AJ Styles como causa y efecto

Algo cambió un 24 de enero de 2016. Aquella noche, durante la celebración de la vigésimo novena edición de Royal Rumble, sucedió uno de esos momentos inesperados que hacen grande a la WWE. El wrestler por excelencia, la mayor superestrella en activo que jamás había pisado un cuadrilátero de la empresa de Vince McMahon, hizo su aparición en el puesto #3 de la batalla real. AJ Styles debutaba en la WWE y cumplía así el sueño de un grueso de aficionados al entretenimiento deportivo.

Desde aquel día, el ascenso de Styles ha sido meteórico. La separación de marcas provocó que tuviera que erigirse como la cara de Smackdown, llevando el show azul a su espalda con una rivalidad con John Cena que cautivó al Universo de la WWE. El nuevo calendario de Cena, ajustado a apariciones más limitadas que de costumbre, ha provocado que el foco esté sobre el de Georgia. Y no ha decepcionado. Da igual si actúa de manera más venerable o más arrogante, si se enfrenta a alguien querido o alguien odiado. AJ ha calado entre los aficionados y ya es alguien por el que el público paga un asiento y se gasta dinero en merchandising.

Ese estatus de estrella que tenía fuera de WWE le sirvió para tener algo de terreno ganado en su llegada, pero todo lo acontecido a partir de ahí ha sido puro mérito. Pico y pala por parte de un trabajador nato cuyos objetivos han sido adaptar su estilo a la compañía y mejorar la puesta en escena. Y en ambas partes ha cumplido notablemente, con un excelso reinado de por medio que lo confirma.

Su versatilidad en ring le permite adaptarse a cualquier rol y sacar buenos combates a rivales muy distintos. Además, el amplio abanico de su repertorio, que combina golpes contundentes, movimientos técnicos, voladores y de fuerza, le convierten en un luchador muy atractivo tanto para el fan casual como para el más acérrimo. El primero percibe a alguien llamativo, con aura de superestrella y seguridad en lo que hace. El segundo no hace más que convencerse definitivamente de lo que ya vio en Japón: AJ Styles es uno de los wrestlers más completos del mundo.

La asignatura pendiente era su desarrollo en promos y la comodidad ante el escollo de dirigirse frente a frente y en directo a miles de personas. Aquí, Styles ha aprobado con creces, desarrollando una naturalidad al micrófono impropia en su carrera y logrando aglutinar en torno a sí mismo catchphrases pegadizas y una presentación superlativa.

Nos encontramos a mediados de 2017 y la fórmula de AJ Styles, lejos de agotarse, continúa en auge. Se ha mantenido en la marca azul tras el WWE Shake Up, por lo que ahora tiene la oportunidad de medirse a caras menos familiares e iniciar nuevas rivalidades. Más lejos o más cerca del título mundial, AJ Styles ya es, con poco más de un año de experiencia en el vestuario, una de las figuras principales de la WWE y la cara de Smackdown Live. Porque, como él mismo dice, este es el lugar que ha construido. La causa y efecto de la noche de los martes. The house that AJ Styles built!