El factor humano

Neymar Jr. está callado. Habla su padre y habla un representante de su entorno (Wagner Ribeiro). Hablan desde muchos clubs que lo quieren (PSG, Real Madrid –sin opciones, según Neymar Sr.–, Manchester United...) y desde el Barça, que pretende ampliar su contrato. Hablan desde Hacienda y habla Bartomeu, que se ha sacado el muerto del caso Neymar de manera increíble. Sandro Rosell sigue callado. Vergonzosamente callado. Y callado está, también, Neymar. ¿Por qué? El Barça lo tiene todo preparado para que el delantero siga de azulgrana hasta el 2021. Más dinero para él y un seguro de talento para el club que se aseguraría seguir contando con la mejor delantera del mundo. Y con títulos. Porque con Messi, Neymar y Suárez se garantizan éxitos. Neymar vive bien en Barcelona y juega de fábula en el Camp Nou porque está adaptado al método y a la vida. Es el heredero de Leo, pero...

Ney es un buen chico y, también, un buen compañero. Es una estrella, más aún en Brasil donde ya es capitán de su selección. Es simpático y da de lujo ante la cámara. De hecho, es una marca líder con patrocinadores por doquier. ¿Qué pasaría si Neymar cambiara de equipo? De entrada, que ganaría mucho más dinero. Pasaría de ser multimillonario en el Barcelona a remultimillonario fuera. ¿Vale la pena más dinero a cambio de dejar el Barça? No hay que olvidar que Ney es del Santos así que el factor emocional es menos decisivo en su elección. ¿Y la ciudad? Maravillosa, pero no es la suya. ¿Y el club? Excepcional porque le ha ayudado a ganarlo todo, desde la Champions y el Mundial a todos los trofeos domésticos. Ya lo tiene todo, pero...

¿Dónde está el problema? Pues que tiene prisa. El escenario actual le impide ser el número uno. Siempre ha hablado con respeto de Messi, siempre se ha llevado bien pero el único que opta al Balón de Oro es el argentino. La sombra de Messi lo tapa todo. Y Neymar empieza a exhibir inconformismo: por edad (24 años), por condiciones futbolísticas, por ambición, por su entorno y por su industria de márqueting. Allá donde vaya ganará dinero (más) y títulos (probablemente, menos) pero nadie le discutirá el liderazgo. Jugará con el 10 en la espalda y podrá competir de tu a tu –cree él–, con Leo. ¿Le podrá superar? De momento, parece dificil. Lo que es seguro es que si sigue en Barcelona no lo logrará porque su rol en el equipo jamás –hasta que Messi se vaya– será el de número uno. Será el dos. Y eso no permite el gran reconocimiento mundial. Ni el Balón de Oro. Y lo quiere. Y lo quiere ya. Esperaremos noticias y, por supuesto, la solución. Contrato contra ego. Intereses colectivos contra individuales. El factor humano.