Las principales figuras se unen para reivindicar un calendario más reducido

Tambores de guerra en el tenis

El circuito femenino redujo su calendario. Ahora son los hombres los que quieren lograrlo y, por primera vez, parece que son una voz única

Neus Yerro

El 22 de septiembre de 1997 un tal Roger Federer hizo su entrada en el ranking ATP. Era el 803 del mundo. Ha llovido mucho: el suizo ha batido récords, ha sido líder indiscutible y se ha implicado, junto a Rafa Nadal y Novak Djokovic, en el devenir del circuito profesional. Ahora, como presidente del Consejo de Jugadores, puede vivir sus días más convulsos. Suenan tambores de guerra, más fuertes que nunca, fruto de una reivindicación antigua y, hasta la fecha, sin solución.

Está más que demostrado que el tenis es uno de los deportes más exigentes... si no el que más. Hay un mínimo de torneos que los 30 primeros deben disputar: los cuatro Grand Slams, ocho de los nueve Masters 1000 (Montecarlo es opcional) y cuatro de los 11 'ATP 500' (como Barcelona o Valencia) y pueden añadir aún un par más... además de la Davis y, si acabas en el 'top 8', las Finales ATP en Londres. Una media de 18 o 19 torneos anuales. Pueden caer pronto en algunos pero en la mayoría llegan a últimas rondas. Quedan tres meses de competición y Nadal ya ha disputado 72 partidos. Y esto, año tras año. Exigencia máxima a cuerpo y mente.

Son los primeros del ranking quienes promueven una rebelión. Con varios frentes abiertos ¿muchos no entenderán que jóvenes millonarios pidan más dinero, aunque la proporción que reciben es reducida (13%)¿, el calendario es el punto de unión. Nadal, Andy Murray y Andy Roddick son, por ahora, los más 'activos'. Rafa denuncia una situación que no gusta al colectivo. Fue el primero que insinuó la posibilidad de una huelga, inédita pero no descabellada según Martina Navratilova. La idea germinó en los pasillos del US Open ¿como en 1973, en otros pasillos del 'grande' neoyorkino, nació la ATP¿ y fue secundada por Murray y Roddick. Hay que negociar con organismos reacios a los cambios más nimios (se redujeron dos semanas para 2012 juntando Bercy y las Finales ATP, sin quitar nada). En especial, los Grand Slams.

El boicot era el arma empleada históricamente por los jugadores. Wimbledon aún recuerda el de 1973: más de 80 jugadores renunciaron (entre ellos el campeón, Stan Smith) por la exclusión del yugoslavo Nikki Pilic, enfrentado a su federación. El actual es el momento más `delicado¿ desde que en junio de 2003, el entonces presidente de ATP, Mark Miles, insinuara crear un circuito paralelo si los Grand Slams no aumentaban sus premios. Los jugadores dicen que están dispuestos a llegar “hasta donde haga falta”. Shanghai (10-16 octubre) tiene un atractivo añadido: podrían reunirse, a iniciativa de Murray, para confeccionar un documento con el que negociar. ¿Cuál será su petición? ¿Reducir los torneos obligatorios para los `top¿? ¿Calendario menor como lograron en el WTA Tour, que acaba un mes antes? ¿Cambiar el sistema de puntuación? Interesante debate...