Gemma Mengual, más allá del agua

Gemma Mengual, protagonista del SPORT&STYLE

Gemma Mengual, protagonista del SPORT&STYLE / VALENTÍ ENRICH.

Carme Barceló

Carme Barceló

Aún la paran por la piscina en Budapest y le preguntan por qué no compite. No hace ni un año estaba en Río, vivía otros Juegos Olímpicos y decidía que iba a ser la última vez. Desde el podio de los 40, una de las mejores nadadoras de sincronizada de la historia ve la vida con un pie dentro de la piscina y el otro, fuera.

Gemma ha evolucionado y sigue creciendo en la tierra. Más de media vida en el agua la ha llevado también a dise- ñar una colección cápsula de biquinis para la firma Dos Mares que “es algo que tenía ‘in mente’ desde hace mucho tiempo y que este verano se ha hecho realidad. En invierno presentaré algún bañador y el próximo año la colección será mucho más completa”. Mujer inquieta, continúa con sus negocios de restauración al que sumará una nueva apertura de la mano de su pareja y algunos proyectos más. Pero Gemma Mengual sigue en el agua. Desde fuera, entrenando al dúo mixto, apoyando a Ona Carbonell y ayudando al equipo. Aunque la han tentado para que siga, “la competición es muy dura y ya no me toca”, confiesa. Y añade que “estoy en forma y podría hacerlo pero es más por desgaste mental que físico. Son muchos años y este deporte es poco agradecido en muchos aspectos. A mí me apasiona y me lo ha dado casi todo, me encanta bailar en el agua y hacer exhibiciones pero competir… ya no. Es difícil que te valoren porque es un deporte muy subjetivo así que ahora prefiero mirármelo desde la distancia y esas sensaciones que aún siento trasladarlas a otros”. Así lo ha hecho con Ona, apoyándola y acompañándola en esta preparación para el Mundial que ha culminado con dos medallas de plata. Aunque su entrenadora es Esther Jaumà con la ayuda de Virginie Dedieu, Gemma está ahí. “Siempre he estado y estaré a su lado -explica- porque la conozco, sé como motivarla y proporcionarle esos pequeños estímulos que sé darle”.

Cree que Carbonell “ha hecho una gran competición y cada vez está más cerca del oro. Su solo era mejor que el de la representante rusa. La coreografía, la puesta en escena… Ha madurado mucho como nadadora. Aunque ya sabemos lo difícil que es, los jueces la valoran cada vez más”. Ona ha igualado las 20 medallas mundialistas que ella consiguió, algo que la hace “inmensamente feliz. ¡Ojalá sean muchas más!”. Tras Budapest la esperan dos campus y su Formentera querida, la isla en la que ha encontrado siempre la paz y la inspiración que necesita. Antes, para competir. Ahora, para seguir creciendo más allá del agua.