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5 errores de bulto antes de una competición

Competir es como amar, te vuelve gilipollas. Y todos los principios y el criterio que atesorabas y esgrimías en tu día día con gran orgullo, de pronto desaparecen misteriosamente como si de un pedo se tratase, evaporándose al ser finalmente liberado. Esto me lleva a pensar que podríamos comparar la línea de salida con un esfínter, pero ya son disertaciones que no vienen al caso.

El término “errores” lo uso por aquello de la cortesía, pero bien podríamos hablar de estupideces aberrantes, sin querer con ello faltar al respeto a la gente que sufre estas lobotomías temporales. Y lamentablemente me incluyo en dicho grupo, y me atribuyo el dudoso privilegio de ser representante. No obstante el tiempo, la experiencia y las consecutivas cagadas van forjando un competidor más o menos razonable, y quizá si seguimos por la senda del bien nos libremos del infierno al final de nuestros días… porque más que errores esto son pecados.

1-Come pasta

No estás acostumbrado a comer pasta, eres un gran carnívoro y desde pequeño en el pueblo desayunabas costillas de cerdo en aceite de la matanza del año anterior. Pero es tu primera media maratón y una especie de miedo escénico te embarga y empiezas a buscar consejos para paliar esa sensación; te agarras a cualquier clavo ardiendo. Lees por ahí que si te comes un kilo de pasta la noche de antes, te convertirás en el primo listo de Forrest Gump. Así que con las mismas vas al Metadona y te compras un pack ahorro familiar de espaguetis que casi tienes que llevar a casa al hombro cual alpaca de paja; lo hierves, te lo comes, y te acuestas… con un par. Esa falta de hábito en tu organismo de harinas refinadas produce varias cosas que distan kilómetros de lo esperado:

  • Te preguntas, si no juego a basket, ¿por qué tengo un balón en el abdomen?
  • Un ávido pinchazo estomacal permanece atento y espera al momento justo en que estás cayendo roque para actuar y putearte el sueño hora tras hora.
  • Te levantas en unas 47 ocasiones a beber agua. Como no tienes ni zorra de cocinar pasta pero has escuchado aquello de “al dente”, los espaguetis te quedaron con la textura de los carquinyolis y ahora reclaman su agua en el interior de tu organismo.
  • Si tu aparato digestivo fracasa en la batalla del gluten, acabarás irremediablemente plantándole cara (literalmente) al inodoro y viendo tu reflejo en sus cristalinas aguas antes de enturbiarlas con una ácida bocanada. Si por el contrario triunfa, cuenta quizá con un par de horas de sueño y una tormenta aerofágica que hará las delicias de tu flato en carrera.

2- Zapatillas nuevas 

Se entiende, te las acabas de comprar y están limpias, huelen bien, y en tu fantasía piensas que el grueso de participantes se fijará en ellas mañana. Pero te las pusiste ayer para hacer 25′ de rodaje suave y, aunque jamás lo reconocerías, en tu fuero más interno sabes que son duras y que tus tobillos sufrieron un leve enrojecimiento. Puesto que deseas profundamente estrenarlas al día siguiente en carrera, tratas de no darle muchas vueltas para no dinamitar la decisión con la evidencia de lo razonable. Por la mañana te despiertas con las tres efes (que están muy de moda ahora estas gilipolleces): fresco, fuerte y fornido, porque la lección de la pasta ya la aprendiste tiempo ha, y has dormido como un oso. Eso sí, con toda la adrenalina sin riendas en un competidor novato se produce una decisión de última hora que aplasta las pocas posibilidades que quedaban de salir airoso, y es que en una especie de acto reflejo agarras los calcetines que te regalaron a juego por la compra de las zapatillas y te los pones sin darte más explicaciones. Así, el llanto y el crujir de dientes no se hace esperar más allá del quinto kilómetro, momento en el que revientan ampollas por doquier para dejarte los pies como un par de conejos recién pelados. Tu carrera acaba aquí.

3-Bebe mucho… ¡muchísimo!

Claro, hay que hidratarse y de ello no cabe duda. Pero aquel atrevido consejero que te abordó un par de horas antes del pistoletazo de salida con tan valiosa y relevante información sobre el agua, quizá desconocía los matices de una buena hidratación, o incluso puede que no tuviese ni zorra idea de lo que estaba hablando. Una vez más el nerviosismo pre-carrera provoca una permeabilidad grandiosa en nuestro cerebro, y nuestra credulidad se multiplica generosamente. Bajo todas estas circunstancias te apresuras a buscar un bar en el que te compras casi con cara de yonki una botella de 1,5 litros de agua; al cabo de una hora ya has acabado con ella y la sugestión te hace sentir cómo la fuerza del agua le da poder a tus piernas, así que vuelves al bar para comprar otra, que casi te da tiempo a terminar antes de posicionarte en la línea de salida. Al poco ya estás colocado en un buen lugar de la parrilla y todo va sobre ruedas, si no fuese por la incipiente e irresistible necesidad de echar la meada de tu vida; la salida es inminente y no da tiempo a llegar al tigre, así que te arrimas a una valla y sacas lo que queda de tu pene, diezmado por el frío y los nervios para, de mala manera liberar tu vejiga de esa pesada carga. Las miradas de tu alrededor juzgan y te presionan, por lo que acabas meándote por toda la pierna y en las zapatillas. Afortunadamente ya aprendiste la lección de estrenar zapatillas, así que al menos te has meado en las alpargatas viejas. Después durante la carrera paras en tres ocasiones para reincidir en la meada, y el sabio consejero te acaba pegando la pasada en el último kilómetro.

4-El chip

Ese plastiquito cabrón… cuantos disgustos puede llegar a ocasionar. Sobre todo si no es sólo tu chip, sino que además es el chip de un grupo en un campeonato o competición por equipos.

Estás en el hotel y tienes todo lo necesario, incluido dorsal (que ya has colocado de forma totalmente impoluta en la camiseta) y chip, que decides guardar en el bolsillo y colocar en el último momento atendiendo a vaya usted a saber qué misteriosa maldición. Llegas al lugar de la prueba, calientas y comentas la estrategia con tus compañeros, estiras, te haces fotos de grupo, y te vas envenenando con la adrenalina del evento. Te quitas los pantalones que acaudalaban el chip en uno de sus bolsillos y lo tiras sin contemplaciones en la montaña grupal de mochilas. Cuando vuelves te calzas las voladoras con el no-chip y haces unos progresivos con la felicidad de la ignorancia. Y ya no hay marcha atrás, te dejas la vida en el barro y esprintas como un energúmeno, para que cuando salgan las clasificaciones descubras con estupor que tienes que meterte todo el esfuerzo en el culo porque el chip sigue en tu bolsillo; acabas de perder cuatro amigos.

Si eres lo suficientemente desgraciado, el chip habrá volado fuera del bolsillo al lanzarlo a la montaña de mochilas, y pagarás una multita por extravío del mismo.

5-El ritmo adecuado.

Esto no sucede antes sino durante, o más bien justo al comenzar la prueba, porque indefectiblemente la carrera pone a cada uno en su sitio.

Vamos a ver… sabes perfectamente al ritmo que debes ir, incluso has memorizado los pasos por los kilómetros con los tiempos ideales para acabar feliz y contento, y has entrenado concienzudamente para ello. Entonces, ¿por qué lamentable motivo decides salir a toda hostia en un alarde de enajenación mental? Esta circunstancia puede que sea la más dura de solucionar; se desconoce qué fuerza irresistible hace que el individuo en cuestión sacrifique todo el trabajo previo y tire por la borda sus oportunidades de hacerlo lo mejor posible. Y al que no le haya pasado esto que levante la mano…


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11 COMENTARIOS

  1. Ja ja !!

    me identifico plenamente con el apartado 3 … bebe mucho … pero mucho

    En mi primera maratón, los días previos .. y en esa misma mañana, me debí beber el equivalente de agua de un río de tamaño medio (el Duero). Todo el Sábado a base de agua, té, manzanillas, más agua. El Domingo, desayuno con agua, manzanilla, bebida energética, agua, agua, agua de mar, agua de rio, agua de grifo, agua de botella, etc…. pero, lo había leído en la revista “corredores del mundo” !!

    Resultado, antes de la primera media maratón tuve que para ¡¡ 8 veces a mear !! ¡¡ oh my god !! A punto estuve de abandonar por aburrimiento !!

    Ja, ja !! recordad runners… hay que beber mucha agua !!

    Genial el artículo !!

    Salud y Kms !!

  2. Qué bueno jajajajjaa
    A todos nos ha pasado y nos pasará, por desgracia
    Sobre todo el último
    Feliz día devoradores de asfalto

  3. Mi anècdota es con el xip, cuando estava corriendo me di cuenta que no me habia puesto el xip a base de ver xips a los corredores como era una trail al entrar al pueblo me fui al coche a buscarlo y entre con el xip puesto

  4. ¡Una de las mejores entradas que he leído en un blog (de cualquier temática) en mucho tiempo! ¡Enhorabuena!

    Y que levante la mano al que no le haya sucedido lo del punto 5. ¡¡Gastar todas tus energías en los 2 primeros kilómetros es lo mejor que puedes hacer!! jeje

  5. Me he descojonado un rato al leer este artículo…
    Por suerte suelo tener la cabeza fría y cuando hice mi primera maratón no caí en ninguna de esas gilipolleces pero sí lo hice en algún 10K.
    Es fácil dejarse llevar por la emoción tras el pistoletazo de salida. Felicidades por el artículo. Real y jocoso.

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