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La relación entre nuestro microbioma y la obesidad

Relación entre microbioma y obesidad

Mi único deseo después de que leáis este artículo es que no vengáis a ponerme una bomba a la redacción o me hagáis vudú. Dar esta información se me antoja comparable a revelarle a un niño la farsa de los Reyes Mágicos de Oriente o la del Gordo de Rojo, también conocido como San Nicocacolas. Oid (vuestra voz interior mientras leéis): Toda la vida pensando que la dieta y el deporte son nuestras principales armas para combatir el sobrepeso y ahora resulta que… a lo mejor no.

La cosa sería para saltar del sofá y correr hacia la nevera embargado por una mezcla de indignación y libertad, pero lo cierto es que una alimentación equilibrada y deporte seguirán siendo piezas fundamentales para nuestra salud y bienestar. Lo que ahora sí se pone en tela de juicio es la efectividad de estos en la bajada de peso. Y quiero hablar de efectividad proponiendo ir más allá de lo obvio; si quemas más calorías de las que ingieres, tu cuerpo tendrá que ir tirando de las reservas (grasas)  y adelgazarás. Ese es el principio básico en el que se sustenta la vieja escuela, pero ni es tan sencillo de hacer ni por supuesto de mantener. Digamos que el nuevo estudio sobre este problema considera esta solución un mero parche; si tenemos un vaso que pierde agua por un agujero, la solución no está en ir llenándolo continuamente. Hay que ir a la base del problema, necesitamos tapar el agujero.

Y, ¿cuál es nuestro agujero, el origen de nuestro problema? La respuesta es la asimilación. Nuestro sistema digestivo encierra el misterio del porqué a unos nos resulta casi imposible engordar y a otros hasta un vaso de agua se les cuelga en los riñones. No obstante conviene llegados a este punto dar un poco de perspectiva al asunto porque, insisto, este descubrimiento sería el jugador que había salido del campo a ser atendido, o la pieza perdida del puzzle que no encontrábamos. Así, la genética tiene un irrefutable protagonismo en esta historia, al igual que la alimentación o la actividad física. Sin embargo no deja de ser una bomba haber descubierto que los microorganismos en nuestro sistema digestivo son los que determinan de qué manera se asimilan los nutrientes que ingerimos, decidiendo de algún modo si te hacen gordo o no.

MICROBIOS, LOS CAUDILLOS DE LA GRASA

¡Aguarda! Antes de comenzar a chupar esquinas con azufre te diré que solo hablamos de los microbios del sistema digestivo en el ser humano, y el conjunto de ellos que allí habita no es para nada fácil de conformar. Es como una gigantesca comunidad de vecinos que ha ido creciendo durante los años de vida de su anfitrión (el dueño de las tripas) y que mantiene un frágil equilibrio. Dicha comunidad está curtida en dramas como las gastroenteritis severas o las apendicitis (solo una por usuario en este caso) pero, una guerra preocupante que quizá esté perdiendo por desgaste es la de los antibióticos. Grandes aliados de la salud que por abuso o mal uso pueden dañar nuestra flora intestinal, ya que atacan indiscriminadamente a bacterias benignas ubicadas en el mismo espectro que las objetivo.

Exponiendo la vulnerabilidad de nuestros microbios ante nuestras acciones, pretendo sensibilizaros sobre cuán beneficiosos son para nosotros y lo importante que es desarrollar un buen microbioma.

LA CONEXIÓN ENTRE NUESTRO MICROBIOMA Y LA OBESIDAD

Uno de las grandes consultas en nuestra web está referida a la pérdida de peso, y en tal caso no podíamos dejar pasar la vanguardia informativa que supone haber constatado la conexión directa entre el microbioma intestinal y la obesidad. Según el genetista Tim Spector, nuestros microbios intestinales determinan la forma en que nuestro organismo usa la energía de aquello que ingerimos. Y el dato revelador de su estudio es que el abanico de microbios de una persona obesa suele ser menor que el de una delgada. Por tanto para que la pérdida de peso fluya hay que cultivar la flora intestinal, y no precisamente con Actimel, que no os cuenten milongas.

CÓMO CONSEGUIR UN MICROBIOMA ESPARTANO

1-Ingiere alimentos con fibras indigestas. El microbioma mora en el intestino grueso y se alimenta de aquello que resiste a los jugos gástricos del estómago y que pasa inadvertido por el intestino delgado: la fibra. La “energía instantánea” que nos proporcionan los alimentos procesados y que carece casi por completo de la buenísima fibra es, por tanto, el enemigo de tu flora intestinal, pan (refinado) para hoy y hambre para mañana. La comida rápida o en general procesada tiene una gran capacidad energética que es devorada por nuestro intestino delgado y absorbida rápidamente por nuestro organismo, pero si implementas ese tipo de dieta en tu día a día, con el tiempo mermarás y debilitarás tu microbioma.

2-Sal de la burbuja y revuélcate en el barro. No debemos ser tan asépticos ni caer en el error de creer que el aislamiento es saludable. Si desde bebés evitamos la exposición a los microbios de nuestro entorno, nuestro sistema inmunológico se verá afectado, perderá el norte y sufriremos patologías que están comenzando a castigar a las nuevas generaciones, como la alergia. ¡Siempre con sentido común! Porque si te canta el alerón, el jabón es tu amigo y nada malo le pasará a tu flora intestinal

Mantener el contacto con otras especies (como animales domésticos) y frecuentar espacios naturales o parques, también mejorará nuestro microbioma. Según el microbiólogo Jack Gilbert, rediseñando nuestras ciudades y aumentando la microbiodiversidad conseguiríamos mejorar la calidad de vida de la población, previniendo por ejemplo, asma, alergias o intolerancias alimentarias.

3-Hazte un trasplante. No te asustes, no es necesario cortar nada porque se trata de un trasplante fecal. Aunque parezca ciencia ficción o una guarrería, existe y es efectivo a la par que esperanzador. Esta nueva técnica es capaz de combatir infecciones, diabetes o incluso cáncer. Nunca antes había tenido más sentido hablar de buena mierda.

CONCLUSIONES

En definitiva todo está conectado, el tipo de alimentación afecta directamente al microbioma de nuestro intestino grueso y por tanto a nuestro sistema inmunológico. Del mismo modo la actividad física repercute de forma directa y fundamental en el conjunto de nuestra salud y concretamente en la forma de metabolizar los alimentos que ingerimos, perfilándose como un hábito imprescindible. Deporte y buena alimentación como dos premisas fundamentales en nuestra salud, siendo el tercer pilar el cultivo y cuidado de nuestro microbioma mediante la conexión con la naturaleza y un asepticismo responsable.


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1 COMENTARIO

  1. Se te olvida un punto importantísimo y que está en continua investigación, el uso del probiótico . Hoy en día existen muchas cepas que se administran con prebioticos y con un alto nivel de supervivencia que ayudan a recuperar la microbiota. Debería formar parte de nuestras mañanas en ayunas 😉

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