LA HISTORIA

Seminario, cinco años de espera para vestir de blaugrana

Helenio Herrera lo quiso fichar para el Barça en 1959, pero recaló en la entidad catalana cinco años después...

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Juan Seminario con la camiseta del FC Barcelona en los prolegómenos de un partido jugado en el Camp Nou / sport

David Salinas

En el verano de 1964 el fichaje de Juan Roberto Seminario Rodríguez ilusionó al barcelonismo. Nacido en Piura (Perú) el 22 de julio de 1936, llegó para liderar la delantera del equipo que dirigía César Rodríguez. Tenía 27 años y estaba en el cénit de su carrera. Seminario, que procedía de la Fiorentina, concretaba un sueño que se había frustrado cinco años antes.

"Después de jugar el Sudamericano de 1959 con mi selección en Argentina, Helenio Herrera, entonces entrandor del FC Barcelona, vino a buscarme. Ni me lo pensé: ¿Cuándo nos vamos, míster?, le dije". Pero surgió un problema: la Federación Española no lo pudo inscribir. "Yo jugaba en el Deportivo Municipal y mi equipo, si había una buena oferta, estaba dispuesto a traspasarme al extranjero. Así que dio poderes a Diego di Leo, un árbitro italiano que estaba en Perú, para que buscara un club europeo. Y encontró el Zaragoza". Hubo lío a la vista: duplicidad de contratos. Barça y Zaragoza no se pusieron de acuerdo y la solución pasó por buscar un tercer equipo. Seminario había llegado a posar con la camiseta del FC Barcelona en el Camp Nou junto a su compatriota Loayza y el meta argentino Medrano, también reclutados por el Mago tras el Sudamericano de 1959.

Apareció entonces el Sporting Club de Portugal, el popular Sporting de Lisboa. Y allí terminó Seminario en octubre de 1959, presentado ante 40.000 espectadores. Jugó dos años como extremo por banda izquierda, "aunque me metía por todos lados. Era joven". Dejó huella. Tanta, que cuando lo vendieron al Zaragoza, en el verano de 1961, que no se había olvidad de él, "la hinchada se fue al centro de Lisboa, a la sede del club, en la rúa do Passadiço, a protestar por mi venta, lo que provocó la renuncia de la directiva y el cuerpo técnico". Sus destacadas actuaciones hicieron que lo apodaran el 'Expreso de Lima' por su rapidez de ejecución, fogosidad y virtuosismo, siempre al servicio del colectivo.

Ya en Zaragoza, temporada 1961-62, Seminario acreditó la fama que había cosechado en Portugal. Se proclamó pichichi con una producción de 25 goles en 30 partidos. Jugó todos los minutos de esos 30 partidos de Liga. El equipo maño fue cuarto con 35 puntos, por detrás del Real Madrid (43), FC Barcelona (40) y Atlético de Madrid (36). Empezó el siguiente curso, 1962-63, jugando 8 partidos de Liga (8 goles), pero abandonó la entidad aragonesa en noviembre de 1962 para poner rumbo a Florencia (Italia).

La Fiorentina hizo un esfuerzo para hacerse con sus servicios y, después de estar el jugador convencido, se llevó a cabo la operación. "Me pareció bien si los dos equipos también lo estaban. Era un paso más". En Italia siguió marcando goles hasta la temporada 1963-64, pero no ganaría nada y nunca se sentiría cómodo, especialmente por los férreos sistemas tácticos imperantes en el fútbol transalpino y por las concentraciones, que siempre odió. Seminario no era de esos a los que el técnico de turno pudiera decir "usted se pega a la banda y..." o "guarde la posición en el centro para atraer a los centrales y...". No. Seminario era especial porque tenía ese punto anárquico e imprevisible que lo disparaba a cualquier posición de la delantera para castigar al rival. Allí donde viera que podía hacer daño, ahí que iba.

El Barça, después de cinco años, recuperó su viejo interés por el 'Loco'. "Me llamaron así en Perú recién empecé. Hacía cosas que nadie esperaba dentro del campo como regates, cambios de ritmo... Estas cosas que salían de forma espontánea. Con 'Loco' me quedé siempre", recuerda. Seminario había empezado en el Deportivo Municipal de Lima en 1954, donde jugó con los ediles hasta 1959. Tardó poco en alcanzar la internacionalidad absoluta con Perú y en un duelo con Brasil, en Maracaná, "le saqué el alma" al gran Djalma Santos. "Lo dominé", como también hizo "con otro zaguero imponente, el uruguayo Rodrigo Andrade, apodado la Perla Negra".

Firmó por el Barça una temporada (1964-65) dado que la reglamentación vigente prohibía la contratación de extranjeros en el año que precedía al Mundial (Inglaterra 1966). De todas formas, había dudas al haber jugado el peruano años atrás en el Zaragoza y disputar la Copa, entonces un torneo en el que se excluían a los foráneos. La decisión quedó en manos de la Delegación Nacional de Deportes, que acabó resolviendo de forma satisfactoria su caso.

El entrenador del Barça era César Rodríguez, un técnico con el que había coincidido en el Zaragoza y por el que sentía un gran respeto, además de tener una muy buena amistad. Tanta, que emprendieron un negocio conjunto en Mallorca abriendo un hotel. La presencia del 'Pelucas' en el banquillo catalán fue clave para que Seminario cambiara de aires. Pero el técnico leonés fue fulminado en noviembre de 1964, después de perder el Barça 5-1 en el campo del Levante un partido de Liga. Entonces cogió el equipo Vicente Sasot, pero el equipo cubriría una temporada sin ganar nada. Uno de sus mejores momentos de su primer año como barcelonista lo vivió en la primera eliminatoria de la Copa de Ferias, contra su exequipo, la Fiorentina. Ganó el equipo viola en el Camp Nou (0-1) pero, en la vuelta, el Barça ganó 0-2, con goles firmados por el astro peruano. Justo después llegaría la anteriormente comentada hecatombe contra el Levante.

En el curso siguiente, 1965-66, ya con Roque Olsen en el banquillo, mantuvo discrepancias con el entrenador argentino. Tampoco ganó nada, aunque quedó pendiente para el curso 1966-67 la final de la Copa de Ferias, que ganaría contra el Zaragoza, su exequipo (0-1 y 2-4). Con Olsen tuvo problemas él y los jugadores más destacados del equipo. "Decía que las estrellas no dábamos la talla...", recuerda. En estas dos últimas temporadas solo jugó 13 partidos de Liga y tres de Copa de Ferias, pero "siempre he estado agradecido al Barcelona y a su afición. Me trataron muy bien y me hicieron llegar su estima y cariño".

Seminario, después de tres temporadas en el Camp Nou, pasó por el Sabadell, donde permaneció dos ejercicios (1967-68 y 1968-69). Jugó en Primera con Isidro -el padre de Quique Sánchez Flores-, Marañón y Pujol. Inauguró la Nova Creu Alta, con Pasieguito en el banquillo. Y después hizo el camino de vuelta. Regresó a su país para seguir jugando. Primero en el Atlético Grau de su Piura natal (1969). Con el elenco albo hizo su primera incursión en el mundo de los banquillos y acabó perdiendo la categoría. Después se fue al Juan Aurich de Chiclayo (1970-71). Luego colgó las botas en el Atlético Torino de Talara (1972), donde simultaneó las funciones de jugador y entrenador. "Estar en el banquillo era muy jodido. En cualquier momento podía darte un ataque en el corazón... No, no, eso no era para mí. Además, cuando las cosas iban bien, eras un fenómeno, pero cuando iban mal, te mataban".

Fue entonces, al desvincularse del fútbol, cuando se dedicó a su familia y a sus negocios, entre ellos el hotel que tenía en Palma y que se vendería en 1998. Hoy vive a camino de Perú y España, donde residen sus cuatro hijos: Juan Carlos, Alejandro, Luis y Gabriela.