EL FÚTBOL ES ARTE

La mentalidad post-triplete

Luis Enrique

Luis Enrique / sport

Xavi Torres

A las puertas del Gamper el aficionado del Barça se pregunta qué significado tienen los resultados del equipo de Luis Enrique en lo que llevamos de pretemporada: dos derrotas contra el Manchester United y la Fiorentina, el empate contra el Chelsea y una única victoria ante Los Ángeles Galaxy. Para ser breves y claros, ninguno. O mejor, ninguno con un matiz.

Ninguno porque el equipo está en tiempo de sumar físico en un escenario en que los rivales llevan más días de trabajo. En lo táctico, sin fichajes (Aleix Vidal y Arda Turan todavía no han podido debutar), nada que comentar más allá de la posición de Sergi Roberto como lateral derecho y la aparición con continuidad de Vermaelen. No están los jugadores sudamericanos (todos titulares) y entre ellos, sobre todo, aún no ha aparecido Leo Messi. O sea, hemos visto un Barça humano en un momento que no merece conclusiones.

Solo un matiz. Los malos resultados pero sobre todo la manera como se han producido: sin concentración, con goles encajados tempraneros, demasiados a balón parado, la facilidad para ofrecer espacios a los rivales, la distancia entre líneas (sin Neymar y Messi, penaliza) y el exceso de oportunidades falladas. Todo eso es un aviso... Pero nada es nuevo.

Tras la primera Copa de Europa (Londres'92), Cruyff tuvo que ponerse duro antes sus futbolistas porque muchos, crecidos por el éxito, dejaron de hacer lo que debían. Tras la segunda de París, Ronaldinho y compañía se dejaron ir con el resultado conocido. Con Guardiola, el Barcelona sumó dos orejudas más a base de apretar las tuercas para que nadie se distrajese hasta que todos acabaron quemados. Tras la quinta de Berlín, a Luis Enrique le toca mentalizar a los suyos para volver al origen porque con la calidad de sus futbolistas no es suficiente para volver a ser el mejor.