Juanito: Arte canario

Veloz y escurridizo extremo, defendió la camiseta del FC Barcelona dos temporadas y media. Ganó la Liga 1973-74 y dejó un recuerdo imborrable

juanitodiaz

Juanito, con la camiseta del FC Barcelona, el día de la presentación del equipo en el verano de 1972. / Antoni Campañà

David Salinas

En la madrugada del miércoles 3 de abril del 2013 fallecía en el Hospital San Juan de Dios de Santa Cruz de Tenerife Juan Díaz Sánchez, Juanito, víctima de una insuficiencia pancreática. Tenía 64 años. Apodado 'El Vieja', recaló en la entidad barcelonista en marzo de 1972 y permaneció en ella hasta junio de 1974.

Nacido el 6 de octubre de 1948 en el barrio de Buenos Aires de Santa Cruz de Tenerife pero criado en el de Taco, en San Cristóbal de La Laguna, Juanito fue el tercero de ocho hermanos de una humilde familia. Empezó a jugar en el Nivaria y de allí pasó a los aficionados del CD Tenerife, club que defendió en distintas categorías entre 1965 y 1971.

El FC Barcelona se interesó por él a mitad de la temporada 1971-72 por sus características: velocidad y facilidad en el regate. Jugaba de extremo por ambas bandas y la prensa madrileña lo bautizó como “el canario de los cinco millones”, cantidad que abonó el club barcelonista por sus servicios. El Barça ya le había echado el ojo en un amistoso jugado en Tenerife que acabó con derrota catalana (4-1).

Llegó para cubrir la baja de Carles Rexach, lesionado contra el Sabadell cuando iba a ejecutar una falta indirecta, y en un abrir y cerrar de ojos pasó de jugar en Segunda a hacerlo en Primera. Asumió el reto con mucha confianza y seguridad. “Ahora es cuando viene el momento más difícil de mi vida futbolística”, confesaba Juanito a la revista 'Barça'. Y agregaba que “no temo al fracaso. No me asustan ni los fantasmas”.

Para el FC Barcelona solo tenía palabras de elogio: “Fichar por el Barça es lo máximo a que puede aspirar un futbolista, tanto por lo que representa económicamente como por el prestigio deportivo que ello supone”. Y confesó que “me pareció haber crecido un palmo cuando me dieron la noticia del fichaje”.

De su llegada a Barcelona siempre recordaba que “me hicieron más fotos en un día que en toda mi vida” y que “me hicieron una foto con Sara Montiel, con la que coincidí en el vuelo. Después envié el recorte a mi mujer y me llamó por teléfono para decirme: “¡Con que esas tenemos ya el primer día! Llegas y ya sales fotografiado con una artista!”.

Juanito llegó al Barça casado con Dolores y con tres hijos: Juan y Loli (gemelos) y José Miguel. Después llegarían Mercedes y Alicia. Jugó un total de 52 partidos oficiales y marcó 7 goles que repartió así: 43 de Liga (5 goles), 3 de UEFA (1 gol) y 6 de Copa (1 gol) entre las temporadas 1971-72, 1972-73 y 1973-74. En su última campaña se proclamó campeón de Liga junto al entonces crack del equipo, el holandés Johan Cruyff. En ese campeonato fue protagonista: 17 partidos y 1 gol.

Instalado en Barcelona, Juanito llevó a su hermano mayor Quico a la Península. Parecían gemelos. Se llevaban un año y era casi como dos gotas de agua. Jugaba de central y se alineó en un amistoso jugado en el Fabra y Coats. Lo vio Ferdinand Daucik, entonces entrenador del Sant Andreu, y se lo llevó al club cuatribarrado. Después pasó por el Cornellà y el Andorra. Quico guarda muchas anécdotas de esos años en la Ciudad Condal, una de ellas en el Camp Nou.

Jugaba el Barça un partido de competición europea en el Camp Nou y Quico estaba en sentado en la tribuna. Se le acercó un seguidor y le dijo:

- ¿Juanito, me firma un autógrafo? -Me confundió con mi hermano, claro.

- Perdone usted, pero se equivoca de persona -respondí.

- ¡Siempre igual! Cuando son populares ya no quieren saber nada de nadie...

- No se preocupe. Le firmo el autógrafo, no tengo problema, pero cuando salga el equipo fíjese en el número 7, ése sí es Juanito -le dije.

Así lo hizo. Luego, desde su localidad, se dirigió a mí: “¡Pero si son idénticos!”. Ese día Juanito anotó el segundo gol con el que el Barça derrotó al Niza.

Finalizado el contrato con la entidad catalana, 'El Vieja' -­­llamado así cuando empezó a jugar en el Nivaria porque “era chiquito y muy morenito de piel. La cosa empezó de broma y 'El Vieja' me quedé”- rememoraba hace unos años en las páginas del 'Diario de Avisos'- hizo escala en Alicante para jugar con el Hércules CF. Dos años en el club blanquiazul (1974-75 y 1975-76) fueron los que aguantó el canario, que se fue peleado con el entonces entrenador Arsenio Iglesias.

La siguiente etapa la cubrió en las filas de la UD Salamanca. Cinco temporadas. Consolidado, Juanito ofreció allí grandes tardes de fútbol a la afición charra. Regates imposibles en la banda, toques exquisitos, también algo de anarquía en el campo... Juanito en estado puro. El arte canario.

Regresó a su Tenerife natal para volver a vestir los colores del Tenerife. Aunque en Segunda, y con menos presión, siguió deleitando a la que había sido su primera afición. Colgó las botas en el Mensajero, en Tercera, donde jugó algunos meses.

Retirado del fútbol, trabajó un taxi de propiedad y, más tarde, fue conductor de ambulancias. Llevando a cabo este servicio de transporte sociosanitario la enfermedad empezó a dar los primeros síntomas que desembocaron, tiempo después, en su fallecimiento. El entierro tuvo lugar el jueves 4 de abril del 2013 a las 10 horas en el Tanatorio Servisa (autopista Santa Cruz-San Cristóbal de La Laguna, kilómetro 5). El FC Barcelona y la Agrupació Barça Jugadors (ABJ) le hicieron llegar sendos detalles floreales. También la Peña Pedrito del barrio de Salamanca.

Quico, su hermano casi gemelo, fue uno de los más afectados por el adiós de 'El Vieja', el primero de los hermanos en irse. “La familia siempre estuvo muy orgullosa de él. Era un tipo fabuloso, muy querido por todo el mundo, un buen hombre... Me quedo con los inolvidables momentos que pasamos juntos, con sus regates, una maravilla. Tengo ya muchos años y en mi vida he visto extremos que puedan jugar igual por una banda u otra como Juanito. Y agradezco a Daniel, el médico que tuvo cuidado de él, así como al equipo de enfermeras del Hospital San Juan de Dios, el trato que le dispensaron en todo momento. Eso tampoco se olvida. Nunca. Prueba de lo querido que fue lo vimos en el funeral. Mucha gente. Una locura. Se nos fue un grande...”.