El corazón de Nimo hace pequeño a Bolt.

Las red social es como el pez basurero que suele habitar en los acuarios, tiene una enorme capacidad de engullirlo todo, y al mismo tiempo suele carecer del paladar para degustar y diferenciar un buen bocado de una raspa de sardina agria.

Hoy, el intrépido y siempre innovador, Pedro Nimo, atleta Gallego de sólido carisma, nos ha servido en su muro “feisbukero,” un precioso y notable cortometraje de 7 minutos, que pone la piel de gallina, y que resulta por su encanto y fragilidad, una pequeña cajita de música que hay que guardar como un tesoro en nuestra retina, porque contiene unas imágenes y unas reflexiones que son miel para los amantes a este deporte. Recordé un viejo dicho-dice-“Quiero correr sin prisa, pero quiero llegar lejos”. Esta es la primera de ellas, sin ir más lejos, y así es como empieza el cortometraje.

Una cajita de música que, cuando deja de sonar, cuando funde a negro, te deja estrujado y conmovido, y luego, tras el primer impacto, provocan unas ganas terribles de ir a esa playa atlántica de Louro, a correr en su orilla. Sólo, frente a la naturaleza salvaje. Así es como lo ha hecho el propio Nimo, se ha puesto delante de ese mar bravo del atlántico, y en un acto de honestidad brutal, sin filtros ni falsas expectativa, nos habla de la cabeza, las piernas, pero de como el corazón desgrana uno a uno todos los sentimientos positivos y negativos que le produce el correr. Nacemos y morimos no una, sino muchas veces, y esa es la razón de nuestra desgracia y que, ahora, en cierta manera,  invade al Nimo (Atleta profesional), de ese otro Nimo que nace de otra forma como corredor habiendo lanzado el crono al mar.

El corto, lo firma un tándem bicéfalo, Matías y Marina (Marma Producciones) y está hecho con un gusto exquisito. Si ir más lejos los planos del aire, ejecutados con drones, se utilizan de manera muy inteligente y sin artificios, que lejos de mitificar al atleta lo hace pequeño frente a la naturaleza, puesto que estamos hablando de un hombre que al desnudarse frente a la cámara en un momento tan delicado de su vida se convierte en un ser vulnerable como reza el último párrafo: “Correr es disfrutar cada kilómetro como si fuera el último”.

Casi al mismo tiempo que la pieza de Nimo, se ha estrenado otro cortometraje del velocista Usain Bolt, que recrea con una animación espectacular, en 3D sobre capa de dibujo, parte de la trayectoria vital del Jamaícano. Recoge, entre otros, ese momento trascendente cuando era un niño, y un ojeador de esos que tan bien se deben ganar la vida en la Isla, le echó el ojo, y le ofreció su desayuno si era capaz de ganar a un chico que ya entrenaba.

Esta anécdota parece real, pero, más allá de esto, lo que podía haber sido un biopic,  o una reflexión profunda sobre sus comienzos, y más con esta animación tan espectacular, acaba resultando un mero artificio pirotécnico publicitario y bastante falso, que, todavía enfada más porque apunta a una cosa de peso y luego viene a decir que, si te tomas un producto de una conocida bebida, al final te conviertes en un super-ratón vitaminizado y mineralizado. Otra vez la publicidad falseando descaradamente la historia del sacrificio real de una persona.

Esta es la diferencia entre un cortometraje libre y lleno de amor por su deporte como el de Nimo, a otro que está condicionado, otra vez, por el poderoso caballero don dinero.

Mario Torrecillas


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2 COMENTARIOS

  1. “Pedro Nimo, atleta Gallego de sólido carisma” dice el articulista. Podía ser más generoso y escribir la realidad, podría ser así: Pedro Nimo, campeón de España de maratón…… Simplemente por rigor

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