Rafa Nadal supera un debut plagado de minas

Rafa Nadal suma ya 75 victorias en la tierra batida de París

Rafa Nadal suma ya 75 victorias en la tierra batida de París / AFP

Neus Yerro

Rafa Nadal siempre tiene dudas, siempre tiene nervios antes del primer partido en Roland Garros. Ni siquiera habiendo ganado nueve veces y llegando en un gran momento de forma y de tenis eso cambia.

Cuando, encima, te toca en suerte un rival con 'trampa', tan talentoso como irregular, que, además, es francés, y que tendrás que jugar en la Suzanne Lenglen... la concentración debe ser máxima.

Y así fue. Paire, que llegó a ser número 18 del ranking mundial, hizo honor a su calificación de tenista atípico e incómodo para cualquier rival. Pero en el circuito saben que, si uno no pierde la paciencia, aguanta los envites que pueda dar y aprovecha sus opciones, las probabilidades de victoria aumentan.

La irregularidad de Benoit, ante un rival como Rafa, que adquiere una cadencia que mantiene constante (e incluso puede imprimir una velocidad más si lo necesita), puede significar la sentencia. Más aún cuando Nadal llega a la cita con las mejores sensaciones posibles y con la mayor ambición después de verse privado de poder competir el año pasado por culpa de una lesión en su muñeca. Incluso la derrota en cuartos de final de Roma puede haber jugado a su favor para poder llegar más fresco a la cita.

El primer set fue, realmente, un visto y no visto: 6-1 en apenas 26 minutos. Un parcial perfectamente jugado por Nadal. Parecía que la línea se mantenía en los inicios de la segunda manga pero una dejada fallada por el balear en el segundo juego le provocó un bajón (bolas más cortas, peores porcentajes con el servicio...) que aprovechó a la perfección Paire para situarse, por primera vez, con ventaja en el marcador.

Sin embargo, no debería haber olvidado el galo contra quién estaba jugando. Quiso que la grada le llevara en volandas pero ésta estaba dividida no en vano al otro lado de la red estaba el nueve veces campeón, el hombre que persigue un hito sin precedentes en el tenis masculino en la Era Open (sí en el femenino, los 11 Open de Australia de Margaret Court, récord absoluto).

Tras ver anulada su ventaja, Benoit dispuso de dos puntos para situarse con 5-3 y servir para anotarse el segundo set. En lugar de eso... 5-4 y saque para el balear. Que no perdonó.

Paire se desesperó. Después, pidió la atención del fisioterapeuta tras el juego inicial de la tercera manga. Se tocaba el estómago. El francés percibía insalvable la distancia hacia el triunfo. Y Nadal se dio cuenta de esa carencia de fe en la victoria de su oponente y se dirigió, con mayor firmeza si cabe, en pos de un nuevo triunfo en París, el número 73 de su carrera (por sólo dos derrotas).

En la próxima ronda le está esperando desde el domingo el holandés Robin Haase, que dio cuenta del australiano Alex de Minaur, invitado de la organización por el acuerdo entre las federaciones internacionales, por 6-2, 6-3 y 6-1.