos meses en los que atleta y entrenador no sabían si iban a tener que devolver todo lo ganado. En realidad, así era la vida desde los Juegos de Río de Janeiro cuando Mechaal fue a buscar a Serrano. “Estoy dispuesto a trasladarme a Madrid y quiero que seas mi entrenador”. Y Serrano, que no tenía a un atleta de esa categoría en 1.500 desde los Juegos Olímpicos de Pekín, cuando Higuero se quedó a 28 centésimas de la medalla, tampoco lo dudó. Vivió llamadas de gente de su entorno que le desaconsejaron aceptar a un atleta bajo sospecha. Hasta perdió corredores míticos de su grupo. Pero, al final, tiene que decidir uno mismo.


 La decisión judicial no sólo dio mil vueltas. También se hizo esperar con una crueldad extrema, casi hasta el último minuto.

El primer día que le ordenó unas series en el inef Serrano se quedó impresionado. Nunca había visto una cosa igual. Pero en estos once meses no sólo ha sido el cronómetro, sino la complicidad que se ha creado entre atleta y entrenador que, a los 52 años, habla de Adel con un cariño extraordinario. Siempre recuerda que el muchacho se ha metido en el bolsillo a todo su grupo de entrenamiento, entre los que hay auténticos cerebros como Ángel Cano, ex consejero delegado de BBVA, que es un asiduo en su preparación de maratones populares. Y la realidad es que todos ellos, veteranos y noveles, hablan maravillosamente de Mechaal que ha sabido manejar una situación que a otro le hubiese roto por dentro y por fuera. Al final, la decisión judicial no sólo dio mil vueltas. También se hizo esperar con una crueldad extrema, casi hasta el último minuto.

El pasado fin de semana Adel Mechaal conseguía un doblete histórico, imponiéndose en el 1500 y 5000 del campeonato de España

Pero ha sido el suspense lo que ha alejado a Mechaal del ser perverso que habitaba en su interior y de aquel atleta que podía arruinarse la vida frente al micrófono de un periodista. Sin embargo, hoy ese mismo hombre maneja el silencio como una obra de arte. Es más, ahora mismo entrevistar a Mechaal puede ser tan difícil como entrevistar a Michael Phelps en Baltimore. Y no se trata de encontrar su declaración victoriosa, tras la decisión del TAS, sino de explicar la crueldad de estos once meses en los que Serrano siempre decía que en una profesión como la suya, en la que hay que atar el más mínimo detalle, no lo tenían todo a favor: “Si pudiese comer y cenar en la residencia Blume, Adel tendría una alimentación más ordenada”. Pero hasta que no fuese declarado inocente Mechaal, que ha vivido de alquiler en Madrid, no podía entrar siquiera en el comedor de la residencia. De ahí que no es lo que ha logrado estos meses, sino como lo ha logrado. Ha vivido un cambio hasta de cultura, un modelo de organización que le ha ayudado a asaltar con motivo en un 3.000 a Mo Farah, a competir este último mes sin apenas descansar o a respetar en la soledad, concentrado en Navacerrada, a 1.860 metros de altitud, cada palabra de su entrenador, que a veces da la sensación de hacer apología del actual Mechaal.

Quizás por eso tampoco conviene pasarse escuchando a Serrano. Pero sí es justo reconocer que para que la ecuación de estos doce meses fuese perfecta sólo falta una medalla en Londres o que Mechaal corra el 1.500 en 3’31”. En realidad, el entrenador está seguro de que es lo que vale. Es más, ya ha empezado a convencerle de que el hecho de que llegue con 3’34” al Mundial no lo elimina para pelear por esa medalla y, sobre todo, para comprobar lo que puede cambiar la vida en doce meses. Y no solo ha sido la decisión de un Tribunal, sino la sensación de un hombre que, a los 26 años, ha aprendido a gobernarse a sí mismo. El pánico a la condena sólo ha sido el motivo, que hoy invita a creer en él como si fuese la primera vez que le conocimos.

@AlfredoVaronaA 


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