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Motivacionales, la nueva farsa comercial

“El dolor es temporal, puede durar un minuto, una hora, un día o un año, pero finalmente terminará y otra cosa tomará su lugar. Si me doy por vencido, el dolor durará para siempre”. Esta perla, que es de uno de los tramposos más prósperos del deporte, va como anillo al dedo para destapar la caja del presente artículo; gracias Lance Armstrong.

¿Practicas deporte? ¿Eres competitivo y/o tienes afán de superación? ¿Eres un/a ciudadano/a de clase media? Si has respondido afirmativamente a estas tres preguntas, eres un caramelo para las campañas comerciales motivacionales. Superación, rebeldía, romper límites, saltarse las normas, sublevación, realización personal, competición, etc, son algunos de los términos en los que se sustentan dichas campañas.

La sombra de un vacío existencial se cierne sobre nosotros en mayor o menor grado. No indagaremos hoy las causas de este monstruo pero sí es necesario aceptar su existencia para entender que es el pilar fundamental de todo el chanchullo motivacional.

La necesidad de llenar ese vacío y un buen eslogan basado en el supuesto crecimiento personal, dan luz a las nuevas campañas comerciales y movimientos sociales. Llega el humano 2.0.

Desde grandes compañías hasta personas singulares sacan partido de esta nueva ola. Las grandes compañías además de tener recursos para campañas bien enfocadas, también están tirando últimamente de personas en boga en este aspecto: los influencers. Muchos de estos influencers están dirigiendo sus esfuerzos hacia el capturador mundo motivacional, pintando la red con frases como estas:

“Impossible is nothing”
“Where is the limit?”
“Con actitud no hay límites”
“No hay nada imposible, vive y actúa con emoción”
“Rompe barreras, supera tus límites y alcanza tus metas”
“No dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo”
“No te rindas, tus metas te esperan”
“Lo imposible es la excusa del incapaz”
“Un campeón es alguien que se levanta cuando ya no puede más”
“Márcate metas y luego… reviéntalas”
“El no querer es la causa, el no poder el pretexto”
“Corre lo más lejos que puedas y luego da un paso más”
“Tu cuerpo tiene un límite, es ahí cuando tienes que tirar del corazón y del espíritu”
 

Algunas de las frases son fruto de la imaginación de quien las publica y otras con citas descontextualizadas de filósofos, deportistas ilustres y otras personas destacadas. En definitiva se trata de excelentes comerciales que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos vendiendo cosas intangibles e inimaginables, como un espíritu o una actitud… algunos lo llaman humo. 

La plataforma de venta arranca desde supuestos perfiles de atleta; músculos, tatuajes o culos muy fit son algunas de las cartas de la baraja que encajan con un perfil comercial y transgresor, pero las marcas o logros deportivos no les respaldan ya que por lo general no gozan de una gran calidad: destacar en alguna especialidad es lo de menos. Por ello desestandarizan sus objetivos y las pruebas en las que participan, como desafíos donde las marcas pierden peso y la gesta cobra protagonismo.

La idealización del desafío coloca al sufrimiento extremo a modo de via crucis para alcanzar el éxtasis. Todo esto no dista mucho de ser un remake de la Semana Santa: sufres luego triunfas. Esto, amigos, avanza por un camino divergente al del sentido común, se pierde la perspectiva y se distorsionan los objetivos hasta tornarse ridículos.

¿Deseas realmente convertirte en una especie de neoguerrero sin causa?

¿Es fundamental demostrar que eres capaz de recorrer distancias inhumanas hasta la extenuación? ¿A quién? Y no me digas que a ti mismo, porque demasiadas responsabilidades y deberes tenemos con el mundo como para encima debernos algo a nosotros mismos gratuitamente.

¿Por qué es necesario investigar los límites? ¿Qué macabra moda dictó que tal cosa es loable?

Afortunadamente hay gente más aristotélica que piensa de forma más comedida, como bien refleja esta cita con la que algún anónimo ilustró una pared de mi barrio.

“La competición no es una opción, mata la felicidad y la belleza en los corazones de los niños. HACE DESAPARECER EL NIÑO QUE HAY EN TODOS NOSOTROS”.

Hoy día si sales a correr sin ninguna pretensión podrías ser tachado de perdedor. O quizá algo menos severo, como un insulso. No sabemos huir de la responsabilidad, no sabemos estar tranquilos, no sabemos utilizar la magnífica herramienta que es correr libre.

No estoy demonizando el reto personal, ni la superación, ni el pensamiento positivo, sino la prostitución de tan nobles conceptos por aquellos farsantes que dañan la pureza del deporte. Mundos de Yupi y planteamientos infantiles que llevan a la frustración en el mundo real. Cuidaos de ellos.


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5 COMENTARIOS

  1. Esa frase esta bien pero cada persona tiene su ADN, y para conocer tus limites la motivación tiene que manar de ti mismo y aprender a escuchar a tu propio cuerpo, nunca por supuesto de las campañas comerciales ni de los consejos de ningún tramposo

  2. ME PARECE UN ESCRITO MUY ACERTADO, HAY GENTE QUE HACE DEPORTE DE COMPETICIÓN Y CUANDO DEJA DE ESTAR EN LA “ELITE” DEJA DE TENER ILUSIÓN Y MOTIVACIÓN POR ESE DEPORTE……. YA QUE “SI NO LO ENTRENAS Y VIVES AL LÍMITES ES COMO SI NO LO PRACTICASES”…..

  3. Y también los que ahora venden cursitos motivacionales y promulgan que si eres optimista, emprendedor y que si violas las normas, puedes lograr todos tus sueños. Asumen que los sueños de uno es tener un super carro y un montón de cosas que uno no quiere. Yo conozco gente muy optimista y no tiene nada de eso. Y dicen que uno logra las cosas porque uno mismo se lo propone, y que uno cosecha lo que siembra, y que debes pensar positivo y bla bla bla. Falso, hay niños que no han hecho nada malo y viven cosas terribles, y hay adultos que han hecho cosas terribles y viven llenos de lujos y con todo a sus anchas. Es otra forma de esclavizar del capitalismo, lo mismo que los comerciales de t.v, que si no vives tan bueno (con lujos y con una apariencia física perfecta) es porque no lo has querido; y que entonces uno tiene que pensar positivo y lograr el carro y todas las bobadas que la publicidad vende como idea de felicidad.

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