LA ENTREVISTA DEL DÍA

Manuel Orantes: "¿Por qué juego al dominó? No encuentro nada que me motive"

Se han cumplido 40 años de su triunfo en el US Open. Ha sido jugador, técnico, capitán de Copa Davis antes de pasar a segunda línea por su amor al tenis. Ahora disfruta de la vida

Manuel Orantes

Manuel Orantes / sport

Neus Yerro

Qué rápido pasan los años… 

Me llaman y me dicen 40 años… la cabeza no va tan rápido. Me hicieron un homenaje en Montecarlo y también me harán uno en el Masters de Londres (maestro de dobles en 1975 y un año después, de individuales) ¡Y a mí no me parece que haya pasado tanto!

¿Qué recuerdos guarda de esas victorias, en especial, del US Open?

Si no ganabas uno de los grandes no cambiabas tu status… Es mi único Grand Slam. Y ganar a Nastase en cuartos, a Vilas en semis y a Connors en la final aún sabe mejor. Cuando me tiré al suelo pensaba ‘¡qué suerte has tenido!’ Trabajé mucho, luché, pero conocía a mucha gente que había hecho lo mismo y no había tenido esa suerte. Te consideras un privilegiado.

Un privilegiado muy respetado…

Los jugadores siempre me han considerado y eso que perdí dos o tres años por el paso a profesionales. Quizá mi historial sería aún mayor.

En ese proceso llegó la famosa e irrepetible huelga de Wimbledon…

Tomaron una mala decisión al no dejar jugar a Niki Pilic. El había declinado jugar la Copa Davis por Yugoslavia por lesión y la Federación Yugoslava le impuso una suspensión de dos años que la Internacional apoyó. Nosotros decidimos que cualquier torneo que adoptara esa medida y no le dejara jugar tampoco podría contar con ninguno de nosotros. Sólo lo hizo Wimbledon… y allí nació la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales). 

¿A usted le costó dejarlo?

No. Ya había tenido muchos problemas de lesiones, operaciones... Ya no podía disfrutarlo. Y cuando has estado arriba y los resultados ya no acompañan ¿qué necesidad hay de seguir? Lo más difícil es saber ¿qué haré a partir de ahora? A mí me gustó lo de ayudar a niños y vine al CT La Salut y después al Bonasport. Pero al ver que no te valoran, te quemas. Federación, padres, etc., consideran que es tu obligación cuando yo lo hacía completamente gratis. 

Pasemos a hablar del tenis español, usted vivió una época difícil en la capitanía de Copa Davis, con el equipo también en segunda…

Pero fue distinto. Entré en la capitanía cuando el tenis español estaba muy mal. Mi objetivo era trabajar e hice debutar a jóvenes como Javier Sánchez Vicario o Sergi Bruguera. Pero había dos entrenadores (‘Pato’ Álvarez y Lluís Bruguera) que no se llevaban bien y que querían imponer, sobre todo ‘Pato’, su criterio.

¿Le apoyó la Federación?

Les dije que la política deportiva debía llevarla a cabo la Federación. Y si no era así, que me iba. Yo tuve de capitán a Jaume Bartrolí y nunca le dije lo que tenía que hacer. Creo que la capitanía de Copa Davis sirve para premiar a jugadores de cierto nivel y que pueden influir en los jóvenes para que jueguen al tenis.

Después pasó usted a una segunda línea, a trabajar con la base. ¿Es lo que más le gusta?

No, me gusta el tenis. Como a muchos otros ex jugadores que están desaprovechados...

¿Reivindicando?

Bueno, creo que habría que aprovechar a todos los que han sido importantes. Si los padres ven una persona de ese nivel trabajando con su hijo, les escucharán. 

¿Hablamos de futuro?

Te contaré una cosa… ¿conoces a Eduard Güell? Ese chico tiene una cabeza, un físico y un tenis privilegiados. Se lo llevaron al CAR porque le pagaban la beca y él, cuando viaja, va a una pensión y su entrenador, a un hotel de cuatro estrellas. O un día, que jugaba un torneo en el extranjero y cuando llegan al club el entrenador le dice ‘juegas a las dos, yo me voy a hacer turismo y ya vendré’. ¿Y la Federación tiene que respetar algo así?

Yo creo que no pero, vamos, que el futuro no pinta bien…

Puede volver a pasar lo de los 90 cuando se vayan Nadal, Ferrer y compañía… no se veía relevo, el tenis estaba muy mal. No hay estructura. Con los últimos cuatro presidentes de la federación no habré hablado de tenis ni cinco minutos. A mi me encantaría estar ligado al mundo del tenis pero ¿por qué juego al dominó?

Dígamelo…

Porque no encuentro nada que me motive.