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Lo había conseguido

Fui creciendo, cumplí los 14 años  y mi entrenador se fue a Tortosa (a 45min de mi casa) y me pidió que me fuese con él. Otro cambio. Otra gente. Otra ciudad. Otra pista. Pero me lancé a la piscina y emprendimos otra nueva aventura.

Una vez más tuve suerte de que mis padres sean como son, me llevaban 2 días por semana a Tortosa y estaban viendo todo el entrenamiento hiciese frío o calor. Me recogían en el instituto y nos íbamos a entrenar. Entonces empecé a estudiar en el coche y a hacer los deberes por la carretera. Como digo siempre, es cuestión de organizarse.

Primer año de cadete, primer control y mínima para disputar los Campeonatos de España de pista cubierta. Pasaron los días y el 20 de febrero allí estaba yo, en la línea de salida de la semifinal de 1000ml en la preciosa pista de Oviedo. De las peores carreras que he corrido en mi vida (en cuanto a la táctica). Iba de delante a atrás, sin encontrar mi sitio y sin conseguir entrar en carrera. Terminé con una contractura en el gemelo por alguna patada que me dieron sin querer y a un puesto de la final.

Me fui a casa, dejando en Oviedo muchas lágrimas y llevándome una espinita clavada muy a dentro. La temporada siguió y en Octubre me presenté en el Campeonato de España de aire libre en el Prat de LLobregat. Iba con la 5 o 6 mejor marca y mi principal objetivo era pasar a la final y quitarme la espinita.

Conseguí meterme en la final y me sentía muy feliz. Al día siguiente estaba dispuesta a todo y tenia muchas ganas de competir. Me calcé los clavos y salí a correr. Faltaban 400m e iba quinta bastante encerrada pero entonces me moví bien y conseguí acercarme a las dos primeras. Entramos en el último 150 y apreté los dientes más que nunca. Las pillé y entramos las 3 juntas. Subcampeona de España de 1000ml por 2 milésimas y marca personal!

Estaba pletórica y no acababa de entender que había sucedido. Mi primera medalla en un campeonato de España.


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Justo ese verano el FCB había contactado conmigo. El 25 de julio de 2009 fiché con el que es mi actual club. Pero no sin haber tenido varios problemas antes. Cuando comuniqué a la junta directiva del club con el que estaba entrenando que había fichado por el Barça, me dijeron que si fichaba con ellos no podría entrenar con el grupo de Rafa. Entonces estaban diciéndole a una niña de 14 años que si quería ir con el club de sus sueños tendría que entrenar sin sus amigos.

Mis padres, mi entrenador Rafa e incluso mis queridos compañeros lucharon en vano por cambiar la situación. Mi decisión estaba clara, iba a firmar con el Fútbol Club Barcelona.

Y así empezó una temporada más. Iba a entrenar 2h antes que mis compañeros, gracias a que mi entrenador sacrificaba sus horas libres por entrenarme a mi.  Me los cruzaba cada día y les saludaba primero triste y después fuerte. Cuando tocaba entrenar en casa, mi padre cogía la bici y me tiraba todos los rodajes, me animaba y me ayudaba a no rendirme.

En la pista mi entrenador cantaba tiempos al viento y yo solo cerraba los ojos y seguía avanzando. Nunca podré agradecerle todo lo que hizo por mi.  Pasé por momentos duros en los que parecía que todo se me venía encima pero cada vez que me caía me levantaba.  Entonces llegó el Campeonato de España otra vez en Oviedo. Iba con la tercera mejor marca por detrás de mis queridas rivales y amigas Salomé Alonso y Summer Leigh.

Recuerdo que me compré un libro pequeño antes de la competición con frases motivadoras y las estuve leyendo antes de la final. Allí fue donde leí por primera vez “Quien teme perder, ya está vencido” y decidí verme pasando la meta en primera posición, sin miedo a nada.

Y llegó la final. Disparo de salida. Salieron muy rápido. Las vueltas pasaban y yo me iba quedando. Última vuelta (200m) e iba muy alejada de ellas. De golpe empecé a sentir el fuego dentro de mi cuerpo, cerré los ojos y empecé a esprintar…Campeona de España por primera vez.

Cada vez me iba dando más cuenta del poder de la mente y de no rendirse hasta el final. Era insegura y tímida fuera de la pista, pero en cuanto tocaba el tartán con mis clavos me transformaba en superguerrera y confiaba en mi misma. Fueron pasando los meses y revalidé el título en aire libre. Al año siguiente pude volver a entrenar con el grupo pero no cambiaría para nada el año que tuve que entrenar sola.

Aprendí que nunca debes perder la ilusión y que aunque a veces el camino se ponga difícil, con una actitud positiva y con confianza, todo puede lograrse.


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