Mikel Landa es el futuro

Landa, rodeado de Froome y Aru, una de las sensaciones del Tour

Landa, rodeado de Froome y Aru, una de las sensaciones del Tour / EFE

Agustí Bernaus

Agustí Bernaus

Mikel Landa representa la penúltima esperanza del ciclismo español. Su aportación ha sido decisiva para que Chris Froome haya ganado su cuarto Tour sin que Romain Bardet y Rigoberto Urán  hayan podido hacerle saltar por los aires.

El alavés se ha jurado ir de jefe de filas la próxima temporada y, por lógica, el mejor ciclista de este país tiene que estar en el mejor equipo. Movistar ya le ha echado las redes, pero en la formación de Eusebio Unzué primero deben recomponer la formación después de la crisis que ha abierto la ronda francesa.

Landa ha corrido el Tour sin equipo, sin ayuda, volcándose en Froome. Este era el pacto con el equipo Sky después de haber disputado el Giro de Italia.

La formación británica, en lugar de cambiar sobre la marcha improvisando a medida que avanzaban las etapas y Landa se veía con posibilidades de terminar en el podio junto al líder del equipo, se mantuvo fiel a su esquema. Todo por Froome.

El problema es que Landa a mitad de Tour ya no tenía hechuras de lugarteniente. Había crecido hasta el punto de convertirse en el mejor ciclista de un país acostumbrado a los éxitos de Alberto Contador y Alejandro Valverde, que ha adoptado a Nairo Quintana a la espera del cambio generacional. 

Al alavés le recordaron en Sky cual era su papel y lo cumplió a la perfección. Pero es que además ha terminado a un segundo del podio. Sería un temeridad afirmar que si Froome se hubiera desmoronado el alavés hubiera podido ganar el Tour.

Sin Froome en el pelotón, el Tour se habría convertido en una carrera salvaje, sin un patrón, con descalabros mayúsculos y hachazos continuados. En ese nuevo escenario, la evolución de Landa y de cualquier otro corredor, es imprevisible.

En cualquier caso Landa ha demostrado su potencial. El alavés comenzó de lugarteniente pero ya no sirve de segundo. Su físico 'in crescendo' ha cambiado su mentalidad. Le ocurrió lo mismo hace dos años con el equipo Astana.

Terminó en el podio del Giro de Italia, pero con lágrimas en los ojos por tener que someterse a las necesidades de Fabio Aruque acabó segundo por detrás de Contador, gracias a su labor. También era lo pactado.

Sin duda, las dos experiencias le han ayudado a madurar. Con 27 años Landa está en el mercado. Es la pieza más valiosa del pelotón internacional. UAE Team, antiguo Lampre-Merida, ha duplicado su presupuesto para la próxima temporada. Llegará a los 30 millones de euros para ir en busca de un jefe de filas sólido.

El sudafricano Louis Meintjes, de 25 años, aunque es un buen escalador no tiene por ahora el perfil de un ganador de una gran prueba por etapas. Este año acabó en el 'top ten' pero a más de ocho minutos del ganador. Landa encajaría en su estructura en la que también militan Rui Costa y Diego Ulissi, pero el equipo tendría que reforzarse considerablemente.

La propuesta de Movistar, menos cuantiosa económicamente, parece más razonable. La formación de Eusebio Unzué tiene una estructura a la altura de las mejores del mundo, saben interpretar el ciclismo de las grandes pruebas por etapas y no habría problemas de calendario ni de liderazgos.

El interés por ambas partes ha crecido y es muy superior al de hace unos años. Movistar necesita un ciclista como Landa para dar tiempo a Marc Soler, que con 23 años acudirá a la Vuelta a España pero no como jefe de filas, sino como un outsider de lujo, por supuesto.