Open de Australia 2015

Rafa Nadal, a octavos de final

Con los ecos de la derrota de Roger Federer en la grada de la Rod Laver Arena, Rafa Nadal resolvió en tres sets su duelo con el israelí Dudi Sela: 6-1, 6-0 y 7-5. El tenista de Manacor accedió a los octavos de final, ronda en la que se medirá al surafricano Kevin Anderson

El partido que necesitaba Nadal

Rafa Nadal necesitaba un partido plácido y lo tuvo / sport

Neus Yerro

Rafa Nadal salió a la Rod Laver Arena, sacudida todavía por la eliminación de Roger Federer, decidido a no sufrir. O a sufrir, al menos, lo mínimo. Y lo consiguió: 6-1, 6-0 y 7-5 sobre el israelí Dudi Sela, 106 del mundo, en dos horas y cuatro minutos de juego. Fue un partido con dos fases bien diferenciadas: una primera, de casi una hora y dos sets de duración, en la que Nadal fue el amo y señor; en la segunda, todo el tercer parcial, en el que el tenista de Manacor estuvo más errático, más dubitativo, circunstancia que aprovechó Sela, un tenista cuyo talento no ha tenido premio en su palmarés, para incomodar y crear algunas dudas a Rafa.

Todos los ojos estaban puestos en Nadal tras lo sucedido en la ronda anterior. Había que comprobar si físicamente se había recuperado del golpe de calor y posterior deshidratación que le llevó a un agónico duelo con el estadounidense Tim Smyczek. Salió como un ciclón: sirvió bien, restó agresivo, dominó con su derecha, demoledora, logrando hasta 19 golpes ganadores en los dos primeros sets. No sólo remataba los puntos desde la línea de fondo, también en la red. Se le veía rápido de movimientos, con chispa, concentrado en todo momento.

Tras 57 minutos, ya gozaba de una ventaja de dos sets a cero. Parecía que el duelo estaba visto para sentencia. Pero cambió el escenario: Sela se dijo de perdidos al río y cambió su táctica, golpeando (y puede hacerlo tanto de derecha como de revés), abriendo ángulos, ejecutando dejadas a las que era imposible responder... Coincidió con el momento en el que Nadal bajó un poco de intensidad, algo que se recriminaría a sí mismo avanzada la manga, de concentración, en el que dio un paso atrás. Dejó de mandar con autoridad Rafa y quizá aparecieron las dudas propias de la inactividad y del sufrimiento de la ronda anterior. El israelí se creció y tuvo, incluso, la oportunidad de poder alargar el duelo. Pero no pudo convertir ninguno de los siete puntos de 'break' de que dispuso en el encuentro y eso lo acabó pagando.

Salvó tres puntos de partido Sela pero la sentencia estaba al caer. Y, cuando lo hizo, Nadal se sintió feliz y aliviado. Había recuperado sensaciones con sus golpes, confianza...y sin un desgaste excesivo. El partido que le convenía a Rafa antes de citarse el domingo, en octavos, con el surafricano Kevin Anderson, que dio cuenta del francés Richard Gasquet por 6-4, 7-6 (3) y 7-6 (6). No se ven las caras desde el Masters 1000 de Toronto en 2010, enfrentamiento que concluyó con victoria de Nadal por 6-2 y 7-6 (6). Un rival que puede ayudar a descubrir cómo está Nadal.