EL FÚTBOL ES ARTE

El dedo, el cerebro y el tobillo

neymar

La gestión arbitral del 'otro fútbol' está llevando a la actual Copa América al museo de los horrores / sport

Xavi Torres

La Copa América 2015 va a ser inolvidable para Neymar. De la misma manera que el Mundial’14 lo fue -y lo sigue siendo- para Luis Suárez- al 10 brasileño no se le va a olvidar jamás el partido contra Colombia, la tangana final, el insulto al árbitro, la sanción y, finalmente, su adiós a la competición. Su sueño acabó en pesadilla. Sigue en competición Leo Messi, soñando todavía pero atento como nunca a lo que está sucediendo en Chile. 

Con la FIFA en fuera de juego, con sus dirigentes pendientes de arrimarse al aspirante más poderoso para estar bien situado para afrontar la era post-Blatter, nadie parece dispuesto a recordar que para que el fútbol sea grande hay que proteger a los artistas. 

Y visto lo visto, nadie en la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) parece estar por la labor.

Ni su presidente, el paraguayo Juan Angel Napout, ni los vicepresidentes Esquivel (Colombia), Jadue (Chile) y Valdez (Uruguay) han levantado la voz. Que nadie se confunda: no estamos hablando de la sanción de tres partidos al pornográfico Gonzalo Jara o de los cuatro para el protestón Neymar. No. Estamos hablando de la gestión arbitral del “otro fútbol”, nefasta, que está llevando a la actual edición de la Copa América al museo de los horrores. 

Al margen de ciertos tics culturales asumibles e incluso más allá de las patadas (¿por qué no se castigan con más dureza? ¿Cuáles son las instrucciones de la dirigencia? ¿En qué están pensando los árbitros sudamericanos?). 

Sorprende tanta provocación, tanta mala educación, tantas palabras y gestos barriobajeros, retadores, tantas ganas de pelea recordando historias del pasado que ensucian al futbolista y al deporte. Ciento seis tarjetas que son menos de la mitad de las merecidas. 

La mala educación de Bacca eliminó el cerebro de Neymar. El dedo de Jara, el de Cavani. A estas alturas de la película, Messi sigue con el suyo en su sitio y parece difícil que alguien lo vaya a girar. En su caso, pues, estaremos atentos a los tobillos.